12 de marzo de 2008

“Pedro, un chico preguntón”

Pedro es un chico, listo, bastante activo pero por sobre todo extraño, yo diría que muy extraño para el común de la gente extraña, pero en fin ese no es el punto. El punto es que Pedro tiene un problema por el cual le cuesta mantener sus relaciones sociales, más aun, le cuesta mucho mantener una conversación sin que lo terminen odiando, y la causa de esto es simplemente que Pedro es muy preguntón, si, muy preguntón, tanto así, que yo diría que es muy preguntón para el común de la gente preguntona. Tantas preguntas puede hacer Pedro en una conversación, que ni hasta el más inteligente ser humano podría responderlas todas, no por que no quiera hacerlo, si no por que no sabría las respuestas. Yo se que es difícil pensar que alguien pueda tener suficientes preguntas como para aburrir a otro alguien, pero así es Pedro. Figúrense ustedes que un día Pedro se acerco a un curita de su colegio, (a todo esto, pedro va al colegio, cursa 3º medio en el colegio san Ignacio) ya que, como no es raro, tenía ciertas dudas que quería aclarar y a criterio de él, el mas indicado para responderlas era un curita.- Hola padre- le dijo Pedro.
- Que no sea él, que no sea él, que no sea él- pensó el curita, que estaba dándole la espalda.
- ¡Hola pedro!- exclamo efusivo el sacerdote al darse vuelta, y pensaba – ¿Por qué dios? ¿Por qué me mandas a este niño? ¿Que acaso quieres comprobar lo buen sacerdote que soy? pues déjame decirte que no es necesario que lo hagas de esta forma.
- ¿Como está? - le preguntó Pedro afablemente.
- Ya empezamos con las preguntas- pensó el hombre de dios, a la vez que le decía – Pues muy bien hijo mío ¿y tu, como te encuentras?
- Bien padre, solo que con algunas dudas que están asaltando mi cabeza -respondió Pedro, mostrando algo de intranquilidad.
- Para variar un poco- pensó el cura y preguntó – ¿A sí? ¿Y cuales serían esas dudas?
- Lo que pasa padre, es que últimamente e estado dudando mucho si es que realmente existe dios, a raíz de esto me han surgido dos preguntas. ¿Seré pecador por dudar de dios?- pregunto Pedro.
- Pues claro que no Pedro, es muy normal que uno tenga dudas sobre su fe, lo importante es que sepas canalizarlas bien y no te quedes entrampado en ellas- respondió muy convincente el cura.
- Bien entonces siendo así, ¿dios no estaría enojado conmigo por eso cierto?- volvió a preguntar Pedro algo inseguro.
- Para nada pedro- respondió el sacerdote y soltó una risa.
- Ahh, pero entonces padre, dios ¿existe o no existe?- le pregunto Pedro, esperanzado en que él resolvería sus dudas.
- el cura se puso tenso y pensó- si no termino esta conversación ahora, no será jamás- así que pregunto a Pedro –dime pedro ¿puedes demostrarme que dios no existe?
- Pues la verdad es que no -respondió Pedro.
- Entonces, como no puedes comprobar que dios no existe, dios si existe –dijo el sacerdote rápidamente y agrego –bueno es hora de irme amigo mío, adiós- y se marcho muy apurado, sin dejar tiempo siquiera para que Pedro se despidiera. (Falacia ad ignorantiam [Por la ignorancia])

Imagínense, si hasta los curas se aburrían de conversar con él, es que, no era como conversar, era como que Pedro interrogara a la gente, pero en fin la cosa es que a raíz de esa conversación, Pedro saco conclusiones que a muchos no les parecieron.
Al llegar a casa, pedro se encontró con la grata sorpresa de que lo estaba esperando su amigo Rodrigo (que era el único amigo que tenía, ya que era el único que lo aguantaba). – Hola Rodrigo –Saludó Pedro a su amigo.
- Hola –respondió Rodrigo, contento de ver a Pedro.
- Rodrigo ¡ya no tengo miedo de dudar de dios! –contó emocionado Pedro a su amigo.
Su madre que pasaba en ese momento por ahí, lo escuchó, se exaltó y exclamó -¡Pedro! ¿Cómo se te ocurre decir semejante sandez? ¿Que no te das cuenta de que estás pecando? ¡Dios se va a enojar contigo!
- No madre, te equivocas, un cura del colegio me ha dicho que no es pecado dudar de dios y que el no se enojaría conmigo si lo hacia, pues es normal que tengamos dudas acerca de nuestra fe. –dijo pedro muy confiado. (Falacia ad verecundiam [Se apela a la autoridad])
- ¡Pues no me importa quien te lo haya dicho! ¡Yo soy tu madre y te prohíbo que desconfíes de la existencia de dios! –grito su madre ya fuera de sus cabales y se marcho indignada. (Falacia ad baculum [Se apela al bastón])
- Que rabia con mi madre –dijo, enojado, Pedro a Rodrigo.
- No te preocupes Pedro, no hagas caso a eso que te ha dicho tu madre de que te prohíbe que desconfíes de dios, las madres siempre exageran y nunca cumplen lo que dicen –dijo Rodrigo riéndose. (Falacia ad hominem [Dirigido contra el hombre])
- En fin, también aprendí otra cosa –exclamó Pedro.
- ¿Que cosa?
+- pregunto Rodrigo.
- Es que el cura me ha dicho que como no hay forma de que comprobar que dios no existe, dios existe. Esto quiere decir que dios existe por que nosotros no podemos comprobar lo contrario –explicó Pedro. (Falacia Post hoc... [Falsa causa])
- Mm…pues eso no me parece, el hecho de que nosotros no podamos comprobar de que dios no exista, no es la causa de su existencia Pedro –dijo Rodrigo con rostro pensativo.
- De pronto interrumpió la conversación el padre de Pedro, el cual recién había entrado a la casa y los escucho hablando, les puso sus manos el los hombros, los miro de frente y luego dijo –Muchachos, ¿para que se desgastan conversando estas cosas? Díganme ustedes ¿Para qué dudar de dios? ¿Por qué no mejor creer en el y vivir nuestra vida con el? Si ustedes, los jóvenes de hoy, dejan de creer en dios, el mundo del futuro será un mundo egoísta y desconsolador, en el cual se habrá olvidado la hermandad y el entendimiento, es por esto que creemos en dios muchachos y es por eso que el existe, porque sin el nuestra vida no tendría sentido. (Falacia ad populum [Dirigido al pueblo provocando emociones]) Luego hubo un silencio desgarrador, Rodrigo tenía sus ojos llenos de lágrimas de emoción, de pronto Pedro rompió el silencio, como de costumbre con una pregunta –Papá, pero que bellas palabras las que acabas de decir, pero tu… ¿no eras ateo?
- Pues si, así que haya ustedes si creen o no creen en esas cosas –Respondió el padre y se marcho muerto de la risa. A Rodrigo esto también le pareció muy chistoso, y a pesar de haber estado casi llorando se largo a reír, en tanto que decía –bueno Pedro creo que me voy- y se marcho a su casa.
Para pedro el tema ere serio, y se sintió algo decepcionado, tanto así que largo a llorar por no encontrar respuestas a sus preguntas y que mas encima no lo tomaran enserio, pero de pronto todo el salón donde estaba se ilumino y una voz como de trompeta le habló –Pedro –dijo la extraña voz.
- ¿Quien me habla? -Pregunto Pedro asustado.
- Pues quien mas que yo Pedro, soy el único ser capaz de responder a tus dudas y e venido a hacerlo para que no llores mas –Respondió la extraordinaria voz.
- ¿Dios? ¿Eres tu dios? –Pregunto Pedro con impaciencia.
- No, no soy él, pero me parezco, soy tu profesora de filosofía Ernestina Lucchetti –Respondió nuevamente la voz.
De pronto desapareció la extraña luz, Pedro miro hacia la puerta de su casa, y efectivamente, allí estaba parada su profesora de filosofía, la cual dijo –Ven Pedro no temáis, juntos aclararemos tus dudas-
Pedro se acerco y comenzó a hacer sus preguntas – Miss ¿Dios existe? -
-esta ultima le dijo – tranquilo Pedro vamos con calma y por pasos, todo eso te lo diré pero primero acompáñame a tomar un café y a fumar un cigarrillo.
Así lo hizo Pedro, y luego de 5 horas de charla intensa, Pedro era un hombre nuevo, nunca mas volvió a hacer tantas preguntas a los demás, ya que su profesora Ernestina Lucchetti le había enseñado a filosofar. Así también logro hacerse de muchos amigos y ahora era el quien respondía preguntas y hacia que los demás se preguntaran cosas.
Y si vosotros preguntáis si es que Pedro al fin supo si dios existía o no, pues si, así que si quieren saber si es que en realidad dios existe o no, o tienen cualquier otra duda, tienen dos opciones, o ubican a Pedro o a Ernestina Lucchetti ellos sin duda estarán gustosos de responderles.

Fin.

Nombre: Matías Valdés
Curso: 3ºC
Fecha: 12/3/08

3 comentarios:

Rodrigo dijo...

Hola Matías!

Bue.. procedo a críticar tu texto.

Respecto a la caracterización de personajes, te quería felicitar por la cantidad de recursos literarios que usaste para configurar a Pedro. La estructura de su discurso y su forma de relacionarse le brindan un candor super rico (me acordé mucho de mi hermano chico.. que está en esa edad de las preguntas incesantes, que preguntan por cosas inabarcables.. o por el motor inmóvil)

Respecto a las falacias, está mal planteada la Post Hoc. Lo que tu tienes como Post Hoc es Ad Ignorantiam. Post Hoc propone que dos hechos que se suceden cronológicamente, guardan una relación de causalidad.

Bueno, eso en general.. me gustó mucho. Toma en cuenta que, aun con la pesima propaganda que le hiciste a tu chiste final, me rei igual.

Se despide atte

"Hegel, el zorrón babylon"


.. no, Dicci

Gonzalo Maruri V. dijo...

Hola Matías

Considero que tu historia en el sentido narrativo está muy buena, aunque debo reconocer que (por una manía netamente mía) tienes muchas faltas ortográficas. Detente a corregirlas. A veces los diálogos se me confundían con el pensamiento de alguien o el parlamento que estaba diciendo.

Lo mismo que el Rodrigo. Aquella falacia está un poco ambigua en el sentido de la presentación de la misma.

Ya eso. Te cuidas y nos vemos los días que quieras estudiar la Teoría del conocimiento

Gonzalo Maruri.

ValentinaCArrozzi dijo...

Dice la Sra. Ernestina Lucchetti que el post hoc, para ser tal, debiera tener una estructura distinta

(se oyen voces tras bambalinas... "los hombres y mujeres de fe que se han convertido, siempre han comenzado su camino de conversión haciéndose preguntas al respecto de la existencia de Dios, por ende, si la duda es causa de la fe, Pablito creerá" )