24 de noviembre de 2006

Claudio Cabrera, Tesis en Desarrollo - ¿Qué es la fe y porqué es tan importante para el hombre?

Claudio Cabrera A.

3° Medio C

Teoría del conocimiento

Pregunta existencial

¿Qué es la fe y porqué es tan importante para el hombre?

Es muy común que para cualquier discusión de tipo teológica, se saque como conclusión o se termine con la frase “es cuestión de fe”. Esta es la manera más fácil de defender la postura y creencias de uno, pero lamentablemente es imposible comprobar empíricamente.

Lo que yo entiendo por el concepto de fe, es aceptar y creer lo que alguien declara. En mi caso personal y el de todos los cristianos es creer, confiar, tener fe en que si seguimos el mensaje de cristo, encontraremos la vida eterna después de la muerte, el paraíso, la salvación.

Pero hay algo que diferencia a la fe de lo que en el diario vivir llamamos confianza, algo que le otorga un poder y fuerza mucho más grande. Muchas personas, al igual que yo, basamos nuestra vida, es decir, nuestra acciones, decisiones y elecciones en la fe, algo que no podemos saber si existe o no, que no hemos visto jamás y que físicamente no existe. En cambio la confianza, es algo mucho menos “ciega” si se puede llamar así, ya que, deben haber o existir hechos que reafirmen o creen nuestra confianza a otro.

Lo que hace de esta una pregunta de tipo existencial, es por lo nombrado anteriormente. Yo baso todas mis acciones de mi vida en la fe a un ser que es imposible comprobar si existe o no. Y esta fe es la que me mueve, la que me permite hacer o no hacer algo. Creo que si no tuviera esa fe en cristo, sería una persona totalmente distinta, me complica pensar si alguna vez perdiera esta fe, me sentiría vacío, sin objetivo o sentido de vida.


La fe

Omne verum, a quocumque dicatur, a Spiritu Sancto est.

Toda verdad, dígala quien la diga, viene del Espíritu Santo.

SANTO TOMÁS DE AQUINO

****

Cuando investigué más a fondo el significado del concepto de fe, para tenerlo mucho más claro y así poder comenzar a encontrarle un significado más riguroso y con esto, lograr entender en qué radica su importancia para el ser humano, me pude encontrar con definiciones variadas y que algunas veces no concuerdan en su totalidad.

Por ejemplo, encontré la siguiente definición sacado de la conocida pagina Web Wikipedia.com: “Fe es la confianza en una serie de promesas y su cumplimiento en su proyección temporal”. Lo que esto quiere decir, es que la fe se entiende y se reduce al concepto de confianza ((No confianza solamente, es confanza en el cumplimiento de una promesa))

Si nos adentramos en la Biblia, también logramos encontrar la siguiente definición, en Hebreos 11:1, dice lo siguiente, "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de los que no se ve".

Del diccionario de la Real Academia Española, seleccione algunas de las definiciones que me parecieron las más cercanas al tema, la primera que dice “Conjunto de creencias de una religión” otra que dice “Conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas”.

De la siguiente pagina Web, http://dicc.ciberesceptico.org/F/fe.htm, pude extraer la

siguiente definición de fe, “La fe es una creencia no racional en alguna proposición”. En

esta definición se acerca más al concepto de fe como creencia y también se incluye el factor de carencia de racionalidad. Cosa que por lo menos en la primera definición, no poseían las demás fuentes.

Pero la tesis que quiero lograr yo es una en la cual pueda, con mis experiencias y vivencias, más la nueva información que investigue a lo largo de la elaboración de ésta,

responderme a la pregunta planteada y no usar definiciones de diccionarios o enciclopedias. Eso sí, la orientación que le voy a dar a mi tesis va estar, más que al significado mismo de lo qué es la fe, en el papel que juega en la vida del ser humano. Me atrevo a pensar que en muchos casos pasa de ser una simple creencia en algo a un sentido vital ((Aclarar)). También saber si se puede considerar como fuente de conocimiento. Finalmente intentaré encontrar argumentos e ideas que me ayuden a saber si, en la fe cristiana, puede existir cierta conexión con la realidad.

Sentido de la fe:

Leyendo a Mi religión, de Miguel de Unamuno, el autor reflexiona acerca de una pregunta que le hacen sobre la religión que él cree. Ante esta pregunta, lo primero que declara es que odia que lo encasillen. Es decir, que digan que es evangélico, agnóstico, budista, etc. Cree que lo que buscan al hacer eso, es simplemente ahorrarse reflexionar sobre los argumentos e ideas sobre sus creencias. Al ver aclarado esto, plantea que efectivamente no se puede demostrar racionalmente que Dios existe, pero que tampoco se puede demostrar lo contrario. Se está hablando de un tema vital, no es cualquier tema. ((¿Por qué no es "cualquier tema"?)) Por lo que uno no se puede quedar pasivo y conformarse con decir que no voy a llegar nunca a saber si existe o no, así que lo dejo así y listo. Por lo menos así lo ve De Unamuno, cree firmemente que aunque no pueda saber o conocer la verdad sobre Dios, él quiere saberla y conocerla. Y ese querer es el que mueve su vida, él dice: “me pasaré la vida luchando con el misterio y aun sin esperanza de penetrarlo, porque esa lucha es mi alimento y es mi consuelo.” (Miguel de Unamuno, mi religión, etc....)

Lo que quiero rescatar de este filósofo español para mi tesis, es qué él, sabiendo que no puede llegar a demostrarlo, quiere creer en su Dios, creyendo en lo que dice la Biblia, lograra aunque sea ver un poco de Dios y su verdad. El sentido que le otorga a la fe, es más o menos lo que yo pensaba. Lo dice con muchos más fundamentos y argumentos que los míos, pero por lo menos comparte mi visión de la fe como sentido vital.

Fe y razón

Paul Ricoeur, un filósofo francés, también se introduce dentro de la fe. Aunque más que en el sentido mismo de esta, en intentar darle una mayor importancia o credibilidad. Esto lo hace al intentar demostrar que la fe tiene relación con la razón. Este ha sido el intento de muchos filósofos y creyentes anteriormente, buscar una relación entre dos conceptos que muchas veces parecen ser totalmente distintos e incluso opuestos. De hecho en las definiciones que di anteriormente, había una que decía expresamente que la fe era una creencia no racional.

Lo que plantea Ricoeur es que cualquier pensamiento, debe comenzar de una base. Y esta no puede ser la razón, que Ricoeur suele asimilar a la filosofía. Si no que tiene que partir con una intención, debe ser comenzar obligatoriamente por una intención que es transforma al pensamiento subjetivo. Agrega que el pensador objetivo no existe, ya que, siempre se debe comenzar con la intención, cargada de emociones, para lograr el segundo paso, que es el razonamiento o filosofía.

Llama a lo primero, la intención de querer conocer algo, sin tener mayor base que las emociones, como prerreflexivo. Y es aquí donde se ubicaría la fe. La filosofía sería la reflexiva. He aquí la relación. Según este filósofo no se tiene que considerar como polos opuestos la fe y la filosofía. Por el contrario, la fe es el punto de inició para la filosofía. No podría haber ningún pensamiento si no fuera gracias al querer creer. La fe le da la cabida a la filosofía.

La filosofía, razón o segunda reflexión. No permitiría validar la creencia en Dios. Sin embargo, sí puedo validar que existe una intención primera en creer en él y que nace espontáneamente en la gente, independientemente si después, pasando por la razón o filosofía, no se pueda valida o se niegue su existencia.
Esto es lo que principalmente platea Ricouer, y con este gran paso, de encontrar la relación entre fe y razón, creo que ayuda bastante a poder demostrar o buscar las primeras pistas para validar mi fe cristiana.

El lenguaje de la fe

Este mismo filósofo profundiza aún más sobre el tema de la fe. Plantea que al ser la fe del nivel prerreflexivo, debe por obligatoriedad poseer un lenguaje que sea de ese nivel. Y ¿Cuál es ese lenguaje? Es el de los símbolos. Imágenes, narraciones míticas, etc. Y ¿Por qué este lenguaje? Ricouer define símbolo
como: “Signo o conjunto de signos dónde un sentido primario o literal expresa otro sentido indirecto o figurado que sólo puede ser dicho y aprendido a través del primero. El sentido segundo que se manifiesta en lo literal y se alza sobre él, es lo importante, pero no puede ser expresado si no es a través de lo literal (eso distingue el símbolo de la alegoría).” ((Citar las fuentes))

Pertenece a al nivel prerreflexivo, ya que, busca quitarle el sentido normal del discurso descriptivo (propio del nivel segundo de reflexión, filosofía y razón). Ejemplos de esto es que Dios es uno, pero a la vez es trinidad. También que María es madre de Jesús, pero a la vez es siempre virgen. El quiebre de lo corriente, lo normal, se quiere creer, se cree y se acepta como tal.

Es importante eso sí, comprender bien y no malentender lo que buscan decir los símbolos. No hay que reducirse a lo netamente literal. Esto puede causar varias confusiones e distorsión del sentido de los símbolos y lo que buscan expresar. Un ejemplo de esto puede ser entender a Jesús resucitado como un simple cadáver reanimado y no como el triunfo de la vida sobre la muerte y la salvación del mundo entero de los pecados.

La necesidad de usar símbolos, es porque la fe no puede prescindir del uso de imágenes ni mitos, pues solo la apertura de sentidos de estos es lo que llevan a un significado nuevo.

Patricio Facusse - Tesis en desarrollo - Avance : ¿Cual es el sentido de la Música?

¿Porque Hacer una Tesis?

tras varios intentos fallidos, finalmente la pregunta que ahora me atormenta es ¿Porque hacer una Tesis?

"En un tiempo no podía comprender porqué no recibía respuesta a mi pregunta, hoy no puedo comprender como pude estar engañado hasta el extremo de preguntar. Pero no es que me engañase, preguntaba solamente". (Franz Kafka, Aforismos).

23 de noviembre de 2006

Carlos Chandía 3ºC (tesis en desarrollo) "Espiritu y corazón versus la razón" Tesis sobre las emociones y su conflicto con el conocimiento

Introducción:
La pregunta existencial
Cuando se cuestiona la idea de porqué no existe, aun, una verdad absoluta y única, la respuesta suele ser simple y no requiere de ocupar mucha saliva: Cada ser humano piensa, siente y conoce las cosas de forma distinta, haciendo que la verdad sea subjetiva.
Uno de los aspectos que ayuda a la diferencia entre verdad objetiva (la buscada), y la subjetiva (la existente), es uno de los dominios básicos del hombre, llamado emociones.
Siendo el hombre dotado de cuerpo, lenguaje y emociones, estas últimas son las que generalmente dificultan la objetividad, sin dejar de lado el lenguaje que hace distinción entre las distintas comunidades y/o símbolos, o el cuerpo que a veces incapacita al hombre de adquirir conocimiento por alguna falla orgánica (la ceguera por ejemplo).
Las posibles preguntas que se pueden plantear mediante esta dificultad son varias: ¿Las emociones son necesarias? O ¿Puede existir el hombre sin emociones? Quizás ¿Son la real dificultad para la verdad? Pero finalmente Las emociones ¿son el obstáculo para que el hombre adquiera el conocimiento puro?
Refiriéndose a la pregunta se podría cuestionar el porqué de darle una diferencia específica al conocimiento, llamándolo “conocimiento puro”. Lo más claro y sencillo de decir es que, al igual que Platón, existe el conocimiento, pero ha estado afecto a muchos cambios y distintas interpretaciones (a esto contribuyen las emociones). Sin embargo de esto se hablará más adelante.
Luego de pensar exhaustivamente la pregunta, se hace clara, debido a que los mismos buscadores del conocimiento han proclamado que un hombre no puede ser hombre (ser humano) sino cuando esta en los 3 dominios ya antes nombrados. Sin embargo uno de estos 3 dominios dificultan el conocimiento común; y si según Aristóteles “todo hombre desea por naturaleza saber”[1] en una conclusión lógica deberíamos decir que “Todo hombre necesita del conocimiento”.
Si dejasen de existir las emociones, las distinciones de que el mundo sea púrpura para algunos, y verde para otros se verían negadas, pues seria gris para todos, ya que la escala de colores (la cantidad de emociones) no existiría. Esto a grandes rasgos nos acercaría mucho más a la verdad común, verdad que se puede palpar por todos nosotros y que se puede hacer más y más concreta.
Para entender mucho más esta tesis debemos tener en cuenta 3 aspectos: las emociones, la verdad, y el conocimiento. Estos se verán a continuación.
Desarrollo:
Conocimiento: El trabajo del filósofo
La mayoría de los filósofos guían su trabajo en busca del conocimiento. A esto mismo le han llamado sus propias teorías del conocimiento, ontologías, o Gnoseologías.
El conocer se presenta como “el momento en que un sujeto aprehende un objeto (objeto de conocimiento)” [2], o sea que correspondería a la relación sujeto-objeto,, y su cooperación, entre el idealismo de la primera y el realismo de la segunda. Cuando el hombre conoce, representa al objeto, y cuando esta representación es tal cual es, el sujeto puede decir que ha obtenido un conocimiento verdadero ( o puro, citado en la pregunta).
De estas premisas, y conociendo que la diversidad de la especie de objeto, además de las lecturas intelectuales, emotivas y sensibles, se ha llegado al supuesto de que si es cierto que existe o no conocimiento. Y la respuesta es tan variada como corrientes filosóficas existan.
Por un lado tenemos la negación de los escépticos que su respuesta sería que el conocimiento no es posible. Y se descarta rápidamente al saber que en la misma respuesta hay una contradicción, ya que por inferencia se puede decir que si se conoce algo.
De otra manera se pondría en jaque el conocimiento diciendo que está limitado (refiriéndose a grandes rasgos, que a veces si, y otras no), y que no puede haber conocimiento absoluto, examinando concretamente el conocimiento.
Sin embargo, y muy aceptada sería la de la mayoría de los filósofos que no adoptan las primeras opiniones tratando de buscarle un sentido más amplio a la respuesta.
Entonces el conocimiento si es posible, lo que no quita la limitación de lo que conocemos. Entonces para esta afirmación debe haber un sustento, sustento que se le denomina “fundamento del conocimiento” y que algunos lo van a comparar ( de otra forma definir) como la realidad o las cosas mismas.
Aludiendo a Platón, existirían dos realidades, sensible e inteligible, de la cual sólo la ultima contendría el conocimiento de verdad, y la primera solo nos daría una visión general, o lo más básico del conocimiento.
Todas las demás teorías estarían siempre haciendo alusión, tanto apoyando como criticando, a Platón y su dialéctica de los opuestos. Los empiristas, los racionalistas, como la forma de ver el conocimiento “A priori- A posteriori”.
Entonces para el conocimiento o para el fundamente de este, habrán variadas tesis, cada una con su proposición. De ahí que parte la divergencia de distintos tipos de conocimiento, debido alas divisiones de la realidad, y como esta se conoce o considera. Es por esto que el problema del conocimiento radica e su interpretación.
En conclusión podemos decir que el conocimiento si existe, pero hay una gran divergencia del fundamento del conocimiento. Es ahí mismo donde se considera la idea de que el mismo sujeto es el responsable de no tener una respuesta absoluta y única, y el por qué de que el conocimiento pueda ser transgredido por las emociones.


Verdad: La cefalea del filósofo
Si se analiza, y no detenidamente, el conocimiento tiende a ser corrupto. La idea de la filosofía es dar una respuesta inteligible y absoluta, y separar la realidad de la ilusión. Es en esto donde el concepto de verdad tiene connotación, debido a que el arte de pensar siempre buscará separar la verdad de la falsedad, así como la certeza de la ilusión[3].
La verdad, conocida también como el ser verdadero, va a ser para los griegos el descubrimiento del ser, lo que en verdad es, fuera de la ilusión y la apariencia. Y se va a entender en aquél ser como lo que permanece en él (la sustancia inmutable). Como para la escolástica va a ser la verdad suprema en la cual las cosas se apoyan, o para el cristianismo la trascendencia, habrá muchas visiones de verdad, así como las del conocimiento y su adquisición.
Para Kant será la verdad del conocimiento y nada más, como para Hegel la verdad que es la síntesis de lo absoluto, lo formal, lo matemático y lo histórico. Entonces siempre van a haber dos opuestos, los cuales se traducirían en la verdad del conocimiento, y en la verdad que fundamenta el conocimiento.
El hombre no está ajeno a esto; es por lo mismo que muchos se han enfocado en buscarla, y han terminado por descifrar que la verdad es buscada por la obligación que tiene el hombre hacia el conocer, solo para poder aferrarse de la existencia.
Ya que se ha conocido el segundo aspecto, falta solo saber aquel que según esta tesis nos prohíbe llegar a la verdad del conocimiento.
Emociones: el dominio del hombre
Eran entendidas en un principio como las pasiones, que perturbaban la racionalidad del hombre y lo sometían a lo externo[4]. Así en la antigüedad se consideraba la racionalidad como la forma de vida más alta, la más notable y pura. Esto no quiere decir que la emoción sea por ende una maldición para que el hombre no alcance una “buena vida”. No se les consideraba ni buenas ni malas, solo se les apellidaba como “pasión de la razón”. Siendo de esta forma el conjunto de la vida sentimental que estaba en un tira y afloja entre la sensibilidad y la vida sin pasión. La idea de esta oscilación hace caer a la emoción en la intencionalidad del individuo, y además es manejable por este mismo, y por este mismo encabezado es que se le dice el conocimiento confuso, debido al tratamiento subjetivo que nosotros le damos. A la vez que oscurece nuestra racionalidad, solo mediante la razón, podemos traducir a la emoción en conocimiento claro.
Por otra parte se menciona también que se pueden reducir a un mero conjunto pasivo que solo se hace presente cuando afecta toda la psique. De ser así, aunque sea pasivo, todo se vería de una misma forma, comandada por aquel conjunto pasivo.
Las emociones pasan a ser un plano con autonomía, aunque sean intencionadas, y no tienen un valor inferior que el asignado al intelectual. Podría decirse incluso que las emociones son la vía que logra conectar la psique con el espíritu.
Lo que se alcanza con una emoción es una unidad de vivencia y no una mera sensación como algunos postulaban. Entonces se puede concluir que las emociones no se pueden reducir a comportamientos de tipo psicosomático[5] ni tampoco como una mera confusión de la vida intelectual (basada en el conocimiento), ya que estas son independientes y muestran una relación con los otros dos dominios.; así como también muestra una relación con la propia razón para crear el ser y el valer.

Luego de haber comprendido esos tres conceptos se puede entender mucho mejor la pregunta. Ahora sabiendo que el conocimiento es divergente en cuanto a las visiones que se le da, como la verdad es el fundamento de este, y las emociones terminan siendo un conocimiento confuso, se puede determinar que están relacionadas entre si y que si puede ser plausible la afirmación de que las emociones sea un factor que determina la corrupción del conocimiento. Para esto vamos a tomar un caso, tomado del libro de Francisco Echeverría “Las emociones y los estados de ánimo”. Existía un sujeto que iba trotando por un cerro, hasta que se encuentra con una víbora, una serpiente. Este mismo sujeto sufría de fobia a las serpientes, por consiguiente la acción fue retroceder y volver hacia atrás en su camino.
El miedo es una de las emociones que nos restringe nuestro campo de conocimiento, provocando una especie de alerta a lo que nosotros consideramos peligroso.
Se podría considerar como una analogía entre lo que sucede con el sujeto, como lo que puede llegar a suceder con nosotros y el conocimiento. La serpiente son las emociones que nos hacen retroceder, pues en un sentido general, tendemos a restringirnos para no vivir emociones, que se basan en la experiencia, o en solo hecho del miedo a lo nuevo.






[1] Alusión al libro de Aristóteles “metafísica I”
[2] Referencia del “Diccionario de filosofía” de José Ferrater
[3] Referencia del “Diccionario de la filosofía” de José Ferrater
[4] Referencia del “Diccionario de la filosofía” de José Ferrater
[5] Relación cuerpo, mente, ambiente.

Ismael Navarro - Tesis Finalizada

Tesis

Ismael Navarro Toro 3°C

¿Es la raza humana la especie dominante?

Primero, quiero dejar en claro que el tema no me fue fácil elegir, ya que tuve en mente varios otros temas que también me interesaban mucho, como eran la música, el tiempo y la muerte. Pero lo que me llevó a elegir este tema, fue que un día me puse a pensar en todo lo que había construido el hombre y todo lo que este había hecho para su subsistencia en el planeta Tierra, a lo que me surgió la pregunta que intentaré responder en esta tesis. Creo que es importante dejar en claro que, en estos momentos, no tengo una postura firme con respecto a esto, ya que, a pesar de estar más inclinado hacía un lado, igual tengo algunas dudas. Dudas que, por lo demás, pretendo responder a lo largo del trabajo.

La raza humana, como todas las razas existentes en este planeta, con el pasar de los años, ha ido evolucionando para lograr sobrevivir a los distintos cambios que ha sufrido, a su vez, la Tierra. El ser humano – entiéndase ser humano como animal pensante y capaz de interactuar con el medio en el que se desenvuelve –, es la única especie que ha logrado crear cosas para facilitar y alargar su estadía. Pero, a su vez, ha creado innumerables cosas que pueden acabar con la existencia de sí mismo y de todas las especies que habitan nuestro planeta.

Todo esto me crea la siguiente pregunta, ¿cuál es el verdadero fin de estos inventos, facilitar y alargar nuestra estadía aquí, o acabar con nosotros mismos? Son estos “detalles” los que me ponen en duda de si somos realmente la raza dominante, ya que, si vemos al resto de las especies, notamos como se defienden entre ellos cuando son atacados por otra raza, lo que debería ser un ejemplo para nosotros, que supuestamente dominamos a las demás razas. A propósito de esto último, de si dominamos a no a las otras razas, mi opinión, antes de comenzar esta tesis, es un sí. Un sí porque hemos logrado “controlar”, de cierta forma, a las demás especies, ya sea entendiéndolas, aprendiendo a conocerlas y, así, saber cómo viven, cómo han evolucionado, y muchas otras cosas, que, a la vez, nos ayudan a comprender muchos aspectos sobre nosotros mismos. Además, esto nos ha ayudado a crear una cantidad de artefactos, ya que estos están inspirados en muchas de estas otras especies.

¿Antropocentrismo? Quizás el hombre “se cree el cuento” de que el mundo gira en torno a su raza. Que todo aquello que habita y existe en la Tierra fue “puesto” ahí para que el hombre pudiera ocuparlo y, a su vez, aprovecharlo para sí mismos. O sea que todo existe para que nosotros logremos vivir “dominando” a los demás para que así nos sintamos superiores usando todo lo que está a nuestro alrededor.

Lo único que nos faltaría para terminar por “dominar” todo lo que nos rodea, sería aquello que nos creó. Llámese Dios o como cada uno quiera. El humano ha creado tantas cosas, muchas de las cuales tienen, como objetivo, acercarse a lo que sería ser un Dios, un ser omnipotente, etc. Es cosa de ponernos a pensar en, por ejemplo, todos las curas a esas enfermedades que, hace algún tiempo, eran mortales y ahora las vemos como si fueran algo común y con una rápida y fácil salida. O la misma tecnología.

A través de esta tecnología y la ciencia, queremos alcanzar el mismo nivel que la naturaleza. Es el caso de los clones. Somos tan avaros, queremos tanto poder, que somos capaces de crear, artificialmente, algo que sea igual a nosotros y las demás especies. Pensar en lo que puede llegar a hacer el hombre para parecerse más a Dios, nos llevaría mucho trabajo, ya que podemos pensar, incluso, que es capaz de todo para llegar a este fin y, a su paso, usar todo tipo de medios y métodos para esto. Queremos ser unos verdaderos dioses, lo que nos hace ir más allá de nuestros límites morales (a pesar de que la “moral” es un concepto creado por el mismo hombre). Todo esto nos llevará tan solo a borrar cualquier tipo de huella, marca, o algo, que demuestre que alguna vez existió la raza humana, viéndolo de un punto de vista muy poco optimista.

Pero, por qué queremos ser dioses se preguntaran ustedes. Por el hecho de querer controlar todo lo que tenemos a nuestro alrededor, por querer cada vez más y más poder, por esa ambición que tiene el hombre. Otra posible respuesta a esto sería que queremos llegar a ser como aquello que nos domina para no ser dominados, o sea, ser la especie única dominante sin que nadie nos domine.

Ahora, me pregunto, ¿qué habría pasado si no hubiéramos creado tantas cosas que, tengan el fin que tengan, nos ayudaron a subsistir? ¿Seguiríamos vivos los humanos? Porque, imaginándome si no hubiese sido así veo muy difícil que hubiésemos podido surgir hasta el punto que estamos hoy en día. Pero esto también tiene su aspecto negativo. Como el hombre está hecho para el fracaso (Gustavo Cordera), va a impulsar su destrucción.

Qué quiero decir cuando me refiero a que el hombre está hecho para el fracaso, se preguntarán ustedes. Yo les digo esto, ya que el hombre, vez que llega al éxito, no sabe que hacer. Está en la parte de más arriba, a esa parte que siempre aspiró y aún así siempre quiere más, siempre se queda con ese gusto a poco. ¿Y ahora que? Eso es lo que se preguntan, luego de llegar hasta ese punto. Y ahí es donde viene lo que les dije, el fracaso. Porque, al no saber qué hacer, al no saber como enfrentar este éxito, se hunde nuevamente en un hoyo, llegando al principio, ahí donde todo partió o, a veces, llevando a tal extremo como sería el suicido o la locura, creando así, muchos dolores de cabeza a aquellos que lo rodean, a la sociedad entera. Así, después, se cae en el círculo vicioso, ya que nadie nos enseñó a vivir en el éxito, pero siempre y constantemente nos están enseñando a vivir en el fracaso. Todos sabemos que si perseveramos en lo que hacemos y nos esforzamos por mejorar, llegaremos algún día a tener éxito. Luego, se repite la historia.

Tal como cuando Nietzsche hablaba sobre el “Eterno Retorno de lo Mismo”. “El mundo, es un círculo que ya se ha repetido una infinidad de veces y que se seguirá repitiendo in infinitum.” Al decir esto, Nietzsche se refería a que todo lo que vivimos ya se ha vivido antes de exacta e igual manera y se seguirá viviendo como tal. O sea, la vida es un proceso que no tiene fin ni tampoco una vía escapatoria, o por lo menos que Nietzsche no pudo encontrar.

Y es en esta circularidad de las cosas en las que, a mi parecer, cae la especie humana, tal como mencioné con el ejemplo del fracaso. Pero no sólo pasa con eso. Es cosa de ponerse a pensar en la misma vida. El sueño de la mayoría de las personas es formar una familia, conseguir un buen trabajo para poder mantener de la mejor manera posible a ésta, darles educación a sus hijos para que estos sean mejores que uno, y así se va repitiendo la historia con cada generación.

Es entonces cuando mis dudas, de si somos los dominantes, me vuelven a surgir. Porque, si así fuese, ¿por qué somos nosotros los que nos tenemos que adaptar a un mundo en el que las demás razas no – entiéndase adaptación como la necesidad de crear cosas que nos ayudan a la subsistencia, como los remedios, la ropa, entre otras? ¿Es que, acaso, la razón de esto, es que no pertenecemos a este planeta? ¿O es por la simple razón de que, aquél Dios que nos creó – por lo menos para los que creen en algún Dios –, nos hizo a su imagen y semejanza para que pudiéramos “gobernar”, por decirlo de alguna forma, este planeta lo más parecido a lo que él quería? Dejando de lado lo que es Dios, ¿podría ser por nuestra desnaturalización?

Quizás todo parte por eso, aquel cambio que surgió cuando el hombre se desligó de la naturaleza y empezó a subsistir por medio de lo que la sociedad, como conjunto, empezaba a imponer – y aquí debo dejar en claro que esta idea de la desnaturalización o del desfase, mejor dicho, del hombre con la naturaleza, no es propiamente mía, sino que de un compañero (Rommel Johnson), quien me contó su reflexión sobre esto a raíz de una conversación que no tiene mayor importancia, pero que me dejó entrever esta posible respuesta que me interesaría mucho tratar en este trabajo.

La única conexión que tenía el ser humano con la naturaleza, fue arrebatada de sus manos, creando en nosotros un conjunto de ideas que nos llevaron hasta donde estamos hoy. Este desfase ocurrió cuando el hombre empezó a tener miedo de expresar de manera libre y natural sus sentimientos, cuando empezó a guardarse todas sus emociones y cuando, también, empezó a aprender distintos significados de aquellas emociones, de aquellos sentimientos. Cuando empezamos a dejar de lado lo netamente personal y nos empezamos a regir por lo que la sociedad nos decía que había que hacer. Empezamos a sentir vergüenza de expresar, de transmitir, lo que sentíamos de verdad a los demás tal cual como lo sentíamos.

Es aquél desfase el que nos hizo, de alguna manera, perder el contacto con la naturaleza, aquel contacto tan hermoso que era lo que nos mantenía unidos con ésta. Era una comunicación la que se creaba y que ahora es muy difícil llegar a tenerla. Hay que dejar de lado todo lo que la sociedad nos impone, llámese modas, lenguajes, sentimientos, ideologías, entre otras, por lo que para mucha gente llegaría a ser imposible, ya que su vida se basa en torno a esta sociedad y lo que ella nos impone.

Es el ejemplo de una persona que vive en sociedad. Esta persona está “amarrada” a muchas cosas terrenales, superficiales, en las cuales está la familia, los seres queridos, el proyecto de vida que tenemos algunos, entre otras. Ésta persona estará, en muchas ocasiones, regido por lo que los demás quieran para él como futuro, o por lo que el tenga como proyecto de vida, pero ese proyecto está en total conexión con estos seres que se encuentran en su acompañamiento. Es entonces cuando siente la responsabilidad de tener que ser alguien en la vida para no defraudar a los demás, y así también cuidarse para no sufrir algún tipo de accidente que le pueda costar la vida. Pero la muerte en este caso sería dolorosa solamente para los seres que se queden vivos, aquellos que sigan aquí mientras él esté muerto. Sufrimiento por parte de estas personas por la muerte de alguien.

Pero, qué pasaría si esta persona fuera alguien que vive en soledad, un ermitaño, por ejemplo. Un hombre que tan solo se tiene que preocupar de sí mismo y que puede estar en perfecta armonía entre su alma y la naturaleza. ¿Acaso alguien lloraría su muerte? Ese hombre tendría mucha menos dificultad en suicidarse, por “x” motivos, que el otro caso, ya que no dejaría nada en lo terrenal (a excepción del cuerpo), sino que se iría todo su ser, su alma, su espíritu o como quieran llamarlo, con él. Es a eso a lo que me refiero cuando hablo de sociedad y a lo que ésta nos impone.

Y es en esta “imposición” en la que también nos enseñan desde pequeños que somos los que dominamos este lugar llamado Planeta Tierra. Muchos han sido educados para creer que somos los que dominamos a las demás especies y los que gobiernan el mundo, por ende. Es a ese desfase al que me refiero. Desfase que nos quitó, de alguna forma, la conexión con la naturaleza tan preciada que pudo tener alguna vez el hombre y que desaprovechó para así dar paso a lo que es actualmente.

De no ser así no estaría escribiendo esta tesis sobre este tema. Incluso creo que este tema sería de absoluta irrelevancia para los habitantes de este planeta, ya que todos estaríamos en un mismo rango igual para todos, sin una sociedad que nos diga qué hacer, qué reglas seguir, qué pensar respecto a un tema puntual, etc.

Sin embargo, si nos ponemos a pensar, ni siquiera somos capaces de dominar nuestra propia raza. Todos los conflictos que ha habido por ser de distinta cultura, color, ideología, entre otras cosas, nos dejan en clara evidencia que, si no somos capaces de dominar nuestra propia raza, entonces menos seriamos capaces de dominar lo que nos rodea. Pero para el hombre parece que le es más fácil esto último. Quizás porque nos sentimos superiores a cualquiera que sea “distinto” a nosotros. Esto explicaría los conflictos antes mencionado, y, a su vez, las ansias de dominar todas las otras especies que habitan con nosotros. Esto tendría algo de sentido, creo yo.

Ahora, decir que somos superiores es otra cosa. Quizás ser superior al resto de las especies pueda ser un poco más convincente, pero decir que somos superiores a otros seres humanos, es un error, por lo menos a mi entender. ¿Qué hace un hombre ser mejor que otro ser vivo, su cultura, su religión, su ideología, su color? Que alguien me lo explique por favor, porque, para mi, no tiene sentido. Esto me hace volver atrás e intentar encontrar una respuesta a la pregunta ¿cómo seríamos capaces de dominar las demás razas si ni siquiera somos capaces de dominar la nuestra?

Sé que me he desviado un poco del tema agregando aspectos que quizás no influyan ciento por ciento en el tema principal, pero quiero dejar en claro que todas aquellas preguntas que me han surgido a través del desarrollo de esta tesis me han servido, y me van a seguir sirviendo, para lograr tener más fundamentos que argumenten mi respuesta a la pregunta inicial.

Retomando el tema del Eterno Retorno de lo Mismo, si llegásemos a acabar con nuestra existencia – como mencioné que podría llegar a suceder unos párrafos más arriba –, el mundo no se acabaría. Es cierto, arrastraríamos a muchas especies con nosotros, pero el mundo volvería a florecer, brotaría nueva vida, nuevos aires comenzarían con todo nuevamente, provocando, así, la repetición de lo mismo. Se acabaría nuestra existencia y luego volveríamos a nacer, volveríamos a vivir todo lo que vivimos con anterioridad, de tal forma que cometamos los mismos errores y aciertos, provocando nuevamente la destrucción de la raza para comenzar todo el proceso de nuevo. Es por eso que Nietzsche decía que “hay que vivir la vida como si la quisiéramos volver a vivir, ¡ya que en verdad la volveremos a vivir!”

Pensar en esto me provoca más que un dolor de cabeza o de guata, ya que es un pensamiento bastante radical a lo que estamos acostumbrados. Todos creemos – o por lo menos me pasaba a mí – que nuestra vida es única e irrepetible, pero nunca nos ponemos en el supuesto de que no fuese así y que, en verdad, estemos viviendo tan sólo una mera repetición de algo que ya vivimos, pero de la cual no tenemos conciencia alguna.

Conectando esto con el tema base del trabajo, debo decir que, si en realidad fuese así, el hombre solamente estaría repitiendo el pensamiento de esta “dominación” sobre las demás especies durante todas las “repeticiones” de su vida y nunca se daría cuenta ni se detendría a pensar si de verdad es así o no. De no ser así, el hombre tendrá la oportunidad de hacerse esta pregunta y lograr llegar, quizás, a una respuesta que tome en cuenta todos los aspectos que influyan de alguna manera u otra

Mucha gente afirma que somos la especie dominante porque poseemos aquello a lo que llamamos inteligencia. Pero aquí cabe decir que si fuéramos realmente inteligentes no construiríamos nuevas herramientas, armas y/o todo ese tipo de cosas, que van deteriorando todo el medio ambiente de a poco, llegando, al final, a la destrucción misma. Y si somos la única especie pensante porqué entonces no pensamos primero en las consecuencias que traen consigo aquellos inventos. Algunos dicen que nuestra inteligencia está recién empezando a “pulirse”, por lo que aún es imperfecta, lo que respondería de cierta forma a esta interrogante, pero ¿cuánto tiempo será el que tendremos que esperar para que esta inteligencia llegue a su punto de perfección máxima, acaso cuando ya sea demasiado tarde?

Ahora vuelvo a preguntarme, ¿seremos los que dominamos el planeta Tierra? Si nos basáramos en cantidad, está claro que saldríamos perdiendo, porque como es sabido, hay, por ejemplo, muchas más termitas que humanos en el planeta. Incluso podría ser que el mismo planeta nos domine a nosotros. Es cosa de que ocurra un cambio climático que nos deje sin posibilidad de subsistir a todos los humanos, lo que, como consecuencia, acarrearía la destrucción de la raza humana.

La teoría de Gaia – de James Lovelock – tiene mucho que ver con esto último. Esta teoría nos muestra una mirada totalmente nueva a lo que veníamos viendo y escuchando con respecto a este tema. Ésta postula que la Tierra es un ser vivo creador de su propio hábitat. El clima de la Tierra y el ambiente de la superficie están controlados de una manera autorregulada por los animales, plantas y microorganismos que la habitan. Esta teoría pone el énfasis en la interrelación e interdependencia de todo fenómeno, así como en la participación de todas las formas de vida en el proceso cíclico de la Naturaleza.

Esta teoría nos deja mucho que pensar con respecto a si somos o no los dominantes. Porque, como en ésta se postula, la Tierra sería quien domina todas las especies vivientes - incluyendo la nuestra – y es ésta la que controlaría, a su vez, quién sobrevive y quién no. Digo esto porque el planeta podría, en cualquier momento - y suponiendo esta teoría como acertada -, “cambiar de planes” y “crearse” otro tipo de hábitat. De todas formas es un pensamiento bastante poco optimista si lo ponemos así, pero no por eso es algo que tengamos que descartar como posible respuesta.

Esto nos pone un gran pero a los que tenderían a pensar, a priori, que somos la raza dominante, ya que estamos siendo dominados por algo que está fuera de nuestros límites, dominados por un ser viviente inmensamente más grande y perfecto que nosotros y que no es el denominado Dios, si no que nuestro propio Planeta. Y es paradójico, ya que nosotros creemos gobernar éste, pero al parecer es éste el que nos gobierna sin que nosotros podamos percatarnos de eso.

Una de las críticas más importantes que se le han hecho a esta teoría fue la de que se trataba de una teoría teleológica, finalista; para que el conjunto de la vida en la Tierra se comportase como una entidad única y autorregulada, era necesario que los organismos, de algún modo, tuviesen conciencia de lo que hacían y que sus acciones buscasen un fin - para, así, mantener las condiciones apropiadas para su propia existencia.

Pero esto fue respondido sabiamente por Lovelock, quien propuso un modelo matemático sencillo al que llamó “el mundo de las margaritas”: este mundo era una simulación de un planeta similar a la Tierra, en el que habitaban solo 3 especies: margaritas de color negro, de color gris y de color blanco. A esa simulación la sometió a un aumento constante de radiación solar con el tiempo - tal y como sucede en la Tierra. El resultado fue que paralelo a este aumento de radiación, el planeta pasó de estar dominado al principio por margaritas negras - que absorben la luz solar - a margaritas grises, y finalmente cuando la radiación solar era más grande, por margaritas blancas. Pasado un umbral de radiación solar, las condiciones serían imposibles para la vida.

Con este modelo sencillo, mostró que se podía concebir un ecosistema que mantuviese las condiciones ambientales constantes y apropiadas – pese a perturbaciones externas; en este caso, un incremento de la radiación solar – para su existencia, sin necesidad de conciencia o de ninguna finalidad de las especies que habiten en éste.

Al exponer esto, me responde de inmediato a la pregunta que me había surgido mientras leía esta teoría; ¿cómo habría sido posible que no nos hubiésemos dado cuenta de que era el planeta quien nos “manejaba a su antojo”? Simple. Somos parte de un proceso, del cual nosotros no tenemos conciencia alguna, que nos mantiene con vida a nosotros como al resto de las especies. Todo esto suponiendo como acertada y aceptada la teoría de Gaia.

Ahora bien, si lo analizamos desde un punto de vista cristiano, lo lógico sería creer que Dios nos dejó la misión de dominar este planeta y construir el Reino de Dios en la Tierra. Y que todo el resto de su creación es “para nosotros”. O sea, para que podamos “aprovecharla” para bien y para la construcción de este Reino antes mencionado. Viéndolo así, el sentido de la vida para nosotros estaría claro. Construir el Reino de los Cielos aquí en la Tierra.

Pero qué sucede con aquellos que no son cristianos. Es entonces cuando esta respuesta (que para mí es la acertada, la que concuerda con mi filosofía de vida) no me deja satisfecho, ya que mi objetivo es intentar abarcar la mayor cantidad viable de posibilidades y/o puntos de vista, para así tener una respuesta que pueda dejar satisfechos a todos, o por lo menos a la gran mayoría.

Respondiendo a la pregunta de ¿por qué buscamos dominar el mundo?, creo que es por miedo, además de la ambición de querer más poder cada vez, tal como mencione unos párrafos más arriba. Miedo a ser controlados. Ya que, de ser así, perderíamos nuestra condición de seres libres, condición que a veces es muy pasada a llevar por nosotros mismos y que tampoco respetamos hacia las demás especies.

Aunque si lo pensamos bien – y esto con respecto a la crítica de Carlos Candía – a la vez que queremos ser los dominantes, también queremos o estamos siendo dominados. Suena algo raro, pero es totalmente factible. Usando los mismos ejemplos que Candía usó en su crítica, están los cristianos, quienes son “dominados” por Cristo, los budistas quienes son “dominados” por Buda, y así con las distintas “dominaciones” que podamos encontrar.

Algo que se me olvidaba, es que, cuando hablé sobre el por qué queremos ser Dioses, me faltó mencionar otra posible respuesta, la cual es que hacemos esto para superarnos a nosotros mismos como especie. Llega un momento en que no estamos satisfechos con lo que somos y queremos “crear” nuevas cosas – tal como lo haría un Dios – que sean mejores a nosotros. Mejores en el sentido de que puedan resolver problemas con mayor facilidad que nosotros y que también sean más eficaces en los trabajos varios.

Y es aquí donde puede entrar, nuevamente, lo de que el hombre, al estar hecho para el fracaso, impulsaría su destrucción. Y esto lo digo porque, al querer superar todo lo que hemos logrado hasta el momento, buscaremos ser Dioses, pero va a llegar un punto en el que ya no vamos a saber que más inventar y vamos a querer más y más, de tal forma que lleguemos a una desesperación y un caos total por no saber qué hacer, llegando a la autodestrucción del ser humano como especie.

Esto podría traer consigo, a su vez, otro gran problema para la humanidad. Y quizás realmente nos convirtamos en “Dioses”. Pero uno nunca sabe si en un futuro estas creaciones se revelan ante nosotros tal como lo hizo el hombre con su Dios – Adán y Eva al comer la manzana se revelaron, de cierta forma, contra Dios. Esto podría producir grandes cambios en la vida de nosotros los humanos. Porque si se supone que estamos creando, inventando “cosas” mejores que nosotros, estos inventos no tendrían problemas en dominar nuestra y las demás especies o incluso peor, podrían llegar a destruirlas junto a nosotros.

Es un poco desalentador pensarlo así, pero nadie nos asegura nada en esta vida (a excepción de la muerte, que es lo único seguro en esta vida). Algunas personas ya han tratado de responder a esta interrogante, tales como los creadores de la película Matrix o como los creadores de la también película, Yo Robot. Las dos nos muestran un futuro no muy alentador para la especie humana (a pesar de que el final de ambas películas es un típico final feliz, donde los humanos salen vencedores), ya que de no hacerse algo pronto las máquinas se revelarían en nuestra contra ocurriendo lo que mencioné con anterioridad.

Pero no solo hay que verle el lado negativo a estas creaciones. También tienen su lado positivo. Por ejemplo podría ser que estas invenciones humanas sirvan, algún día, para calmar o incluso revertir el deterioro del medio ambiente – aunque como vamos sólo lo estamos destruyendo cada vez más, ya que todo lo que inventamos contamina la atmósfera y la capa de ozono, las cuales van a terminar destruidas, lo que culminaría con la especie humana, como también con muchas otras.

Ahora cabe preguntarse qué sería del planeta sin el hombre (esto a raíz de la crítica de Felipe Jara). A mi parecer, el mundo no sería mejor ni peor, tan sólo “sería”. O sea, a lo que voy con esto es que si no existiese la especie humana el mundo no tendría tantas modificaciones – tanto para bien como para mal – como las que tiene hoy en día con la existencia de nosotros. Lo que no quiere decir que seamos un estorbo, simplemente somos una especie más que habita este Planeta tan grande y de tan variadas especies, las cuales, a mi criterio, tienen el mismo derecho de vivir libres tanto como nosotros. Y es aquí por donde guiaré mi respuesta a la pregunta base de este trabajo.

Pero no todavía, ya que aún me faltan aspectos por tomar en cuenta en esta tesis, los cuales van a poder guiarme hacia una respuesta que satisfaga a la mayoría, ya que no quiero que sea solamente para mí, pero eso quedará a criterio de cada uno, por lo que mucho no puedo hacer, más que mostrar todos los puntos de vista posibles.

Ahora, analizando otra perspectiva, voy a entrar con el tema del existencialismo (tomando en cuenta la crítica y sugerencia de Ignacio Cano). Tema que no va netamente “de la mano” con la pregunta, pero que sí podría ayudar de muy buena manera a contestarla.

Se entiende por existencialismo un movimiento filosófico y humanístico europeo al que se ha atribuido un carácter pesimista; muy preocupado por los problemas más propiamente inherentes a la condición humana, como el absurdo de vivir, el tema del tiempo, la libertad, la relación Dios-hombre, etc. El tema central de su reflexión es precisamente la existencia del ser humano, en términos de estar fuera (a saber, en el mundo), de vivencia, y en especial de pathos o temple de ánimo. En expresión de Heidegger: «el-ser-en-el-mundo». Heidegger, en efecto, se caracteriza, según algunos, por su acendrado pesimismo. Considera al ser humano como yecto (arrojado) en el mundo. (http://es.wikipedia.org/wiki/Existencialismo)

Según este pensamiento de Heidegger, el hombre, como bien dice él, es arrojado al mundo. O sea no está destinado a algo específico más que vivir la vida arreglándoselas a su manera, o sea, creando su propio ser, su propio camino, su propia existencia, lo que reduciría la especie humana a algo menos general que sería el individuo como tal.

Si tomamos al individuo solamente, separado de la sociedad y de la especie humana, podemos decir que éste sería mucho menos fuerte que otro animal de diferente especie (por ejemplo un león). Y si los ponemos a ambos en un campo de batalla a combatir cuerpo a cuerpo, creo que la victoria sería fácil para el león. Esto nos demuestra que, en este caso, el león sería quien dominaría al hombre y no al revés.

Es aquí donde la tecnología toma un peso muy importante, porque si a esta pelea, entre el león y el humano, le agregamos algo de ésta, como un arma, de seguro que será el hombre quien gane, ya que es éste el que tiene mayor probabilidades de derrotar con mayor facilidad a su adversario.

Quizás sea valido también decir que estamos viviendo en tiempos donde el más fuerte es el que gana, el que domina, el que gobierna este planeta. Pero aquí el hombre sin ser el más fuerte “de manera natural” es quien gana, “supuestamente”, gracias a la tecnología que ha construido el mismo hombre.

Pero al ser construida por el mismo hombre – y haciendo referencia nuevamente a la crítica de Ignacio Cano y usando sus mismos ejemplos para tratar de no tergiversar sus palabras – esta tecnología podría perfectamente ser algo natural, tal como lo son los nidos de los pájaros o las herramientas usadas por los monos.

Aunque si lo vemos así, también podríamos hacerlo a la inversa, y no considerar los nidos ni las herramientas de los monos como algo natural. Pero ¿qué es lo natural? Creo que la respuesta a esta pregunta me serviría mucho para poder aclarar la duda de si la tecnología cabe en esta definición o no.

Lo natural viene de naturaleza. Por lo que se deduce que tiene que ser algo relacionado con ésta. He aquí algunas definiciones de lo que es natural, según la RAE.

1. Perteneciente o relativo a la naturaleza o conforme a la cualidad o propiedad de las cosas

2. Hecho con verdad, sin artificio, mezcla ni composición alguna.

3. Dicho de una cosa: Que imita a la naturaleza con propiedad.

4. Que se produce por solas las fuerzas de la naturaleza, como contrapuesto a sobrenatural y milagroso.

Analizando cada una de estas significaciones que la RAE le da a “natural”, y relacionándolo con lo mencionado con anterioridad, creo que es bastante difícil poder hacer encajar la tecnología con lo natural. Por ejemplo, con la segunda definición, no cabría para nada, ya que la tecnología es algo que necesariamente mezcla muchos componentes para lograr una mejor invención.

Ahora bien, con respecto a la tercera enunciación, creo que se podría acercar un poco más. Esto, debido a que mucha de nuestra tecnología se basa en la naturaleza como fuente de inspiración. Un ejemplo de esto es la tela de araña, la cual fue la base para inventar el nylon, una fibra textil sintética. La araña fabrica, día tras día, una cantidad de tela que puede llegar a soportar millones de veces su propio peso. De igual manera el nylon, por su resistencia, se emplea en suturas quirúrgicas, por ejemplo. Según esta definición, entonces, la tecnología si sería algo natural.

Creo que si nos pusiésemos a analizar profundamente cada una de las definiciones que hay de natural, en vez de aclarar dudas, nos surgirían cada vez más, por lo que lo dejaré hasta aquí.

Tengo que dejar en claro que para mí la tecnología no cabe dentro de lo posiblemente natural, ya que, al ser algo creado por el hombre y, a pesar de que sea con artefactos naturales, no es algo propiamente de la naturaleza, por ende no la podemos catalogar como tal. Siguiendo con el mismo ejemplo que mencioné un poco más arriba, la araña posee la cualidad y los elementos necesarios para construir la tela de araña. Nació con esto, por lo que es parte de su naturaleza, es algo netamente “natural”. En cambio la mayoría de los inventos del hombre están hechos con algo que no es suyo, algo que tuvo que crear influenciándose fuertemente en lo “natural”.

Otro aspecto que me falta por revisar y no menos importante, para así poder dar una respuesta a mí pregunta, es el ético.

Creo que definir lo que es ético es de gran importancia para comenzar a analizar la pregunta desde este punto de vista. La ética es una parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. Es necesario diferenciar entre los términos “ética” y “moral”. Aunque frecuentemente son tomados como sinónimos, se prefiere el empleo de la palabra moral para designar el conjunto de valores, normas y costumbres de un individuo o grupo humano determinado. La ética, en cambio, es el proyecto de crear una moral racional, “universalizable” y, en consecuencia, transcultural. Por ende, la moral constituye la ética.

Si pensamos en este tema, siempre estamos llenándonos la boca con palabras bonitas y discursos llenos de trasfondos sociales que tienen que ver con esto. Sin embargo, a la hora de llevarlo a cabo, muchas veces queda en nada. Siempre hablamos de justicia, de igualdad, la libertad, entre otras cosas. Pero no somos capaces, muchas veces, de respetar esto ni siquiera con nosotros mismos.

¿Qué tiene que ver esto con las demás especies? Simple, éstas también, a mi parecer, tienen derecho a vivir, derecho a ser libres – aunque sea a su manera – derecho a una justicia. Entonces quién nos da el derecho a quitarles todas estas cosas me pregunto yo. Las otras especies son iguales que nosotros. Iguales en el sentido de que todos somos parte de un mismo planeta, todos somos habitantes de un mismo lugar y que si queremos hacer de este lugar un “hogar”, debemos saber relacionarnos de la mejor manera. Pero si nos creemos, o cualquier otra especie se crea la especie dominante, creo que no llegaríamos a otro lugar más que la destrucción masiva de todos. Pero esto es algo que muchos de nosotros aún no entendemos. Incluso hay algunos que ni siquiera respetan a los de su misma especie, algo que, para mí, es totalmente reprochable, y si no son capaces de esto, menos lo serán de respetar todos esos derechos para con las demás especies.

Es por esto que creo que, según este punto de vista, nadie es más que otro, o sea nadie sería dominante ni tampoco, por ende, sería dominado (a excepción de Dios y/o cristo para los cristianos, pero eso no influye en la totalidad de la respuesta por lo mencionado unos párrafos más arriba).

Para concluir, quiero decir que mi respuesta a la pregunta, luego de analizar todos estos puntos dados a conocer, ha cambiado con respecto a lo que pensaba en un principio. Yo creo que en este planeta no hay raza y/o especie dominante. Creo que simplemente somos parte de un todo. O sea, que todas las especies formamos, en conjunto y en su totalidad, este planeta Tierra del cual todos somos parte y todos, a mi entender, tenemos el mismo derecho de habitar de manera plena. Somos, a fin de cuentas, una gran especie, la especie que habita este planeta llamando Tierra. Especie que, por lo demás, tiene que aprender a vivir respetándose entre sí, aceptando las diferencias entre una raza y otra. Sin intentar dominarla ni someterla para su propio bien, como ha venido siendo, en muchas ocasiones, hasta hoy en día.

Quiero decir, también, que el trabajo me ha dejado bastante satisfecho, ya que pude conocer distintas posturas acerca de este tema, algunos temas que, por lo demás, eran desconocidos para mí. Esto me sirvió, también, para poder analizar un poco el trabajo que ha desarrollado la humanidad con respecto a su medio ambiente y a los demás habitantes de este planeta y cómo se desenvuelve en esto. A su vez, logré comprender un poco mejor al hombre, ya que pude ver de distintas perspectivas el pensamiento de éste con respecto a este tema.

Además, y como algo “anexo” al tema central, pude ahondar un poco en el sentido de la vida, el sentido de la existencia humana, pero no solamente desde un punto de vista, si no que de varias posturas lo que me ayudó para poder asimilarlo con la pregunta inicial, ya que pude darle un enfoque distinto en el sentido de vivir y convivir todos como un “todo” (que vendría siendo el planeta en el que nos desenvolvemos; la Tierra), tal como mencione con anterioridad.

Esta respuesta creo que es la más acertada, ya que en lo personal no me siento dominante ni superior a nadie, a ningún ser vivo que habita este planeta. Creo que todos somos iguales en términos generales, pero cada ser es único e irrepetible, por lo que nadie puede quitarle esa condición a otro ser vivo. Nadie le da el derecho de cometer tal acto a nadie.

Ahora, viéndolo de un punto de vista cristiano - que sería mi respuesta, como cristiano que soy, con respecto al tema, que creo que no está demás dejarla en claro – creo que todas las especies estamos aquí con un fin, el cual sería construir el Reino de los Cielos aquí en la Tierra, construir un Reino donde todas las especies podamos vivir en comunidad y relacionadas de manera tranquila y pacífica. Es algo que para muchos puede sonar muy utópico, pero si ni siquiera son capaces de imaginárselo entonces menos lo podrán construir. Es algo muy parecido a lo respondido anteriormente, sólo que aquí con un carácter más religioso, tomando en cuenta lo que sería Dios y todo lo que esto conlleva.

Por último decir que el realizar este trabajo me permitió también mirar la vida con un enfoque distinto. Ahora creo tener un poco más de herramientas y argumentos para poder lanzarme al mundo exterior para comenzar a realizar mi proyecto de vida. Para comenzar a construir un mundo mejor, un mundo donde podamos vivir sin importar las diferencias y dejemos de lado todos los prejuicios y juicios que tendemos a tener y también a enseñarle al mundo que no tenemos que tener miedo ni vergüenza a demostrar lo que somos al resto del mundo. El primer paso para este mundo mejor es empezar a mostrarnos a los demás tal cual somos, a ser verdaderos, a ser únicos y no dejarnos llevar por lo que los demás dicen de uno ni de lo que dicen de lo que se debe hacer.

18 de noviembre de 2006

Felipe Jara - Tesis Finalizada "¿Cuál es el sentido de la vida?"

¿Cuál es el sentido de la vida?

Introducción

Mucha gente durante el transcurso de su existencia se ha preguntado para qué vive. Hay momentos en el que la vida no posee un hilo conductor ni un propósito, y estas dudas se ven gavilladas por momentos amargos, o por vacíos emocionales, afectivos, intelectuales o ideológicos en la vida. ¿La vida debe poseer un propósito? Eso es lo que se discutirá con posterioridad, debido a que, según mi punto de vista, el hombre se debe guiar y guiar sus actos según el sentido de la vida que debe autoestablecerse, un propósito por el cual debe seguir viviendo y debe luchar día a día contra diversas dificultades y diversos desafíos que la vida nos va poniendo delante.

Una persona debe tener la capacidad de responderse día a día para qué vive, por lo que si no tiene una respuesta no tendrá un fundamento para seguir viviendo. Es por esto que soy de la posición de que el ser humano debe poseer un propósito para vivir, un propósito con el cual beneficiarse a sí mismo y beneficiar a la sociedad. Sin este afán habrá un vacío en la vida y no habrá ánimos de vivir. Por esto, la persona debe elegir un propósito por el cual vivir. A mi en lo personal me mueve desarrollar esta pregunta porque no tengo un sentido de la vida claro, y me gustaría que la siguiente exposición me ayudara a clarificar cómo debe ser, qué exigencias debe cumplir y cómo lo tendré que llevar a cabo.

No debe ser cualquier propósito, sino que debe definirse cuidadosamente, como presentaremos a continuación.

Desde mi perspectiva el hombre debe componer su sentido de la vida como un todo, compuesto de distintos dominios como el emocional, el afectivo y el intelectual, y todos estos dominios deben guiarse y complementar al sentido de la vida ideológico, a través del cual el ser humano guiará y realizará sus actos. El sentido de la vida ideológico será una suerte de hilo conductor en la vida de la persona. ¿Pero qué es el sentido ideológico de la persona? Es una ideología o una religión.

En muchas ocasiones he pensado qué es la religión. Lo he visto en muchas personas y en el pasado hasta lo comprendo en mí. En algún momento fui un apasionado creyente, cuyo sentido de la vida era seguir a Cristo y a Dios. De un momento a otro sentí un vacío, debido a que dejé de creer en lo que pensaba que era cierto. Hubo una ruptura en la que sentí una carencia de significado de mi existencia. Esa ha sido una de muchas. Pienso que el sentido no sólo debe ser religioso, sino que debe tener una tonalidad mayormente ideológica: Considerar el pensamiento y los ideales como un sentido de la vida que determine las prácticas que tomaré en el futuro. Pero esto no es suficiente, debido a que pienso que es vago que la vida, al contener una infinidad de dominios e interacciones se centre puramente en lo religioso e ideológico. Debería de haber un equilibrio entre todas las materias en las que pueda internalizarse el hombre. Por eso es que el sentido debe abarcar una totalidad considerable de aspectos que puedan consolidar de una manera solidificada la vida del hombre, de manera que éste se construya a sí mismo, y que de esta manera también ayude en la construcción de una sociedad más humanizada y unificada. Este equilibrio debe girar en torno al objetivo central de la vida de la persona, que ha mi juicio es el ideológico-religioso, pero también creo que el hombre puede tomar lo que más le parezca como objetivo central según la lógica del libre albedrío, donde cada hombre.

El hombre tiene una libertad de decidir su sentido de la vida, pero para que el hombre se llene a sí mismo con la sociedad y él complemente al grupo humano debe ser ideológico o religioso, ya que el afán de estas dos ideas es la sociedad en sí. Discutiremos más adelante por qué el hombre debe elegir un sentido ideológico y no debe llevar a cabo por sí solo cada uno del resto de los objetivos de la vida (emocional, intelectual e intelectual). Cada uno es dueño de su propio destino. Pero considero que esta libertad tampoco puede ser ilimitada, para así no provocar daños y terminar perjudicando a la sociedad en vez de construirla. De esta forma, sostengo que el hombre no debe tener una libertad en sentido estricto, sino que debe estar limitado por la sociedad para mantenerse al margen de ésta, pero que es libre en el sentido de seleccionar su destino y su pensamiento.

En lo que respecta a una creencia, concepto que es significativo en lo que es mi cuestionamiento, pienso que en algún sentido, debido a que es “un conjunto de esfuerzos que ha sido heredado por los hombres a través del inconsciente colectivo”, idea que es de Ortega pero tiene una gran influencia de lo que es la teoría psicológica Junguiana. De esta manera puede sostener que una creencia, como lo sería la religión, tiene mayormente un carácter social, es decir, que una creencia puede ser un objetivo de la sociedad, como lo podría ser el cristianismo, donde el objetivo social sería encontrar una sociedad más justa. También la creencia se puede volver el sentido de vida de una sola persona, pero en ese sentido no sería complementaria debido a que se estarían dejando ciertos aspectos que deben incluirse en el sentido de la vida de la persona, como ya he mencionado. Llevar a cabo una ideología no puede trasformarse en un sentido de vida, debido a que una ideología al tener un carácter social o divino no complacerá a la persona y en algún caso el aporte a su medio puede ser mísero, de tal manera que llegará a no cumplir ningún objetivo. Ya he explicado que si tiene un carácter social puede ser fructífero para el medio en que se encuentra la persona pero quizás no para ésta. Me explico, si una persona tiene como su objetivo de vida servir al necesitado tal vez lo cumpla y esto traerá una satisfacción para la persona, pero ¿Esa satisfacción será tan radical y extensa que abarcará todos los dominios de la persona? Tal vez no, y solamente será una satisfacción a un punto del sentido de vida. La persona debe establecer un sentido amplio de manera que su sentido abarque varios aspectos e la misma persona y de la sociedad, de manera que si su objetivo es llevado a cabo satisfactoriamente satisfará a él y al resto. Es por esto que sostengo que es complementario.

Desarrollo.

Durante esta exposición hablaré con el término de “dominio” refiriéndome a los sentidos de la vida complementarios, o a cualquier aspecto del sentido de la vida. Cuando hablo con este término me refiero a un aspecto propio y determinado del sentido, que se refiere a que el sentido de la vida general tiene dominancia sobre este aspecto. Por ejemplo el dominio intelectual se refiere a que el sentido de la vida tiene dominancia sobre este aspecto, de manera que se ve determinado por este propósito, por lo que la intelectualidad es un dominio del sentido de la vida.

Detallemos un poco cada dominio:

a) El primer dominio corresponde al ideológico, que es el central en la vida de la persona, el sentido alrededor del cual giran el resto de los sentidos, de manera que lo deben complementar.

b) El segundo dominio corresponde al intelectual, que corresponde al dominio que se relaciona con la intelectualidad de la persona, es decir, con sus conocimientos y con sus logros académicos, los cuales tendrá que poner a disposición de su sentido de la vida ideológico y del resto de la sociedad.

c) El tercer dominio de la persona es el afectivo, que corresponde a la vida afectiva y amorosa de la persona. A mi juicio es el de mayor importancia complementaria para el sentido ideológico, debido a que el amor es lo que puede mover a la persona y complementarla mayormente para el cumplimiento de su sentido de la vida.

d) El cuarto dominio del sentido de la vida corresponde al emocional, que se relaciona directamente con la emocionalidad de la persona. Este tiene directa relación con cada aspecto y relación en la vida de la persona, debido a que puede mejorar o empeorar la estabilidad emocional del ente, por lo que también está involucrada con el sentido de la vida ideológico en la medida que puede afectar el desempeño del cumplimiento de éste.

A medida que avancemos iremos descubriendo otros dominios y aspectos importantes dentro de la vida de la persona.

Un elemento de este amplio sentido de vida, del que soy partidario, es que la ideología debe ser una base fundamental en el individuo, sea cual sea su aporte a si mismo o al resto, debido a que a través de ésta mirará al mundo. Se formará una imagen del mundo respecto a lo que él piensa y todo lo que elabore se dejará influenciar por este velo, como dice el mismo Ortega. De esta manera elaborará un objetivo ideológico y tendrá que tratar de complementarlo con sus otros dominios del sentido, tendrá que interrelacionarlos. Con esto deseo decir que todo dominio del sentido de la vida debería afectar al otro y que deberían influenciarse. Pero de la misma forma pienso que esta influencia puede poseer un carácter negativo, pero esto no podrá ser evitado, pero debería tratar de regularse. Por ejemplo, pongamos el ejemplo de una persona que es católica y está realizando un apostolado. Esta persona quizás en algún momento sufra de una crisis con su pareja y esta perturbación en su dominio amoroso del sentido de la vida podría alterar a su dominio del sentido de la vida ideológico (que a mi parecer es la más importante debido a que dirigirá la acción en el mundo por parte del ente) de manera que la persona tome la decisión de no seguir más en su apostolado. Esto pasará, ya que, como dije anteriormente, los dominios están interrelacionados, pero se debería tratar de regular, para que así la perturbación de un dominio no perturbe a todo el ser, de manera que impida que realice lo que siempre realiza y también impidiendo que siga con el transcurso original del sentido de su vida. ¿No cree que si miramos desde la perspectiva de que todo es un sentido esto sería positivo, debido a que al romperse un eje del sentido de la vida tendría que reestablecerse? Yo por lo menos no lo pienso, ya que sostengo que el sentido de la vida es un todo, pero que el sentido desde el punto de vista ideológico es el centro y que los demás dominios del sentido son complementarios y éstos rodean a la ideología (o religión en algún caso) y giran en torno a ella, de manera que no deben afectar el pensamiento intrínseco del ente.

De esta forma valdría la pena diferenciar cuál es mi importancia o mi punto de vista de lo que es una ideología una religión (creyéndola como creencia). En primer lugar pienso que la decisión de tomar una ideología o una religión (diferenciando a ambas) radica en cada individuo, y en sus creencias. A mi parecer, las creencias deben ser dejadas de lado, desde el punto de vista de Ortega, ya que al ser heredadas hacen que el individuo pierda libertad, y que éste se dogmatice de cierta forma, de manera que no estará dispuesto a aceptar críticas y considerará a su religión como la verdadera. Esto no contribuye a una sociedad más justa, ya que cierra las puertas a la comunicación y al diálogo, generando una infinidad de disputas sobre lo que será verdadero. No nos salgamos del tema, y analicemos lo que es una ideología. Ésta, al considerarse como el conjunto de ideas que caracterizan a un grupo, posee más tendencia a la apertura que una religión, y no caerá en márgenes de dogmatismo. A mi parecer, podría llegar a tener más influencias sociales y globales ya que implora en gran medida un objetivo social el lo que trasciende a una identidad. En la mayoría de los casos no implora a una divinidad, pero eso no es señal de que no se creará un fanatismo. Me baso en eso en el mismo caso del nacionalsocialismo Alemán entre los años 1930 y 1950 aproximadamente. Hitler provoca un gran fanatismo nacionalista en el país anteriormente nombrado provocando lo que posteriormente sería la Segunda guerra mundial y después conllevando al holocausto anti judío. En este sentido una ideología podría ser fuertemente criticada por el fanatismo que provoca y hasta las consecuencias que podría ser llevada. Pero si menciono esto la religión también posee debilidades respecto a esto, como fue el fanatismo religioso durante la Inquisión, donde la iglesia católica eliminó a todos aquellos que no quisieron aceptar a la fe católica como la única fe verdadera.

De esta forma, puedo considerar que la religión y la ideología son negativas en cuanto representan fanatismo, pero pueden ser positivas en el momento en que se lleven a cabo de una manera consecuente y discreta. Una de las causas a mi preferencia a la ideología es que ésta no está sujeta al dogmatismo clásico de una religión, y en lo que respecta al sentido de la vida contribuye más en lo social que en lo personal, pensado que una religión se basa más en lo que es espiritual y muchas veces no es llevada a la práctica social.

En primer lugar debo sostener que desde mi punto de vista el sentido de la vida es un dominio complementario que gira en torno de la ideología o de la religión (catalogando a la religión también como una ideología) y ese dominio ideológico debe complementarse con los demás dominios del sentido de la vida, los que corresponden al afectivo, al emocional y al intelectual. Estos dominios giran en torno al ideológico y deben complementarlo de manera que el sentido de la vida gire en torno al cumplimiento de una ideología que no solamente me complemente a mí, sino que también lo haga con el resto, que este sentido pueda ayudar y satisfacer a los demás.

Muchas veces los cristianos hablamos de que la fe es el “estado correcto” de vivir, y que una persona cuanto tiene fe está viviendo correctamente. Esto lo podemos comprobar en el momento en que hablamos de las personas que tienen crisis de fe. Yo pienso que esta clasificación es errónea en el sentido en que se está catalogando como sentido único de la vida a la religión (y que ésta es el único dominio válido para que una persona viva de una manera correcta) y se está dejando de lado a la ideología, que no requiere necesariamente una fe a un ser superior, pero puede tener fe a que esa ideología llegará a cumplirse alguna vez y que sus objetivos puedan llegar a ponerse a cabo. Es por esto que digo que la religión y la ideología son igual de válidos como centro del sentido de la vida, debido a que ambos pueden tener fe, y que esta fe no tiene que ser necesariamente religiosa (todo esto se cumple catalogando a la fe como la confianza en una serie de promesas en el caso de la religión, o planteamientos en el caso de la ideología, de manera que también hay confianza en un probable cumplimiento en una proyección, tomando en cuenta la coherencia y el grado de razón que haya en tales planteamientos o promesas).

De esta forma no estoy diciendo que el sentido de la vida religioso no tenga validez frente al sentido ideológico, sino que estoy planteando que ambos tienen la misma validez, siempre y cuando ambos dominios sean complementados por el resto de los dominios del sentido de la vida. Más aún sostengo que el sentido de la vida es válido en la medida que tenga fe, que tenga una esperanza en que los distintos planteamientos o creencias pueden verse realizados, siempre y cuando este cumplimiento tenga un empeño del individuo, es decir, que el ente que posee la ideología luche por cumplir sus planteamientos y bases.

Como sostiene Jean Paul Sartre, la existencia humana es una existencia conciente. Esta existencia es un fenómeno subjetivo, en el sentido de que es conciencia del mundo y conciencia de sí mismo. Esta conciencia posee principalmente una intencionalidad. Con esto quiero llegar a que el hombre siendo conciente de sus actos y conciente de su propia existencia posee también una intencionalidad, y esta intencionalidad debe dirigirse a cumplir los objetivos del sentido de su vida, tomando en cuenta todos sus dominios, pero especialmente el que corresponde al ideológico (o religioso), en torno al cual giran el resto.

Principalmente hemos mencionado cuatro dominios del sentido de la vida: ideológico (como central), emocional, afectivo e intelectual. Quiero agregar uno, el de los desafíos. El hombre toda la vida se frente a distintos desafíos: frente a él mismo, frente a otros, o frente a distintas barreras que la vida va poniendo delante. De esta forma, el hombre está inmerso en un desafío por superar o por dar por vencidos distintas barreras, que pueden ser temores, fobias, etc., o simplemente una persona que no le agrade, que le ha hecho la vida imposible, etc. De esta forma, el hombre vuelve de su ideología (o religión) un desafío, debido a que para llevarla a cabo o para cumplir los objetivos de ésta debe enfrentarse a distintas dificultades ya distintas barreras. Es por esto que este dominio va directamente relacionado al sentido de la vida principal y también puede verse relacionado con los otros dominios, como por ejemplo el emocional. Daremos un ejemplo: supongamos que una persona siente una atracción fuerte por otra. Esta persona que posee la atracción luchará por conseguir que la otra persona esté a su lado. Para esto tendrá que enfrentar el desafío de luchar contra otras personas que quizás se sientan atraídas por su “obsesión”, tendrá que desafiar a sus propias barreras (como traumas, la timidez, falta de personalidad, etc.) y las barreras que la misma persona que le interesa le pondrá. Es por esto que sostengo que la vida es un constante desafío, de manera que se debe tratar de llevar una lucha que sea satisfactoria para mí y para el resto, de forma que esto sea satisfactorio inmediatamente para mi objetivo de vida central (para que así los otros se vean complementados) o para otros objetivos que terminen por complementar el objetivo central de la vida. No hablamos de competitividad, debido a que es una palabra excesivamente fuerte para hablar de relaciones humanas. Por ejemplo, una mujer ve que el coche de su bebé se ve desplazado colina abajo y que un auto lo va a atropellar, y ella en un acto de desesperación corre hacia el coche dispuesta a dar su vida para salvar la de su hijo. ¿Está compitiendo contra alguien? No, no hay ninguna competición, por lo que puedo sostener que un acto de amor cualquiera destruye lo que es una competitividad, por lo que creo mayormente apropiado hablar de “desafío”.

Hasta el momento no hemos mencionado por qué este sentido principal (que es el ideológico o el religioso) puede verse complementado por el resto de los objetivos. Mi justificación es la siguiente: como la vida gira en torno a sus sentidos existe uno principal, pero si el ser humano viviera con el único sentido de vida, ésta se vería vacía, por lo que tiene que haber otros tipos de sentidos que complementen al ser humano como tal, como son los anteriormente nombrados, de forma que si llenan al ser humano en su condición llenarán su objetivo de vida principal y también el resto de sus dominios. De esta forma, sostengo que el ser humano debe tratar de cumplir por igual sus dominios de los sentidos de la vida de forma que no descuide unos y sobre cargue uno, ya que en ese caso puede volverse una persona demasiado centrada en sus ideas y muy poco cuidadosa con lo que es, o que pueda ser una persona que sólo se preocupe de él y de los demás de una forma mayormente superficial y deje de lado la intelectualidad y las ideas que mueven la vida (ideología o religión).

Es por eso que sostengo con esto de los desafíos en la vida que la persona, o más bien cada persona debe adoptar una posición frente a los resultados de los distintos desafíos y debe alinearse de una forma que resulte ser tanto un “buen ganador” y un “buen perdedor”. En lo que concierne ser un buen ganador, sostengo que si la persona ha obtenido un buen resultado en los distintos dominios del sentido de la vida debe saber aceptarlos y que debe poder recibirlos con gratitud. Esta persona no debe en ningún momento sacar en cara frente al resto sus gratificantes resultados debido a que pasaría a ser un “mal ganador”. No sabría recibir gratitudes de una manera humilde, sino que lo haría de una manera egocéntrica en la medida que se sentiría superior al resto. Cuando hablo de “buen perdedor” me refiero a aquel individuo que acepta sus derrotas y que acepta que no le ha ido bien en los dominios de su sentido de la vida de una manera humilde. No busca justificaciones estúpidas a sus falencias y justificaciones falsas del por qué a perdido. No busca excusas con las cuales evitar su verdadero calificativo de “perdedor” y acepta sin reproches haber fallado.

Una persona que es buena ganadora o perdedora es un ser que deja de lado radicalmente la soberbia y el egocentrismo, valores que sólo destruyen el sentido de la vida, en la medida que éste va dirigido hacia el resto de la sociedad. Al ser estos valores impedimentos de comunicación social rompen las bases del sentido, por lo que una persona soberbia o egocéntrica, en el caso que tenga un sentido ideológico o religioso, no lo podrá cumplir del todo. El ejercicio de este sentido sería una contradicción pura, donde caería en la charlatanería y en la no verdadera práctica del favor a la sociedad.

De todo esto concluyo que quien fue en algún sentido buen perdedor y buen ganador ha logrado parte del sentido de la vida en lo que correspondiente a lo “desafiante”, debido a que ha sabido obtener derrotas y victorias de una manera que quizás resulte consecuente con el sentido de la vida primordial: el religioso o el ideológico. De esta manera la persona puede mantener una coherencia en lo que es su sentido y con lo que es su ideal. Sostengo lo anterior fundándome en que si no se es humilde con las ganancias y pérdidas de la vida pueden verse dañadas las convicciones e ideales por las actitudes de egocentrismo o autoengaño por parte de la persona. Al ser el sentido de la vida dirigido a los demás o hacia la humanidad, una mala actitud frente a un desafío de la vida puede contradecir este ideal y puede romper finalmente la justicia debido a que se podrá ofender o simplemente tomar una mala actitud frente a una persona que puede resultar se parte de su sentido de vida o que puede ser un objetivo de ella (tomando en consideración que el sentido de vida de cada persona está dirigido a hacer un bien hacia la humanidad y hacia el planeta como institución biológica, de forma que las acciones hechas por la persona irán dirigidas a cumplir este objetivo, como se menciona con anterioridad).

El hombre debe aprender a ser conciente de cuando está y no está siendo coherente con su principio de vida (sentido) y cuando lo está y no lo está cumpliendo. Pero, ¿Cuál será la forma correcta de seguir el sentido de la vida? Y también se preguntara cómo sabrá si lo está llevando a cabo de una manera consecuente o no con sus principios. Es sencillo: el sentido ideológico está bien llevado a cabo en el sentido en que se esté llevando a práctica una idea, siempre y cuando ésta ayude a los demás y contribuya en la construcción de una sociedad más justa. Más aún, esta idea debe ser complementada por el resto de los sentidos como ya se ha mencionado con anterioridad, de forma que podemos concluir que si el sentido de la vida ideológico no está siendo complementado por el resto no está bien llevado acabo, aunque se esté practicando de una forma ideológicamente correcta. Atención con este detalle: que un dominio del sentido de la vida (el sentido ideológico-religioso) sea mayormente importante que el resto no quiere decir que éstos no son necesarios. Todos son igual de importantes y la diferencia radica en que uno de los sentidos es el hilo conductor de la vida del ser humano, mientras que los otros son complementos. Pero la importancia está en que son complementos que forman al ser humano como tal y la carencia de uno de éstos podría “deshumanizar” a un hombre.

Ha esta altura del análisis surge el espacio de analizar más profundamente lo que es una creencia religiosa y lo que es una creencia ideológica. Partiremos con las creencias religiosas: éstas corresponden a las creencias que se basan en una relación con un mundo sobrenatural, especialmente con un ser todopoderoso denominado con el nombre de Dios. Por ejemplo, según esta lógica el cristianismo es una creencia religiosa debido a que los cristianos tenemos la fe de que existe un ser superior, que es nuestro padre, al que denominamos Dios y que Él fue quien nos entregó a su hijo Jesucristo para darnos el perdón de todos nuestros pecados. Creemos en el cielo y en la vida eterna, y que después de la muerte nuestro padre nos conducirá hacia su paraíso. Pero, ¿Sólo debemos quedarnos en la fe? La respuesta clara es que no, debido a que esta creencia también exige una puesta en práctica. Por ejemplo en el caso de los cristianos la puesta en práctica corresponde a ser una persona que sigue el evangelio (la palabra de Dios) y que ama al prójimo como a sí mismo. Muchas veces las creencias religiosas poseen una persona que fija su doctrina y posee una serie de escritos que la ayudan a se lo que es. En el caso del mismo cristianismo quien instaura a la religión como tal es Jesucristo y los escritos se ven representados por la Biblia. Desde mi perspectiva, los cristianos (tratando de hacer valer esta idea a las demás religiones) no son coherentes con la religión, debido a que se quedan demasiado en lo que es la fe y no la llevan a la práctica. De esta forma, pienso que el sentido de la vida se ve pasado a llevar debido a que éste como está centrado en los demás exige que la fe sea puesta en práctica, de manera que si no es llevada a la acción ésta deja de ser un sentido de la vida y se vuelve meramente un pensamiento.

Pasemos a lo que concierne a lo ideológico. Una creencia ideológica corresponde a la creencia en un conjunto de ideas que tienden hacia la conservación o la transformación del sistema existente, tanto político, religioso, social, económico, etc. De manera que podemos inferir que una creencia ideológica se vuelve la fe en un grupo de ideas que pueden terminar por conservar, mejorar, empeorar o modificar un sistema. De esta forma, al igual que en el sentido religioso, estas ideas merecen una puesta en práctica fuera de lo teórico, de manera que la idea y que la puesta en práctica sean coherentes. Por ejemplo en el caso del comunismo, la idea principal es la lucha de clases: constantemente hay una lucha entre la clase opresora (burguesía) y la clase oprimida (proletario) de manera que una oprime a la otra otorgándole injusticia, por lo que se debe luchar contra esto he instaurar un estado en cierta medida opresor que unifique a todas las clases haciendo una única (el proletario), de manera que todas las propiedades pasan a manos del estado (acabando así con la propiedad privada ) y todo individuo debe trabajar para éste. Esto es la teoría y su puesta en práctica ha sido catalogada como una utopía; y como esta idea no puede ser llevada del todo a la práctica, puede demostrarse la coherencia de los miembros de la idea por medio de acciones más pequeñas pero de igual validez, como lo puede ser la lucha por los derechos de los trabajadores.

De esta comparación entre creencia religiosa y creencia ideológica concluyo que ambas representan un sentido de la vida en la medida que ambas poseen una creencia que debe ser llevada a la práctica. Esta creencia es la que debe constituir un hilo conductor en la vida de la persona y debe serlo principalmente en la medida de la puesta en práctica, debido a que de esta forma contribuirá a los demás y ayudará en la formación y construcción de una humanidad mejor (catalogando a una humanidad mejor como una humanidad con más justicia y menos monótona, donde realmente se dejen ver las ideologías que van hacia los demás y no hacia la rutina y al capital). Su diferenciación radica en que una se basa en creencias con el mundo supernatural (paraíso, etc.) y las otras tienen un fundamento mayormente terrenal, centrado en ideas directas hacia la humanidad. De esto vale la pena aclarar el detalle de que lo supernatural puede ser llevado a cabo también a lo terrenal, pero que una creencia en algo superior puede hacer que se pierda una fracción del afán de “cambiar al mundo”, en el sentido que la divinidad me puede quitar tiempo para el prójimo, porque la divinidad lo exige, la divinidad me obliga a dedicarle tiempo que la ideología al mismo tiempo puede utilizarlo para mejorar la sociedad.

A fin de cuentas podemos decir que el sentido de la vida no es alcanzable como una meta: no podemos decir que “completé o alcancé el sentido de mi vida”. Es “acumulable”, es decir, que a través del transcurso de la vida se van realizando distintas acciones y se van tomando distintas actitudes y posturas que van solidificando y completando lo que es el sentido. No puede darse por cumplido en cualquier momento de la vida, debido a que como no ha habido una culminación de todos los sucesos no se puede dar por satisfecho o por fracaso el sentido. En el único en que se podrá saber si la persona cumplió o no su sentido de la vida es en la muerte, y lógicamente tendrá que ser por el resto de la gente que formó su “entorno”. De esto podrá surgir la duda de que ¿es la muerte el sentido de la vida? De ninguna forma, ya que la muerte es un “acontecimiento” que llega por sí solo (y en algunos casos es provocado), mientras que el sentido de la vida debe hacerlo cada uno y debe poner de su propia disposición para realizarlo y “lograrlo” coherentemente.

Esto se debe a que la muerte es el momento en que la vida se acaba, en que la vida se ve finalizada (considerando a ésta como la vida terrenal con el propósito de evitar discusiones religiosas) por lo que en este momento se pueden sacar cuentas si es que el objetivo de la vida ideológico fue “completado” y si es que el resto de los dominios complementó al sentido ideológico. De lo anterior se concluye que el sentido de la vida es la culminación satisfactoria del propósito ideológico de la persona siempre y cuando ésta haya complementado este propósito en lo emocional, en lo afectivo, en lo intelectual y en lo relativo a los desafíos. Este sentido se puede dar por satisfecho o por fallido sólo en el momento de la muerte, debido a que este es el momento en que la vida se ve culminada, por lo que su sentido también.

La persona nunca podrá saber si su sentido de la vida fue concretado o no, pero podrá saber si está bien encaminado, basándose en sus principios ideológicos y si ha logrado complementar esta ideología con los otros sentidos. Acá surge un nuevo aspecto importante del sentido de la vida, que es la felicidad. ¿Para qué sirve cumplir el sentido ideológico y complementarlo con otros dominios si no se es feliz? La felicidad es un indicador de que el sentido ideológico está siendo logrado y que está siendo complementado con el éxito del resto de los dominios. La felicidad indica que la persona no ha llevado a cabo una vida rítmica y rutinaria, y es señal de que se ha complementado con los demás y de esta forma también ha complementado a los demás (aspecto excesivamente importante en el sentido de la vida, representado en la importancia de los demás). El hecho de que una persona esté cumpliendo satisfactoriamente su sentido ideológico debe darle plena felicidad, y está será aún mayor en la medida que sus dominios complementarios lo “llenen”.

A esta altura surge la duda de que si la persona involuntariamente cumplirá su objetivo. Esto no es así, debido a que la persona para completar su sentido de la vida y para alcanzar la felicidad debe tener esfuerzo. Sin esfuerzo no se llegará a ninguna parte, de manera que no se cumplirá el sentido ideológico (de forma que se caerá en la complementación rutinaria del resto de los sentidos complementarios como un todo) y se caerá en la típica rutina que predomina en nuestra sociedad gracias al sistema capitalista. El sentido de muchas personas en la vida es primero que todo estudiar, posteriormente sacar un título universitario. Luego casarse, tener hijos, comprar la casa propia, y un auto hermoso que resalte sobre los demás. El propósito de esto es la adquisición de capital, pero ¿esto es felicidad? Si es que vemos la felicidad desde la perspectiva de poseer bienes materiales si lo es, pero si lo miramos desde una perspectiva ideológica complementaria no lo es, ya que se está siguiendo el común que el sistema ha instaurado y se está dejando de lado al resto de la gente (al botar al tiesto de la basura a los demás se está dejando de lado la ideología). Desde mi perspectiva, la ideología llama a tratar de marcar la diferencia, debido a que mi ideal me debe mover de tal manera que no me deje arrastrar realmente por el sistema instaurado.

Es por esto que la felicidad puede ser alcanzada siempre y cuando haya un sentido ideológico que haga complementarse con los demás y a complementar a los demás, y que esta ideología sea complementada por el resto de los dominio, de forma que acá explicito que esos sentidos no deben llevarse a cabo por separado, y si son llevados de esta manera no son sentidos sino que “aspectos” de la vida. Si pasa esto la persona deja de tener un sentido de la vida y se vuelve una máquina que sigue un rumbo cotidiano y rutinario.

Siempre hay un propósito de la vida, pero el individuo debe decidir si ese propósito es propio o impuesto. Siempre hay un propósito para vivir, porque si no lo hubiese ¿Qué pasaría? Simplemente nos suicidaríamos, daríamos fin a una vida que no tiene sentido de ser vivida. Por lo menos en otro caso viviríamos colmados de depresiones y de bajas de ánimo, bajo la lógica de no querer vivir. Es por esto que el hombre debe darse a sí mismo un sentido ideológico un o un propósito propio con el cual mover su vida (si es que la persona no tiene un ideología que lo mueva es preferible que tenga un propósito propio que cumplir antes del momento de la muerte, pero esto no quiere decir que es lo apropiado). Este sentido propio si no es una idea que lo mueve no es sentido, porque el intento de satisfacer el resto de los sentidos de la vida (complementarios), cada uno por su parte, no busca la complementación sino que la culminación de distintas exigencias del sistema social en el que estamos insertos. Usted como lector hábil y perspicaz se preguntará que qué es lo que pasa con las personas que llevan una vida mal encaminada y que se dan cuenta de esto, que tienen conciencia que llevan una vida monótona, tratando de cumplir exigencias impuestas por una sociedad exigente. Son personas vacías, debido a que no tienen un impulso propio por vivir. Son personas que no tienen un fundamento día a día para decir ¿por qué sigo viviendo? Son seres que continuamente caen en depresiones y en distintas enfermedades psicológicas por la presencia de un vacío grande en sus vidas. Son humanos que tienen en algunos casos todos los beneficios materiales posibles, pero presentan vacíos en sus relaciones interpersonales. No poseen relaciones con sus hijos o con su pareja, de manera que no puede complementarse y sus hijos al no ser complementados con el cariño paternal o maternal se hacen personas al igual que sus padres, vacías y sin sentido de la vida en la medida que no hay relaciones interpersonales. Son seres muy propensos al suicidio, debido a que no tienen un afán por seguir viviendo y al no tener un objetivo de la vida y personas por las cuales seguir viviendo deciden finalmente en un momento de crisis acabar con la vida. De lo último usted se preguntará como un lector cuidadoso y crítico si es que una persona se puede transformar en un sentido de la vida. Me explico: Una mujer se convierte en madre soltera después de una relación con un hombre que la ha abandonado. La vida de esta mujer en los dominios complementarios es simplemente un fracaso, no habiendo terminado sus estudios y no habiéndose casado con el hombre que ella amaba y que la ha dejado. Para que hablar sobre el sentido ideológico, debido a que nunca lo poseyó. Ella piensa en quitarse la vida pero después que nace su hija lo duda. ¿Podría ella ser el sentido de su vida? Yo pienso que si, debido a que el afán de hacer sobrevivir a una niña que es de su propia sangre la moverá, y los demás sentidos de su vida complementarios podrán complementar este afán de hacer vivir y acompañar a la niña durante su crecimiento y maduración como persona. Por eso sostengo que una persona puede transformarse en el sentido de la vida de una semejante en el momento en que el afán sea acompañarla, protegerla o hacerla surgir u se esté acompañado de una buena intención. En algún caso una persona también pude transformarse en un sentido de la vida complementario: un hombre que sigue la religión católica puede complementarse con la mujer que ama (y también puede complementarla a ella). Un joven que profesa el cristianismo puede verse complementado por su madre, quien también es una gran cristiana. Un hombre que es profesor puede complementarse con su hija, debido a que con ella aprende más sobre la pedagogía, y su hija puede ser el sentido de la vida complementario debido a que para ella vive y para ella trabaja, con el afán de darle sustento.

Usted, como lector cuidadoso y precavido, se preguntará si es que el sentido de la vida puede transformarse en una utopía, y si es que es inalcanzable, ¿Es sentido de la vida un sueño inalcanzable? Desde una perspectiva ideológica si, debido a que muchas veces las ideologías son inalcanzables y se realizan obras más pequeñas que las satisfacen (como se menciona anteriormente), como en el caso del comunista, también entregado con anterioridad, donde él al no poder tener un sistema comunista en el país que vive podrá luchar por los derechos de los trabajadores o por el verdadero cumplimiento de la democracia. Desde una perspectiva quizás no lo sea, porque que tenga un carácter de imposible dificulta en gran medida su cumplimiento, por lo que si no se puede cumplir, y no se pueden realizar distintos actos que ayuden a satisfacer el sentido no habrá una forma de complementarlo con el resto de los sentidos, de forma que se tratará de completar de manera individual cada “subsentido” y se caerá en una vida rutinaria y metódica. Más aún, cuando un sueño es imposible es porque no hay una aprobación social, y ¿se puede llevar a cabo un sentido con una sociedad en contra? No, ya que el afán del sentido ideológico de la vida es complementar a los demás y verse complementado con los demás, por lo que si la sociedad está en contra de uno no se pueden llevar beneficios de estas relaciones, sino que solo desventajas, como aportación de la sociedad, segregación u otros fenómenos.

Pero esta mirada a la utopía es demasiado fría y crítica, y no hemos considerado que tener un ideal de este tipo puede ayudar a la formación de un mundo mejor. Surge la pregunta asquerosamente negativa ¿no será mejor resignarse si es que mi sueño es imposible? Según Nietzche el resentimiento es necesario en un mundo en que ya es infernal. Esta realidad no deja que el hombre se rebele, y la rebelión al ser un fenómeno hermoso libraría al hombre, aunque el hombre nunca se liberaría del todo porque vive en la realidad, en el mundo sensible. Yo sostengo que la resignación es innecesaria e indebida y no debe darse en ningún caso, debido a que cuando el hombre resigna su sentido de la vida ideológico y deja de luchar está acabando con todo su sentido y afán de existencia. Si ve que el sentido de la vida no es alcanzable y que está perdiendo el tiempo con él debe cambiarlo o modificarlo, pero no resignarlo ni abandonar el sentido del todo.

Nietzche también sostiene que la sociedad no deja amar al prójimo, que es uno mismo. ¿Pero por qué es uno mismo? Porque el prójimo no existe en sí, uno es quien se hace los enemigos a él mismo. Yo invento quienes en realidad son mis enemigos, yo hago una proyección moral de quienes son mis rivales, y yo represento en mi mente a “quien quiero matar”. Esta visión no destruye la teoría del sentido ideológico de que este va hacia los demás, con sentido de “retro complementación”, sino que la complementa, en el sentido que así debo tratar de evitar los prejuicios morales de quienes son mis enemigos. Más aún, el filósofo alemán sostiene que si yo evito amar y respetar al prójimo (como lo piensa el cristianismo) así yo podré evitar a mis enemigos y cuidarme de ellos, de manera que me protejo a mí mismo. Desde esto surge la duda de que ¿El sentido está dirigido hacia aquellos que son mis enemigos? Desde mi mirada depende del punto de vista de la persona: Si es un cristiano, o una persona que cree que su enemigo es su cercano y a quien debe amar, si. Si es una persona que quiere mejorar a la sociedad cree que hay personas que son un impedimento y que están contra el afán de mejoramiento del planeta, no. Pero pienso que esta enemistad debe tener una justificación sólida como un odio reconocido y debe tener fundamento en las personalidades u opiniones de las personas involucradas, y estas enemistades no se deben dejar llevar por las apariencias de la gente. Justifico esto en que las personas tenemos dificultades y diferencias entre nosotros, y que no se deben aceptar frases como “somos todos hermanos” o “todos debemos amarnos” por su contenido “cliché”.

Conclusión.

Del análisis anterior podemos concluir que el sentido de la vida es la acumulación de acontecimientos de la vida, conforme a lo que podemos llamar “el sentido de la vida principal” que corresponde al sentido ideológico, al cual giran en torno el resto de los dominios del sentido de la vida como son el sentido emocional, el intelectual, el afectivo y el que corresponde a los desafíos. Más aún, podemos concluir que el único momento en el que se puede saber si esta acumulación de acontecimientos fue satisfactoria o fue fallida es en la muerte. Pero nosotros no sabemos si seguiremos viviendo o si conoceremos el resultado, sino que debe ser visto por los demás: el resto es quien concluye si la vida y su sentido fueron satisfactorias. La sociedad es quien deberá evaluar el resultado del sentido de la vida. Además, la felicidad es un indicador de que la persona ha ido cumpliendo satisfactoriamente su sentido de la vida ideológico y también de que lo ha sabido complementar con el resto de los dominios del sentido. Si no hay felicidad se indica la “vaciedad” en la vida de la persona y se indica que no se ha impulsado por un propósito propio, sino que se ha dejado impulsar por los demás o por el sistema instaurado. Eso quiere decir que ha tomado una vida rutinaria y sin poca variedad, por lo que no podrá llevar a cabo una vida ideológica apropiada, donde se exige un empeño por innovar y salir de la monotonía.

El sentido de la vida ideológico puede corresponder tanto a una ideología como a una religión, siempre y cuando acarreen una fe por las ideas (en el caso de la ideología) o en una divinidad (en caso de la religión) que siempre debe llevar una puesta en práctica, debido a que si no la posee no es un ideal sino que sólo un pensamiento. La puesta en práctica es fundamental, debido a que es lo que hace que el sentido de la vida colabore con la construcción de una de una sociedad más justa. Más aún, la persona debe saber complementar al resto a través de su ideal, y debe dejarse complementar como un ser humano por los demás. Es por la razón anterior que sostengo que las relaciones sociales son fundamentales en el sentido ideológico. Más aún, al ser el sentido ideológico y el sentido de la vida en sí para la sociedad, por lo que se debe tratar de ir con “la corriente” de ésta y no tratar de in en contra de ella, de manera que en algún sentido la utopía no es apropiada, porque al ser un sueño inalcanzable muchas veces puede ir en contra de la sociedad y puede encontrarse lejos del debido cumplimiento o simplemente de un mísero alcance.

El hombre es libre en el momento de elegir su propia ideología. Es más, debe elegirla libremente y no se le debe imponer, de forma que con su propio ideal mejore a la humanidad. Es libre en el sentido de su participación dentro de la sociedad, pero de todas formas su libertad se ve limitada por su mismo cuerpo, como dice Nietzche. También se ve limitada por la sociedad, que exige un cierto tipo de estilo de vida para la supervivencia. Debe poseer un impulso que lo mueva a querer cambiar la sociedad. Un impulso que debe complementar con el resto de la sociedad y que deje ayudar a complementarlo, pasa así tener una razón más para la continuación de la vida. Este intento de cumplir el propósito llena la vida de la persona, y evita en ella depresiones o distintitas etapas de degradación del ánimo, donde la persona dudará el por qué de su existencia y de su vida. Este propósito evitará la muerte voluntaria de la persona y la mantendrá llena de ánimo y vida siempre y cuando se esté complementando. Le responderá automáticamente la pregunta del día a día ¿por qué vivo?...

El sentido de la vida lo es todo en el hombre, porque es su hilo conductor. Es lo que guía al hombre, y no puede gozar la vida sin él. La vida debe llevarse a cabo por uno mismo, y no por modas o por sistemas impuestos. Hacer la innovación es la vida: romper la rutina y la sistematización es lograr vivir. Vencer los temores es lograr vivir, debido a que pierdo el miedo a lo que más temo. Saber enfrentar los desafíos y las dificultades es librarse y lograr vivir. Saber luchar por los demás y por uno mismo es vivir. El sentido de la vida es lograr vivir conforme a mis ideas y propuestas conforme a lo que creo y lo que pienso que es mejor… Nuestro sentido es como la mentira en nuestras vidas…

“No le quitéis la mentira al hombre, que no sabría vivir sin ella”

Henrik Ibsen