18 de noviembre de 2006

Felipe Jara - Tesis Finalizada "¿Cuál es el sentido de la vida?"

¿Cuál es el sentido de la vida?

Introducción

Mucha gente durante el transcurso de su existencia se ha preguntado para qué vive. Hay momentos en el que la vida no posee un hilo conductor ni un propósito, y estas dudas se ven gavilladas por momentos amargos, o por vacíos emocionales, afectivos, intelectuales o ideológicos en la vida. ¿La vida debe poseer un propósito? Eso es lo que se discutirá con posterioridad, debido a que, según mi punto de vista, el hombre se debe guiar y guiar sus actos según el sentido de la vida que debe autoestablecerse, un propósito por el cual debe seguir viviendo y debe luchar día a día contra diversas dificultades y diversos desafíos que la vida nos va poniendo delante.

Una persona debe tener la capacidad de responderse día a día para qué vive, por lo que si no tiene una respuesta no tendrá un fundamento para seguir viviendo. Es por esto que soy de la posición de que el ser humano debe poseer un propósito para vivir, un propósito con el cual beneficiarse a sí mismo y beneficiar a la sociedad. Sin este afán habrá un vacío en la vida y no habrá ánimos de vivir. Por esto, la persona debe elegir un propósito por el cual vivir. A mi en lo personal me mueve desarrollar esta pregunta porque no tengo un sentido de la vida claro, y me gustaría que la siguiente exposición me ayudara a clarificar cómo debe ser, qué exigencias debe cumplir y cómo lo tendré que llevar a cabo.

No debe ser cualquier propósito, sino que debe definirse cuidadosamente, como presentaremos a continuación.

Desde mi perspectiva el hombre debe componer su sentido de la vida como un todo, compuesto de distintos dominios como el emocional, el afectivo y el intelectual, y todos estos dominios deben guiarse y complementar al sentido de la vida ideológico, a través del cual el ser humano guiará y realizará sus actos. El sentido de la vida ideológico será una suerte de hilo conductor en la vida de la persona. ¿Pero qué es el sentido ideológico de la persona? Es una ideología o una religión.

En muchas ocasiones he pensado qué es la religión. Lo he visto en muchas personas y en el pasado hasta lo comprendo en mí. En algún momento fui un apasionado creyente, cuyo sentido de la vida era seguir a Cristo y a Dios. De un momento a otro sentí un vacío, debido a que dejé de creer en lo que pensaba que era cierto. Hubo una ruptura en la que sentí una carencia de significado de mi existencia. Esa ha sido una de muchas. Pienso que el sentido no sólo debe ser religioso, sino que debe tener una tonalidad mayormente ideológica: Considerar el pensamiento y los ideales como un sentido de la vida que determine las prácticas que tomaré en el futuro. Pero esto no es suficiente, debido a que pienso que es vago que la vida, al contener una infinidad de dominios e interacciones se centre puramente en lo religioso e ideológico. Debería de haber un equilibrio entre todas las materias en las que pueda internalizarse el hombre. Por eso es que el sentido debe abarcar una totalidad considerable de aspectos que puedan consolidar de una manera solidificada la vida del hombre, de manera que éste se construya a sí mismo, y que de esta manera también ayude en la construcción de una sociedad más humanizada y unificada. Este equilibrio debe girar en torno al objetivo central de la vida de la persona, que ha mi juicio es el ideológico-religioso, pero también creo que el hombre puede tomar lo que más le parezca como objetivo central según la lógica del libre albedrío, donde cada hombre.

El hombre tiene una libertad de decidir su sentido de la vida, pero para que el hombre se llene a sí mismo con la sociedad y él complemente al grupo humano debe ser ideológico o religioso, ya que el afán de estas dos ideas es la sociedad en sí. Discutiremos más adelante por qué el hombre debe elegir un sentido ideológico y no debe llevar a cabo por sí solo cada uno del resto de los objetivos de la vida (emocional, intelectual e intelectual). Cada uno es dueño de su propio destino. Pero considero que esta libertad tampoco puede ser ilimitada, para así no provocar daños y terminar perjudicando a la sociedad en vez de construirla. De esta forma, sostengo que el hombre no debe tener una libertad en sentido estricto, sino que debe estar limitado por la sociedad para mantenerse al margen de ésta, pero que es libre en el sentido de seleccionar su destino y su pensamiento.

En lo que respecta a una creencia, concepto que es significativo en lo que es mi cuestionamiento, pienso que en algún sentido, debido a que es “un conjunto de esfuerzos que ha sido heredado por los hombres a través del inconsciente colectivo”, idea que es de Ortega pero tiene una gran influencia de lo que es la teoría psicológica Junguiana. De esta manera puede sostener que una creencia, como lo sería la religión, tiene mayormente un carácter social, es decir, que una creencia puede ser un objetivo de la sociedad, como lo podría ser el cristianismo, donde el objetivo social sería encontrar una sociedad más justa. También la creencia se puede volver el sentido de vida de una sola persona, pero en ese sentido no sería complementaria debido a que se estarían dejando ciertos aspectos que deben incluirse en el sentido de la vida de la persona, como ya he mencionado. Llevar a cabo una ideología no puede trasformarse en un sentido de vida, debido a que una ideología al tener un carácter social o divino no complacerá a la persona y en algún caso el aporte a su medio puede ser mísero, de tal manera que llegará a no cumplir ningún objetivo. Ya he explicado que si tiene un carácter social puede ser fructífero para el medio en que se encuentra la persona pero quizás no para ésta. Me explico, si una persona tiene como su objetivo de vida servir al necesitado tal vez lo cumpla y esto traerá una satisfacción para la persona, pero ¿Esa satisfacción será tan radical y extensa que abarcará todos los dominios de la persona? Tal vez no, y solamente será una satisfacción a un punto del sentido de vida. La persona debe establecer un sentido amplio de manera que su sentido abarque varios aspectos e la misma persona y de la sociedad, de manera que si su objetivo es llevado a cabo satisfactoriamente satisfará a él y al resto. Es por esto que sostengo que es complementario.

Desarrollo.

Durante esta exposición hablaré con el término de “dominio” refiriéndome a los sentidos de la vida complementarios, o a cualquier aspecto del sentido de la vida. Cuando hablo con este término me refiero a un aspecto propio y determinado del sentido, que se refiere a que el sentido de la vida general tiene dominancia sobre este aspecto. Por ejemplo el dominio intelectual se refiere a que el sentido de la vida tiene dominancia sobre este aspecto, de manera que se ve determinado por este propósito, por lo que la intelectualidad es un dominio del sentido de la vida.

Detallemos un poco cada dominio:

a) El primer dominio corresponde al ideológico, que es el central en la vida de la persona, el sentido alrededor del cual giran el resto de los sentidos, de manera que lo deben complementar.

b) El segundo dominio corresponde al intelectual, que corresponde al dominio que se relaciona con la intelectualidad de la persona, es decir, con sus conocimientos y con sus logros académicos, los cuales tendrá que poner a disposición de su sentido de la vida ideológico y del resto de la sociedad.

c) El tercer dominio de la persona es el afectivo, que corresponde a la vida afectiva y amorosa de la persona. A mi juicio es el de mayor importancia complementaria para el sentido ideológico, debido a que el amor es lo que puede mover a la persona y complementarla mayormente para el cumplimiento de su sentido de la vida.

d) El cuarto dominio del sentido de la vida corresponde al emocional, que se relaciona directamente con la emocionalidad de la persona. Este tiene directa relación con cada aspecto y relación en la vida de la persona, debido a que puede mejorar o empeorar la estabilidad emocional del ente, por lo que también está involucrada con el sentido de la vida ideológico en la medida que puede afectar el desempeño del cumplimiento de éste.

A medida que avancemos iremos descubriendo otros dominios y aspectos importantes dentro de la vida de la persona.

Un elemento de este amplio sentido de vida, del que soy partidario, es que la ideología debe ser una base fundamental en el individuo, sea cual sea su aporte a si mismo o al resto, debido a que a través de ésta mirará al mundo. Se formará una imagen del mundo respecto a lo que él piensa y todo lo que elabore se dejará influenciar por este velo, como dice el mismo Ortega. De esta manera elaborará un objetivo ideológico y tendrá que tratar de complementarlo con sus otros dominios del sentido, tendrá que interrelacionarlos. Con esto deseo decir que todo dominio del sentido de la vida debería afectar al otro y que deberían influenciarse. Pero de la misma forma pienso que esta influencia puede poseer un carácter negativo, pero esto no podrá ser evitado, pero debería tratar de regularse. Por ejemplo, pongamos el ejemplo de una persona que es católica y está realizando un apostolado. Esta persona quizás en algún momento sufra de una crisis con su pareja y esta perturbación en su dominio amoroso del sentido de la vida podría alterar a su dominio del sentido de la vida ideológico (que a mi parecer es la más importante debido a que dirigirá la acción en el mundo por parte del ente) de manera que la persona tome la decisión de no seguir más en su apostolado. Esto pasará, ya que, como dije anteriormente, los dominios están interrelacionados, pero se debería tratar de regular, para que así la perturbación de un dominio no perturbe a todo el ser, de manera que impida que realice lo que siempre realiza y también impidiendo que siga con el transcurso original del sentido de su vida. ¿No cree que si miramos desde la perspectiva de que todo es un sentido esto sería positivo, debido a que al romperse un eje del sentido de la vida tendría que reestablecerse? Yo por lo menos no lo pienso, ya que sostengo que el sentido de la vida es un todo, pero que el sentido desde el punto de vista ideológico es el centro y que los demás dominios del sentido son complementarios y éstos rodean a la ideología (o religión en algún caso) y giran en torno a ella, de manera que no deben afectar el pensamiento intrínseco del ente.

De esta forma valdría la pena diferenciar cuál es mi importancia o mi punto de vista de lo que es una ideología una religión (creyéndola como creencia). En primer lugar pienso que la decisión de tomar una ideología o una religión (diferenciando a ambas) radica en cada individuo, y en sus creencias. A mi parecer, las creencias deben ser dejadas de lado, desde el punto de vista de Ortega, ya que al ser heredadas hacen que el individuo pierda libertad, y que éste se dogmatice de cierta forma, de manera que no estará dispuesto a aceptar críticas y considerará a su religión como la verdadera. Esto no contribuye a una sociedad más justa, ya que cierra las puertas a la comunicación y al diálogo, generando una infinidad de disputas sobre lo que será verdadero. No nos salgamos del tema, y analicemos lo que es una ideología. Ésta, al considerarse como el conjunto de ideas que caracterizan a un grupo, posee más tendencia a la apertura que una religión, y no caerá en márgenes de dogmatismo. A mi parecer, podría llegar a tener más influencias sociales y globales ya que implora en gran medida un objetivo social el lo que trasciende a una identidad. En la mayoría de los casos no implora a una divinidad, pero eso no es señal de que no se creará un fanatismo. Me baso en eso en el mismo caso del nacionalsocialismo Alemán entre los años 1930 y 1950 aproximadamente. Hitler provoca un gran fanatismo nacionalista en el país anteriormente nombrado provocando lo que posteriormente sería la Segunda guerra mundial y después conllevando al holocausto anti judío. En este sentido una ideología podría ser fuertemente criticada por el fanatismo que provoca y hasta las consecuencias que podría ser llevada. Pero si menciono esto la religión también posee debilidades respecto a esto, como fue el fanatismo religioso durante la Inquisión, donde la iglesia católica eliminó a todos aquellos que no quisieron aceptar a la fe católica como la única fe verdadera.

De esta forma, puedo considerar que la religión y la ideología son negativas en cuanto representan fanatismo, pero pueden ser positivas en el momento en que se lleven a cabo de una manera consecuente y discreta. Una de las causas a mi preferencia a la ideología es que ésta no está sujeta al dogmatismo clásico de una religión, y en lo que respecta al sentido de la vida contribuye más en lo social que en lo personal, pensado que una religión se basa más en lo que es espiritual y muchas veces no es llevada a la práctica social.

En primer lugar debo sostener que desde mi punto de vista el sentido de la vida es un dominio complementario que gira en torno de la ideología o de la religión (catalogando a la religión también como una ideología) y ese dominio ideológico debe complementarse con los demás dominios del sentido de la vida, los que corresponden al afectivo, al emocional y al intelectual. Estos dominios giran en torno al ideológico y deben complementarlo de manera que el sentido de la vida gire en torno al cumplimiento de una ideología que no solamente me complemente a mí, sino que también lo haga con el resto, que este sentido pueda ayudar y satisfacer a los demás.

Muchas veces los cristianos hablamos de que la fe es el “estado correcto” de vivir, y que una persona cuanto tiene fe está viviendo correctamente. Esto lo podemos comprobar en el momento en que hablamos de las personas que tienen crisis de fe. Yo pienso que esta clasificación es errónea en el sentido en que se está catalogando como sentido único de la vida a la religión (y que ésta es el único dominio válido para que una persona viva de una manera correcta) y se está dejando de lado a la ideología, que no requiere necesariamente una fe a un ser superior, pero puede tener fe a que esa ideología llegará a cumplirse alguna vez y que sus objetivos puedan llegar a ponerse a cabo. Es por esto que digo que la religión y la ideología son igual de válidos como centro del sentido de la vida, debido a que ambos pueden tener fe, y que esta fe no tiene que ser necesariamente religiosa (todo esto se cumple catalogando a la fe como la confianza en una serie de promesas en el caso de la religión, o planteamientos en el caso de la ideología, de manera que también hay confianza en un probable cumplimiento en una proyección, tomando en cuenta la coherencia y el grado de razón que haya en tales planteamientos o promesas).

De esta forma no estoy diciendo que el sentido de la vida religioso no tenga validez frente al sentido ideológico, sino que estoy planteando que ambos tienen la misma validez, siempre y cuando ambos dominios sean complementados por el resto de los dominios del sentido de la vida. Más aún sostengo que el sentido de la vida es válido en la medida que tenga fe, que tenga una esperanza en que los distintos planteamientos o creencias pueden verse realizados, siempre y cuando este cumplimiento tenga un empeño del individuo, es decir, que el ente que posee la ideología luche por cumplir sus planteamientos y bases.

Como sostiene Jean Paul Sartre, la existencia humana es una existencia conciente. Esta existencia es un fenómeno subjetivo, en el sentido de que es conciencia del mundo y conciencia de sí mismo. Esta conciencia posee principalmente una intencionalidad. Con esto quiero llegar a que el hombre siendo conciente de sus actos y conciente de su propia existencia posee también una intencionalidad, y esta intencionalidad debe dirigirse a cumplir los objetivos del sentido de su vida, tomando en cuenta todos sus dominios, pero especialmente el que corresponde al ideológico (o religioso), en torno al cual giran el resto.

Principalmente hemos mencionado cuatro dominios del sentido de la vida: ideológico (como central), emocional, afectivo e intelectual. Quiero agregar uno, el de los desafíos. El hombre toda la vida se frente a distintos desafíos: frente a él mismo, frente a otros, o frente a distintas barreras que la vida va poniendo delante. De esta forma, el hombre está inmerso en un desafío por superar o por dar por vencidos distintas barreras, que pueden ser temores, fobias, etc., o simplemente una persona que no le agrade, que le ha hecho la vida imposible, etc. De esta forma, el hombre vuelve de su ideología (o religión) un desafío, debido a que para llevarla a cabo o para cumplir los objetivos de ésta debe enfrentarse a distintas dificultades ya distintas barreras. Es por esto que este dominio va directamente relacionado al sentido de la vida principal y también puede verse relacionado con los otros dominios, como por ejemplo el emocional. Daremos un ejemplo: supongamos que una persona siente una atracción fuerte por otra. Esta persona que posee la atracción luchará por conseguir que la otra persona esté a su lado. Para esto tendrá que enfrentar el desafío de luchar contra otras personas que quizás se sientan atraídas por su “obsesión”, tendrá que desafiar a sus propias barreras (como traumas, la timidez, falta de personalidad, etc.) y las barreras que la misma persona que le interesa le pondrá. Es por esto que sostengo que la vida es un constante desafío, de manera que se debe tratar de llevar una lucha que sea satisfactoria para mí y para el resto, de forma que esto sea satisfactorio inmediatamente para mi objetivo de vida central (para que así los otros se vean complementados) o para otros objetivos que terminen por complementar el objetivo central de la vida. No hablamos de competitividad, debido a que es una palabra excesivamente fuerte para hablar de relaciones humanas. Por ejemplo, una mujer ve que el coche de su bebé se ve desplazado colina abajo y que un auto lo va a atropellar, y ella en un acto de desesperación corre hacia el coche dispuesta a dar su vida para salvar la de su hijo. ¿Está compitiendo contra alguien? No, no hay ninguna competición, por lo que puedo sostener que un acto de amor cualquiera destruye lo que es una competitividad, por lo que creo mayormente apropiado hablar de “desafío”.

Hasta el momento no hemos mencionado por qué este sentido principal (que es el ideológico o el religioso) puede verse complementado por el resto de los objetivos. Mi justificación es la siguiente: como la vida gira en torno a sus sentidos existe uno principal, pero si el ser humano viviera con el único sentido de vida, ésta se vería vacía, por lo que tiene que haber otros tipos de sentidos que complementen al ser humano como tal, como son los anteriormente nombrados, de forma que si llenan al ser humano en su condición llenarán su objetivo de vida principal y también el resto de sus dominios. De esta forma, sostengo que el ser humano debe tratar de cumplir por igual sus dominios de los sentidos de la vida de forma que no descuide unos y sobre cargue uno, ya que en ese caso puede volverse una persona demasiado centrada en sus ideas y muy poco cuidadosa con lo que es, o que pueda ser una persona que sólo se preocupe de él y de los demás de una forma mayormente superficial y deje de lado la intelectualidad y las ideas que mueven la vida (ideología o religión).

Es por eso que sostengo con esto de los desafíos en la vida que la persona, o más bien cada persona debe adoptar una posición frente a los resultados de los distintos desafíos y debe alinearse de una forma que resulte ser tanto un “buen ganador” y un “buen perdedor”. En lo que concierne ser un buen ganador, sostengo que si la persona ha obtenido un buen resultado en los distintos dominios del sentido de la vida debe saber aceptarlos y que debe poder recibirlos con gratitud. Esta persona no debe en ningún momento sacar en cara frente al resto sus gratificantes resultados debido a que pasaría a ser un “mal ganador”. No sabría recibir gratitudes de una manera humilde, sino que lo haría de una manera egocéntrica en la medida que se sentiría superior al resto. Cuando hablo de “buen perdedor” me refiero a aquel individuo que acepta sus derrotas y que acepta que no le ha ido bien en los dominios de su sentido de la vida de una manera humilde. No busca justificaciones estúpidas a sus falencias y justificaciones falsas del por qué a perdido. No busca excusas con las cuales evitar su verdadero calificativo de “perdedor” y acepta sin reproches haber fallado.

Una persona que es buena ganadora o perdedora es un ser que deja de lado radicalmente la soberbia y el egocentrismo, valores que sólo destruyen el sentido de la vida, en la medida que éste va dirigido hacia el resto de la sociedad. Al ser estos valores impedimentos de comunicación social rompen las bases del sentido, por lo que una persona soberbia o egocéntrica, en el caso que tenga un sentido ideológico o religioso, no lo podrá cumplir del todo. El ejercicio de este sentido sería una contradicción pura, donde caería en la charlatanería y en la no verdadera práctica del favor a la sociedad.

De todo esto concluyo que quien fue en algún sentido buen perdedor y buen ganador ha logrado parte del sentido de la vida en lo que correspondiente a lo “desafiante”, debido a que ha sabido obtener derrotas y victorias de una manera que quizás resulte consecuente con el sentido de la vida primordial: el religioso o el ideológico. De esta manera la persona puede mantener una coherencia en lo que es su sentido y con lo que es su ideal. Sostengo lo anterior fundándome en que si no se es humilde con las ganancias y pérdidas de la vida pueden verse dañadas las convicciones e ideales por las actitudes de egocentrismo o autoengaño por parte de la persona. Al ser el sentido de la vida dirigido a los demás o hacia la humanidad, una mala actitud frente a un desafío de la vida puede contradecir este ideal y puede romper finalmente la justicia debido a que se podrá ofender o simplemente tomar una mala actitud frente a una persona que puede resultar se parte de su sentido de vida o que puede ser un objetivo de ella (tomando en consideración que el sentido de vida de cada persona está dirigido a hacer un bien hacia la humanidad y hacia el planeta como institución biológica, de forma que las acciones hechas por la persona irán dirigidas a cumplir este objetivo, como se menciona con anterioridad).

El hombre debe aprender a ser conciente de cuando está y no está siendo coherente con su principio de vida (sentido) y cuando lo está y no lo está cumpliendo. Pero, ¿Cuál será la forma correcta de seguir el sentido de la vida? Y también se preguntara cómo sabrá si lo está llevando a cabo de una manera consecuente o no con sus principios. Es sencillo: el sentido ideológico está bien llevado a cabo en el sentido en que se esté llevando a práctica una idea, siempre y cuando ésta ayude a los demás y contribuya en la construcción de una sociedad más justa. Más aún, esta idea debe ser complementada por el resto de los sentidos como ya se ha mencionado con anterioridad, de forma que podemos concluir que si el sentido de la vida ideológico no está siendo complementado por el resto no está bien llevado acabo, aunque se esté practicando de una forma ideológicamente correcta. Atención con este detalle: que un dominio del sentido de la vida (el sentido ideológico-religioso) sea mayormente importante que el resto no quiere decir que éstos no son necesarios. Todos son igual de importantes y la diferencia radica en que uno de los sentidos es el hilo conductor de la vida del ser humano, mientras que los otros son complementos. Pero la importancia está en que son complementos que forman al ser humano como tal y la carencia de uno de éstos podría “deshumanizar” a un hombre.

Ha esta altura del análisis surge el espacio de analizar más profundamente lo que es una creencia religiosa y lo que es una creencia ideológica. Partiremos con las creencias religiosas: éstas corresponden a las creencias que se basan en una relación con un mundo sobrenatural, especialmente con un ser todopoderoso denominado con el nombre de Dios. Por ejemplo, según esta lógica el cristianismo es una creencia religiosa debido a que los cristianos tenemos la fe de que existe un ser superior, que es nuestro padre, al que denominamos Dios y que Él fue quien nos entregó a su hijo Jesucristo para darnos el perdón de todos nuestros pecados. Creemos en el cielo y en la vida eterna, y que después de la muerte nuestro padre nos conducirá hacia su paraíso. Pero, ¿Sólo debemos quedarnos en la fe? La respuesta clara es que no, debido a que esta creencia también exige una puesta en práctica. Por ejemplo en el caso de los cristianos la puesta en práctica corresponde a ser una persona que sigue el evangelio (la palabra de Dios) y que ama al prójimo como a sí mismo. Muchas veces las creencias religiosas poseen una persona que fija su doctrina y posee una serie de escritos que la ayudan a se lo que es. En el caso del mismo cristianismo quien instaura a la religión como tal es Jesucristo y los escritos se ven representados por la Biblia. Desde mi perspectiva, los cristianos (tratando de hacer valer esta idea a las demás religiones) no son coherentes con la religión, debido a que se quedan demasiado en lo que es la fe y no la llevan a la práctica. De esta forma, pienso que el sentido de la vida se ve pasado a llevar debido a que éste como está centrado en los demás exige que la fe sea puesta en práctica, de manera que si no es llevada a la acción ésta deja de ser un sentido de la vida y se vuelve meramente un pensamiento.

Pasemos a lo que concierne a lo ideológico. Una creencia ideológica corresponde a la creencia en un conjunto de ideas que tienden hacia la conservación o la transformación del sistema existente, tanto político, religioso, social, económico, etc. De manera que podemos inferir que una creencia ideológica se vuelve la fe en un grupo de ideas que pueden terminar por conservar, mejorar, empeorar o modificar un sistema. De esta forma, al igual que en el sentido religioso, estas ideas merecen una puesta en práctica fuera de lo teórico, de manera que la idea y que la puesta en práctica sean coherentes. Por ejemplo en el caso del comunismo, la idea principal es la lucha de clases: constantemente hay una lucha entre la clase opresora (burguesía) y la clase oprimida (proletario) de manera que una oprime a la otra otorgándole injusticia, por lo que se debe luchar contra esto he instaurar un estado en cierta medida opresor que unifique a todas las clases haciendo una única (el proletario), de manera que todas las propiedades pasan a manos del estado (acabando así con la propiedad privada ) y todo individuo debe trabajar para éste. Esto es la teoría y su puesta en práctica ha sido catalogada como una utopía; y como esta idea no puede ser llevada del todo a la práctica, puede demostrarse la coherencia de los miembros de la idea por medio de acciones más pequeñas pero de igual validez, como lo puede ser la lucha por los derechos de los trabajadores.

De esta comparación entre creencia religiosa y creencia ideológica concluyo que ambas representan un sentido de la vida en la medida que ambas poseen una creencia que debe ser llevada a la práctica. Esta creencia es la que debe constituir un hilo conductor en la vida de la persona y debe serlo principalmente en la medida de la puesta en práctica, debido a que de esta forma contribuirá a los demás y ayudará en la formación y construcción de una humanidad mejor (catalogando a una humanidad mejor como una humanidad con más justicia y menos monótona, donde realmente se dejen ver las ideologías que van hacia los demás y no hacia la rutina y al capital). Su diferenciación radica en que una se basa en creencias con el mundo supernatural (paraíso, etc.) y las otras tienen un fundamento mayormente terrenal, centrado en ideas directas hacia la humanidad. De esto vale la pena aclarar el detalle de que lo supernatural puede ser llevado a cabo también a lo terrenal, pero que una creencia en algo superior puede hacer que se pierda una fracción del afán de “cambiar al mundo”, en el sentido que la divinidad me puede quitar tiempo para el prójimo, porque la divinidad lo exige, la divinidad me obliga a dedicarle tiempo que la ideología al mismo tiempo puede utilizarlo para mejorar la sociedad.

A fin de cuentas podemos decir que el sentido de la vida no es alcanzable como una meta: no podemos decir que “completé o alcancé el sentido de mi vida”. Es “acumulable”, es decir, que a través del transcurso de la vida se van realizando distintas acciones y se van tomando distintas actitudes y posturas que van solidificando y completando lo que es el sentido. No puede darse por cumplido en cualquier momento de la vida, debido a que como no ha habido una culminación de todos los sucesos no se puede dar por satisfecho o por fracaso el sentido. En el único en que se podrá saber si la persona cumplió o no su sentido de la vida es en la muerte, y lógicamente tendrá que ser por el resto de la gente que formó su “entorno”. De esto podrá surgir la duda de que ¿es la muerte el sentido de la vida? De ninguna forma, ya que la muerte es un “acontecimiento” que llega por sí solo (y en algunos casos es provocado), mientras que el sentido de la vida debe hacerlo cada uno y debe poner de su propia disposición para realizarlo y “lograrlo” coherentemente.

Esto se debe a que la muerte es el momento en que la vida se acaba, en que la vida se ve finalizada (considerando a ésta como la vida terrenal con el propósito de evitar discusiones religiosas) por lo que en este momento se pueden sacar cuentas si es que el objetivo de la vida ideológico fue “completado” y si es que el resto de los dominios complementó al sentido ideológico. De lo anterior se concluye que el sentido de la vida es la culminación satisfactoria del propósito ideológico de la persona siempre y cuando ésta haya complementado este propósito en lo emocional, en lo afectivo, en lo intelectual y en lo relativo a los desafíos. Este sentido se puede dar por satisfecho o por fallido sólo en el momento de la muerte, debido a que este es el momento en que la vida se ve culminada, por lo que su sentido también.

La persona nunca podrá saber si su sentido de la vida fue concretado o no, pero podrá saber si está bien encaminado, basándose en sus principios ideológicos y si ha logrado complementar esta ideología con los otros sentidos. Acá surge un nuevo aspecto importante del sentido de la vida, que es la felicidad. ¿Para qué sirve cumplir el sentido ideológico y complementarlo con otros dominios si no se es feliz? La felicidad es un indicador de que el sentido ideológico está siendo logrado y que está siendo complementado con el éxito del resto de los dominios. La felicidad indica que la persona no ha llevado a cabo una vida rítmica y rutinaria, y es señal de que se ha complementado con los demás y de esta forma también ha complementado a los demás (aspecto excesivamente importante en el sentido de la vida, representado en la importancia de los demás). El hecho de que una persona esté cumpliendo satisfactoriamente su sentido ideológico debe darle plena felicidad, y está será aún mayor en la medida que sus dominios complementarios lo “llenen”.

A esta altura surge la duda de que si la persona involuntariamente cumplirá su objetivo. Esto no es así, debido a que la persona para completar su sentido de la vida y para alcanzar la felicidad debe tener esfuerzo. Sin esfuerzo no se llegará a ninguna parte, de manera que no se cumplirá el sentido ideológico (de forma que se caerá en la complementación rutinaria del resto de los sentidos complementarios como un todo) y se caerá en la típica rutina que predomina en nuestra sociedad gracias al sistema capitalista. El sentido de muchas personas en la vida es primero que todo estudiar, posteriormente sacar un título universitario. Luego casarse, tener hijos, comprar la casa propia, y un auto hermoso que resalte sobre los demás. El propósito de esto es la adquisición de capital, pero ¿esto es felicidad? Si es que vemos la felicidad desde la perspectiva de poseer bienes materiales si lo es, pero si lo miramos desde una perspectiva ideológica complementaria no lo es, ya que se está siguiendo el común que el sistema ha instaurado y se está dejando de lado al resto de la gente (al botar al tiesto de la basura a los demás se está dejando de lado la ideología). Desde mi perspectiva, la ideología llama a tratar de marcar la diferencia, debido a que mi ideal me debe mover de tal manera que no me deje arrastrar realmente por el sistema instaurado.

Es por esto que la felicidad puede ser alcanzada siempre y cuando haya un sentido ideológico que haga complementarse con los demás y a complementar a los demás, y que esta ideología sea complementada por el resto de los dominio, de forma que acá explicito que esos sentidos no deben llevarse a cabo por separado, y si son llevados de esta manera no son sentidos sino que “aspectos” de la vida. Si pasa esto la persona deja de tener un sentido de la vida y se vuelve una máquina que sigue un rumbo cotidiano y rutinario.

Siempre hay un propósito de la vida, pero el individuo debe decidir si ese propósito es propio o impuesto. Siempre hay un propósito para vivir, porque si no lo hubiese ¿Qué pasaría? Simplemente nos suicidaríamos, daríamos fin a una vida que no tiene sentido de ser vivida. Por lo menos en otro caso viviríamos colmados de depresiones y de bajas de ánimo, bajo la lógica de no querer vivir. Es por esto que el hombre debe darse a sí mismo un sentido ideológico un o un propósito propio con el cual mover su vida (si es que la persona no tiene un ideología que lo mueva es preferible que tenga un propósito propio que cumplir antes del momento de la muerte, pero esto no quiere decir que es lo apropiado). Este sentido propio si no es una idea que lo mueve no es sentido, porque el intento de satisfacer el resto de los sentidos de la vida (complementarios), cada uno por su parte, no busca la complementación sino que la culminación de distintas exigencias del sistema social en el que estamos insertos. Usted como lector hábil y perspicaz se preguntará que qué es lo que pasa con las personas que llevan una vida mal encaminada y que se dan cuenta de esto, que tienen conciencia que llevan una vida monótona, tratando de cumplir exigencias impuestas por una sociedad exigente. Son personas vacías, debido a que no tienen un impulso propio por vivir. Son personas que no tienen un fundamento día a día para decir ¿por qué sigo viviendo? Son seres que continuamente caen en depresiones y en distintas enfermedades psicológicas por la presencia de un vacío grande en sus vidas. Son humanos que tienen en algunos casos todos los beneficios materiales posibles, pero presentan vacíos en sus relaciones interpersonales. No poseen relaciones con sus hijos o con su pareja, de manera que no puede complementarse y sus hijos al no ser complementados con el cariño paternal o maternal se hacen personas al igual que sus padres, vacías y sin sentido de la vida en la medida que no hay relaciones interpersonales. Son seres muy propensos al suicidio, debido a que no tienen un afán por seguir viviendo y al no tener un objetivo de la vida y personas por las cuales seguir viviendo deciden finalmente en un momento de crisis acabar con la vida. De lo último usted se preguntará como un lector cuidadoso y crítico si es que una persona se puede transformar en un sentido de la vida. Me explico: Una mujer se convierte en madre soltera después de una relación con un hombre que la ha abandonado. La vida de esta mujer en los dominios complementarios es simplemente un fracaso, no habiendo terminado sus estudios y no habiéndose casado con el hombre que ella amaba y que la ha dejado. Para que hablar sobre el sentido ideológico, debido a que nunca lo poseyó. Ella piensa en quitarse la vida pero después que nace su hija lo duda. ¿Podría ella ser el sentido de su vida? Yo pienso que si, debido a que el afán de hacer sobrevivir a una niña que es de su propia sangre la moverá, y los demás sentidos de su vida complementarios podrán complementar este afán de hacer vivir y acompañar a la niña durante su crecimiento y maduración como persona. Por eso sostengo que una persona puede transformarse en el sentido de la vida de una semejante en el momento en que el afán sea acompañarla, protegerla o hacerla surgir u se esté acompañado de una buena intención. En algún caso una persona también pude transformarse en un sentido de la vida complementario: un hombre que sigue la religión católica puede complementarse con la mujer que ama (y también puede complementarla a ella). Un joven que profesa el cristianismo puede verse complementado por su madre, quien también es una gran cristiana. Un hombre que es profesor puede complementarse con su hija, debido a que con ella aprende más sobre la pedagogía, y su hija puede ser el sentido de la vida complementario debido a que para ella vive y para ella trabaja, con el afán de darle sustento.

Usted, como lector cuidadoso y precavido, se preguntará si es que el sentido de la vida puede transformarse en una utopía, y si es que es inalcanzable, ¿Es sentido de la vida un sueño inalcanzable? Desde una perspectiva ideológica si, debido a que muchas veces las ideologías son inalcanzables y se realizan obras más pequeñas que las satisfacen (como se menciona anteriormente), como en el caso del comunista, también entregado con anterioridad, donde él al no poder tener un sistema comunista en el país que vive podrá luchar por los derechos de los trabajadores o por el verdadero cumplimiento de la democracia. Desde una perspectiva quizás no lo sea, porque que tenga un carácter de imposible dificulta en gran medida su cumplimiento, por lo que si no se puede cumplir, y no se pueden realizar distintos actos que ayuden a satisfacer el sentido no habrá una forma de complementarlo con el resto de los sentidos, de forma que se tratará de completar de manera individual cada “subsentido” y se caerá en una vida rutinaria y metódica. Más aún, cuando un sueño es imposible es porque no hay una aprobación social, y ¿se puede llevar a cabo un sentido con una sociedad en contra? No, ya que el afán del sentido ideológico de la vida es complementar a los demás y verse complementado con los demás, por lo que si la sociedad está en contra de uno no se pueden llevar beneficios de estas relaciones, sino que solo desventajas, como aportación de la sociedad, segregación u otros fenómenos.

Pero esta mirada a la utopía es demasiado fría y crítica, y no hemos considerado que tener un ideal de este tipo puede ayudar a la formación de un mundo mejor. Surge la pregunta asquerosamente negativa ¿no será mejor resignarse si es que mi sueño es imposible? Según Nietzche el resentimiento es necesario en un mundo en que ya es infernal. Esta realidad no deja que el hombre se rebele, y la rebelión al ser un fenómeno hermoso libraría al hombre, aunque el hombre nunca se liberaría del todo porque vive en la realidad, en el mundo sensible. Yo sostengo que la resignación es innecesaria e indebida y no debe darse en ningún caso, debido a que cuando el hombre resigna su sentido de la vida ideológico y deja de luchar está acabando con todo su sentido y afán de existencia. Si ve que el sentido de la vida no es alcanzable y que está perdiendo el tiempo con él debe cambiarlo o modificarlo, pero no resignarlo ni abandonar el sentido del todo.

Nietzche también sostiene que la sociedad no deja amar al prójimo, que es uno mismo. ¿Pero por qué es uno mismo? Porque el prójimo no existe en sí, uno es quien se hace los enemigos a él mismo. Yo invento quienes en realidad son mis enemigos, yo hago una proyección moral de quienes son mis rivales, y yo represento en mi mente a “quien quiero matar”. Esta visión no destruye la teoría del sentido ideológico de que este va hacia los demás, con sentido de “retro complementación”, sino que la complementa, en el sentido que así debo tratar de evitar los prejuicios morales de quienes son mis enemigos. Más aún, el filósofo alemán sostiene que si yo evito amar y respetar al prójimo (como lo piensa el cristianismo) así yo podré evitar a mis enemigos y cuidarme de ellos, de manera que me protejo a mí mismo. Desde esto surge la duda de que ¿El sentido está dirigido hacia aquellos que son mis enemigos? Desde mi mirada depende del punto de vista de la persona: Si es un cristiano, o una persona que cree que su enemigo es su cercano y a quien debe amar, si. Si es una persona que quiere mejorar a la sociedad cree que hay personas que son un impedimento y que están contra el afán de mejoramiento del planeta, no. Pero pienso que esta enemistad debe tener una justificación sólida como un odio reconocido y debe tener fundamento en las personalidades u opiniones de las personas involucradas, y estas enemistades no se deben dejar llevar por las apariencias de la gente. Justifico esto en que las personas tenemos dificultades y diferencias entre nosotros, y que no se deben aceptar frases como “somos todos hermanos” o “todos debemos amarnos” por su contenido “cliché”.

Conclusión.

Del análisis anterior podemos concluir que el sentido de la vida es la acumulación de acontecimientos de la vida, conforme a lo que podemos llamar “el sentido de la vida principal” que corresponde al sentido ideológico, al cual giran en torno el resto de los dominios del sentido de la vida como son el sentido emocional, el intelectual, el afectivo y el que corresponde a los desafíos. Más aún, podemos concluir que el único momento en el que se puede saber si esta acumulación de acontecimientos fue satisfactoria o fue fallida es en la muerte. Pero nosotros no sabemos si seguiremos viviendo o si conoceremos el resultado, sino que debe ser visto por los demás: el resto es quien concluye si la vida y su sentido fueron satisfactorias. La sociedad es quien deberá evaluar el resultado del sentido de la vida. Además, la felicidad es un indicador de que la persona ha ido cumpliendo satisfactoriamente su sentido de la vida ideológico y también de que lo ha sabido complementar con el resto de los dominios del sentido. Si no hay felicidad se indica la “vaciedad” en la vida de la persona y se indica que no se ha impulsado por un propósito propio, sino que se ha dejado impulsar por los demás o por el sistema instaurado. Eso quiere decir que ha tomado una vida rutinaria y sin poca variedad, por lo que no podrá llevar a cabo una vida ideológica apropiada, donde se exige un empeño por innovar y salir de la monotonía.

El sentido de la vida ideológico puede corresponder tanto a una ideología como a una religión, siempre y cuando acarreen una fe por las ideas (en el caso de la ideología) o en una divinidad (en caso de la religión) que siempre debe llevar una puesta en práctica, debido a que si no la posee no es un ideal sino que sólo un pensamiento. La puesta en práctica es fundamental, debido a que es lo que hace que el sentido de la vida colabore con la construcción de una de una sociedad más justa. Más aún, la persona debe saber complementar al resto a través de su ideal, y debe dejarse complementar como un ser humano por los demás. Es por la razón anterior que sostengo que las relaciones sociales son fundamentales en el sentido ideológico. Más aún, al ser el sentido ideológico y el sentido de la vida en sí para la sociedad, por lo que se debe tratar de ir con “la corriente” de ésta y no tratar de in en contra de ella, de manera que en algún sentido la utopía no es apropiada, porque al ser un sueño inalcanzable muchas veces puede ir en contra de la sociedad y puede encontrarse lejos del debido cumplimiento o simplemente de un mísero alcance.

El hombre es libre en el momento de elegir su propia ideología. Es más, debe elegirla libremente y no se le debe imponer, de forma que con su propio ideal mejore a la humanidad. Es libre en el sentido de su participación dentro de la sociedad, pero de todas formas su libertad se ve limitada por su mismo cuerpo, como dice Nietzche. También se ve limitada por la sociedad, que exige un cierto tipo de estilo de vida para la supervivencia. Debe poseer un impulso que lo mueva a querer cambiar la sociedad. Un impulso que debe complementar con el resto de la sociedad y que deje ayudar a complementarlo, pasa así tener una razón más para la continuación de la vida. Este intento de cumplir el propósito llena la vida de la persona, y evita en ella depresiones o distintitas etapas de degradación del ánimo, donde la persona dudará el por qué de su existencia y de su vida. Este propósito evitará la muerte voluntaria de la persona y la mantendrá llena de ánimo y vida siempre y cuando se esté complementando. Le responderá automáticamente la pregunta del día a día ¿por qué vivo?...

El sentido de la vida lo es todo en el hombre, porque es su hilo conductor. Es lo que guía al hombre, y no puede gozar la vida sin él. La vida debe llevarse a cabo por uno mismo, y no por modas o por sistemas impuestos. Hacer la innovación es la vida: romper la rutina y la sistematización es lograr vivir. Vencer los temores es lograr vivir, debido a que pierdo el miedo a lo que más temo. Saber enfrentar los desafíos y las dificultades es librarse y lograr vivir. Saber luchar por los demás y por uno mismo es vivir. El sentido de la vida es lograr vivir conforme a mis ideas y propuestas conforme a lo que creo y lo que pienso que es mejor… Nuestro sentido es como la mentira en nuestras vidas…

“No le quitéis la mentira al hombre, que no sabría vivir sin ella”

Henrik Ibsen

4 comentarios:

ValentinaCArrozzi dijo...

Querido Felipe... ¡Preciosa pregunta! Te sugiero ahondar más en la diferencia entre "creencia ideológica" y "creencia religiosa"...

No confundas "Religión" con "experiencia religiosa".

Estoy de acuerdo contigo, cuando dejamos de preguntar por qué adherimos a una cierta tradición, olvidamos lo que la fundó: una experiencia.

En el caso de la religión, al menos en nuestra experiencia cristiana, encontramos un plus que nos contiene y previene de la "caída" en la inautanticidad: Nos relacionamos con un Otro, de manera personal, un Otro que nos interpela en el presente, Actual, Real... No es creencia olvidada la experiencia del encuentro con Jesús, es experiencia "aconteciendo" ahora.
El el §35 de su libro Ser y tiempo , Martin Heidegger se introduce en la descripción de la "caída" constante en la que vivimos: De continuo nos dejamos arrastrar por tres disposiciones fundamentales: la habladuría, la curiosidad y la ambigüedad. Éstas nos permite evadir la exigencia fundamental de lo humano, cual es "hacernos cargo" -cargar- de nuestro ser en cada momento y circunstancia.

Échale un vistazo e este artículo de Jorge Acevedo: http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl/CDA/texto_simple2/0,1255,SCID%253D3487%2526ISID%253D165,00.html

Un abrazo

Valentina

Teoría del Conocimiento dijo...

CUANDO TE REFIERES A LOS "BUENOS PERDEDORES" O "MALOS PERDEDORES", hablas de la visa y su posible sentido como una cuestión cuantificable, como si hubiera la posibilidad de poner a un lado el sentido, al otro el sinsentido y luego "promediar"... Esto es absurdo. Lo ético, lo estético y lo religioso se juegan en lo cualitativo, no en los quantum.

No me queda clara la relación que quieres establecer entre sentido y competitividad... ¿O es que dices que el sentido es la competencia?

Cariños
Valentina

Teoría del Conocimiento dijo...

Crítica de Ismael Navarro T:

-¿Por qué crees que si hay alguien que hace de la creencia su sentido de vida no podría ser complementaria? Porque a mi parecer de todas formas podría incluir los demás aspectos que mencionaste sin dejar de lado su sentido de vida que sería la creencia.

-Creo que cuando dijiste que la creencia debe ser dejada de lado estás generalizando mucho al decir que, como es heredada, el individuo pierde libertad al no poder “escoger”su propia creencia. Yo creo y he visto muchas veces que las personas deciden que camino seguir y no se cierran a una sola creencia. Creo que te estás cerrando un poco a lo que es este tema y no creo que deberías dejarla de lado.

- Creo que cuando hablas del “buen ganador” y del “buen perdedor” estás hablando de dos conceptos que son más bien subjetivos, ya que estos pueden ser tomados de distinta forma según la sociedad lo imponga y/o según la cultura en la cual cada uno esté inmerso.

- Intenta de no repetir tanto las mismas ideas.

Teoría del Conocimiento dijo...

- ¿Qué pasa si las ideas del hombre no son compatibles con la sociedad con la que convive?, ¿debe coartar sus libertades solo por las ideas comunes?
- En ningun momento defines que es lo que entiendes por sentido de la vida sino mas bien en que ambitos actua, o con que se relaciona.

Ignacio Cano 3ºC (alcance a escribir esto numas porq e acabo la hora xD)