12 de agosto de 2008

Formulación de una pregunta un tanto capciosa

La verdad es que no sé cómo comenzar a decirles de dónde, cuándo ni cómo apareció esta pregunta en mi cabeza, porque para serles franco, ni siquiera a mi se me ocurren respuestas a estas interrogantes, así que simplemente les relataré lo mejor que pueda cómo creo yo que esta pregunta llegó, o más bien, surgió dentro de mis haberes.

Bien, aquí voy: normalmente nuestras vidas avanzan por esta jungla, a la que hemos bautizado como “civilización”, sin hacer altos ni pares, ha llegado a lo más profundo de nuestra consciencia aquel refrán popular que dice: “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”, este mundo gira demasiado rápido y si no giramos con él, nos hundimos en el abismo de la soledad, abandono, cesantía, etc.
Tan enajenados estamos de este prototipo de vida perfecta, que, de un tiempo a esta parte me he percatado que se nos está olvidando cuándo dejamos de sobrevivir y comenzamos a vivir. Y en esto me gustaría hacer hincapié, porque son estos dos términos que acabo de mencionar, aquellos en los que se funda mi cuestionamiento. Recuerdo que cuando tenía, más o menos, 15 años, aparecieron en mi vida, aquellas dos palabras, como dos tortolitas que nunca más volvieron a volar en busca de un nuevo hogar, y que, sí bien, son similares, si logramos entender su abismante diferencia, probablemente encontraremos la cura al cáncer más dañino, a mi parecer, del día de hoy, que es aquel con el que cargan todas las grandes civilizaciones de nuestra era contemporánea y que transforma a los hombres en autómatas, verdaderas máquinas de trabajo que funcionan en base a las rutinas a las cuales están tan acostumbrados, es el cáncer de la Globalización. Y aquí está la madre del cordero, como diría algún huasito, es precisamente esta Globalización la que nos ha hecho enredar y confundir, el “vivir” del “sobrevivir”. Me imagino que ustedes todavía se preguntarán, está bien, pero ¿cuál es la diferencia que este sujeto hace entre “vivir” y “sobrevivir”? bien, cuando hablo de sobrevivir, me refiero a soportar el día a día, es decir, tratar de desgastarme lo menos posible consiguiendo mis necesidades básicas para mantener mi existencia en pie, por otra parte cuando hablo de vivir, hablo de darme por entero para lograr aquellas cosas que sueño y que deseo y una vez que las consigo, disfrutarlas al máximo, sin estar pensando que si me desgasto demasiado en eso, probablemente mi existencia se vea afectada, eso a grandes rasgos claro.

Bien, luego de esta resumida crítica a la sociedad actual que les he presentado, les aclaro por qué se las he presentado, lo he hecho porque todo lo que he escrito anteriormente son ideas que me han estado dando vueltas en la cabeza desde hace mucho tiempo, yo creo que demasiado, quizás de distintas formas, pero lo esencial, que es lo que he tratado de expresarles en las resumidas líneas de la página anterior, siempre se ha mantenido, entonces ¿cómo podrían ustedes entender el por qué de mi pregunta, sin antes saber aquellas motivaciones personales que me han llevado a formularla? Imposible.
Bueno ahora ustedes saben el núcleo, o, idea central de mi pregunta, es decir todo lo que hay tras ella, pero qué es lo que ha inyectado que sea ahora, que no haya sido antes, el surgimiento de esta, es lo que les relataré a continuación, y se los relataré porque ocurrió de un modo casual y en el momento menos esperado. Resulta que, me dirigía, hace aproximadamente dos semanas atrás, a la casa de mi polola, y para variar, iba atrasado, entonces iba muy apurado, pasó pues que una vez llegué a la estación del metro donde tenía que bajarme, salí prácticamente corriendo de este, y cuando iba subiendo las escaleras, bastante cansado, <>de la nada atravesó mis pensamientos, como un rayo de luz cegadora, una pregunta: << ¿por qué tan rápido? Y luego casi al mismo tiempo otra ¿acaso si te demoras diez minutos más, la Fran ya no estará en casa? >>Y como si fuera un acto reflejo, comenzaron a surgir respuestas inmediatas: <>, <>, etc. Fue así entonces que decidí prender un cigarrillo e irme caminando lo más tranquilo que me fuese posible hacia la casa de mi, amadísima, Francisca, pero no me iría lento, sólo para tomar aire, el motivo de mi relajado andar era poder observar, aunque fuese por un momento, a los demás y sus conductas, y así lo hice, les aseguro que no alancé a ver ni siquiera a una sola persona, que no fuese con un semblante de estrés, con un caminar tosco y apurado, sin mirar aunque fuese un poco hacia su lado, más bien todos iban cabizbajos, casi sin expresión facial, en un momento llegué a pensar que quizás ese día era de duelo nacional y yo no me había enterado, pero claramente, el motivo no era ese. Y así fue como de un instante a otro apareció en mi cabeza la pregunta que mejor englobaba todas las interrogantes que me surgían al ver a todas estas personas: << señoras y señores del mundo, acaso ustedes ¿viven realmente su vida?>> y esta es amigos míos, la pregunta un tanto capciosa que de un tiempo a esta parte he estado tratando de resolver y que espero, al menos aclararla mediante mi tesis. (Capciosa porque enreda mis pensamientos y ha hecho que confiese conmigo mismo, un sin fin de pensamientos que, quizás, yo mismo no quería aceptar)


Matías Valdés L.
3ºMedio C

No hay comentarios.: