12 de agosto de 2008

Avance de Tesis de Cristián Ortiz Henríquez

Valentina Carrozzi Reyes 
 04/08/08

Fundamento Motivacional de la pregunta: ¿Vale la pena tener esperanza?

En lo personal, elegí la pregunta sobre la cual haré mi tesis, porque esta ha sido una duda que me surgió luego de mis primeros fracasos amorosos. Séptimo básico fue el año en que empecé a sentir atracción sobre la gente del sexo opuesto y la primera vez en que concientemente me gustó alguien. Además, siempre había visto a mi hermano en estas raras prácticas y en mi niñez me vi muy confundido de por qué la gente hacía esto y qué provocaba vivir uno mismo tal fenómeno en que dos personas( por lo general) se comienzan a acercar tan sospechosamente.

Llegado el momento, mi cuerpo comenzó a cambiar y empecé a sentir la necesidad de estar en compañía de niñas por un interés incomprensible, mayores y más intensas fueron las dudas y más impaciencia sentía por saberlo. Quería conocer qué se experimentaba al dar un beso, qué se sentía al estar con otra persona y el creer que ella también sentía cosas por ti, el tener una compañera incondicional que estuviera ,idealmente, más dispuesta que las otras personas a ser tu confidente, a tal vez interesarse por lo que compartieses con ella y finalmente, disponer de alguien especial en que uno se pudiera ver hallado, algo así como una existencia compartida.

Al mismo tiempo, iba construyendo toda una metafísica del amor bastante quijotesca, influenciada por: Las ideas de la infancia, la literatura caballeresca y el enfoque tan idóneo en que lo encontramos en libros de filosofía y las novelas antiguas. Ya poseía todo un polvorín de ideas, sueños y predisposiciones, dispuesto a encontrar y batallar por el amor de mi propia Dulcinea del Toboso. A finales de séptimo básico, casi sin darme cuenta, noté que otra persona me empezaba a concebir de una manera especial y supe por la forma en que me hablaba y que me miraba que ella era la indicada, el regalo que Dios que enviaba para satisfacer todas mis dudas. Todo estaba bien al comienzo, se acercaba mi esperada fecha donde por fin iba a poder concretar físicamente mis intenciones y encontrar la respuesta a la pregunta más importante, que era qué se sentía el primer beso . Pero, para mi desgracia, justo antes de conseguirlo, algunas cosas salieron mal y comenzaron los fracasos, las desilusiones, las angustias y los curiosos intensos dolores. 

En mi disco duro también estaba la información del amor cristiano, que me incitaba a no rendirme y a seguir intentando y queriendo a esa persona, a pesar de que me hacia daño y sin tener en cuenta el paso del tiempo y del efecto que éste tiene en las relaciones que no se concretan. Entonces, la suma de las infantiles dudas y los efectos que producían en mi, la conciencia del frecuente fracaso, el impulso de seguir motivado por la moral cristiana, la ilusión, la decepción sentida luego del desencanto de la otra persona, mi inexperiencia y el dolor que causa saber que estuvimos tan cerca de conseguir lo que anhelábamos, pero que finalmente no obtuvimos, me llevó a mi primer naufragio amoroso y desencadenó mi primera crisis existencial. 

Las experiencias que siguieron a ésta tampoco fueron tan buenas y a pesar de que pude conocer lo que era sentir intensamente, no podía conseguir una relación real, física y existente. Pude resolver más o menos todas esas grandes dudas y motivaciones alrededor de final de segundo medio, pero la pregunta que tantas veces me había hecho después de los malos finales ya estaba aprehendida; es: ¿Tengo que creer que ,finalmente, voy a obtener lo que deseo? La ilusión alimentaba el espíritu, pero luego el impacto que recibía al chocar con la realidad si fallaba, y el intenso dolor de la desilusión me causaban enormes estragos.
 
Esta es una gran tensión que surge y vive ,a veces, quien desea algo. Todas las personas “psicológicamente normales” se ven dentro de este juego del creer: el creer en Dios, el creer que el cáncer terminal va a desaparecer y que se recuperará y podrá irse a su casa, el creer que ,al final, va a tener tiempo para hacer todo lo que desea y que ,sin embargo, no puede realizar ,ya que debe trabajar mucho. El creer que se va a ganar la lotería y que alcanzará su propia felicidad. Pero, ¿vasta con creer para que eso se cumpla?

 ¿Necesitamos anhelar que eso suceda para que ocurra? ¿Tenemos que creer necesariamente en un cielo, en una vida después de esta vida, para ir allá, para finalmente materializar y volver concreta esa oportunidad? ¿Cómo saber que no estamos perdiendo el tiempo creyendo, si existe un 50% de posibilidades de que no suceda lo que queremos?¿Basta con creer para que ocurra o no? ¿Es el tener esperanza una forma de iniciar la existencia de lo que deseamos, de concretizar la oportunidad? Y finalmente,¿qué tal si estamos destinados y no tenemos influencia que ejercer sobre nuestro futuro y lo que deseamos? Ante tales preguntas, haré el intento de responder si vale la pena tener esperanza.

2 comentarios:

Teoría del Conocimiento dijo...

De las preguntas de tésis que he leído, me parece que la tuya ha nacido desde la profundidad de Cristián Ortiz, que de verdad es una interrogante que te aflije y no fue inventada para una tésis de final de año. Y es porque tu relato incluso enternece al comienzo, expresas bien tus sentimientos y llama la atención. Tengo la esperanza que lograrás llegar a una conclusión. Un abrazo Mini!

Tomás Marticorena 3Medio C

Teoría del Conocimiento dijo...

Creo que tu pregunta es de las mejores y que mas me llegaa de todas las que vi. Porque veo que es una pregunta totalmente colectiva y lo que ahi escribiste nos paso y nos pasa a cada uno de los que la vamos leyendo. el tema de la esperanza es algo totalmente trasendental para el hombre y es una pregunta que todos tienen, pero nadie se atreve a responderla..
Ademas creo que la forma que la afrontaste fue de verdad como muy magica, lo que le da un toque totalmente personal y sentimental...

tu pregunta es increible y mucha suerteee FELICITACIONES...


saludos


diego Nuñez!!!