23 de noviembre de 2006

Ismael Navarro - Tesis Finalizada

Tesis

Ismael Navarro Toro 3°C

¿Es la raza humana la especie dominante?

Primero, quiero dejar en claro que el tema no me fue fácil elegir, ya que tuve en mente varios otros temas que también me interesaban mucho, como eran la música, el tiempo y la muerte. Pero lo que me llevó a elegir este tema, fue que un día me puse a pensar en todo lo que había construido el hombre y todo lo que este había hecho para su subsistencia en el planeta Tierra, a lo que me surgió la pregunta que intentaré responder en esta tesis. Creo que es importante dejar en claro que, en estos momentos, no tengo una postura firme con respecto a esto, ya que, a pesar de estar más inclinado hacía un lado, igual tengo algunas dudas. Dudas que, por lo demás, pretendo responder a lo largo del trabajo.

La raza humana, como todas las razas existentes en este planeta, con el pasar de los años, ha ido evolucionando para lograr sobrevivir a los distintos cambios que ha sufrido, a su vez, la Tierra. El ser humano – entiéndase ser humano como animal pensante y capaz de interactuar con el medio en el que se desenvuelve –, es la única especie que ha logrado crear cosas para facilitar y alargar su estadía. Pero, a su vez, ha creado innumerables cosas que pueden acabar con la existencia de sí mismo y de todas las especies que habitan nuestro planeta.

Todo esto me crea la siguiente pregunta, ¿cuál es el verdadero fin de estos inventos, facilitar y alargar nuestra estadía aquí, o acabar con nosotros mismos? Son estos “detalles” los que me ponen en duda de si somos realmente la raza dominante, ya que, si vemos al resto de las especies, notamos como se defienden entre ellos cuando son atacados por otra raza, lo que debería ser un ejemplo para nosotros, que supuestamente dominamos a las demás razas. A propósito de esto último, de si dominamos a no a las otras razas, mi opinión, antes de comenzar esta tesis, es un sí. Un sí porque hemos logrado “controlar”, de cierta forma, a las demás especies, ya sea entendiéndolas, aprendiendo a conocerlas y, así, saber cómo viven, cómo han evolucionado, y muchas otras cosas, que, a la vez, nos ayudan a comprender muchos aspectos sobre nosotros mismos. Además, esto nos ha ayudado a crear una cantidad de artefactos, ya que estos están inspirados en muchas de estas otras especies.

¿Antropocentrismo? Quizás el hombre “se cree el cuento” de que el mundo gira en torno a su raza. Que todo aquello que habita y existe en la Tierra fue “puesto” ahí para que el hombre pudiera ocuparlo y, a su vez, aprovecharlo para sí mismos. O sea que todo existe para que nosotros logremos vivir “dominando” a los demás para que así nos sintamos superiores usando todo lo que está a nuestro alrededor.

Lo único que nos faltaría para terminar por “dominar” todo lo que nos rodea, sería aquello que nos creó. Llámese Dios o como cada uno quiera. El humano ha creado tantas cosas, muchas de las cuales tienen, como objetivo, acercarse a lo que sería ser un Dios, un ser omnipotente, etc. Es cosa de ponernos a pensar en, por ejemplo, todos las curas a esas enfermedades que, hace algún tiempo, eran mortales y ahora las vemos como si fueran algo común y con una rápida y fácil salida. O la misma tecnología.

A través de esta tecnología y la ciencia, queremos alcanzar el mismo nivel que la naturaleza. Es el caso de los clones. Somos tan avaros, queremos tanto poder, que somos capaces de crear, artificialmente, algo que sea igual a nosotros y las demás especies. Pensar en lo que puede llegar a hacer el hombre para parecerse más a Dios, nos llevaría mucho trabajo, ya que podemos pensar, incluso, que es capaz de todo para llegar a este fin y, a su paso, usar todo tipo de medios y métodos para esto. Queremos ser unos verdaderos dioses, lo que nos hace ir más allá de nuestros límites morales (a pesar de que la “moral” es un concepto creado por el mismo hombre). Todo esto nos llevará tan solo a borrar cualquier tipo de huella, marca, o algo, que demuestre que alguna vez existió la raza humana, viéndolo de un punto de vista muy poco optimista.

Pero, por qué queremos ser dioses se preguntaran ustedes. Por el hecho de querer controlar todo lo que tenemos a nuestro alrededor, por querer cada vez más y más poder, por esa ambición que tiene el hombre. Otra posible respuesta a esto sería que queremos llegar a ser como aquello que nos domina para no ser dominados, o sea, ser la especie única dominante sin que nadie nos domine.

Ahora, me pregunto, ¿qué habría pasado si no hubiéramos creado tantas cosas que, tengan el fin que tengan, nos ayudaron a subsistir? ¿Seguiríamos vivos los humanos? Porque, imaginándome si no hubiese sido así veo muy difícil que hubiésemos podido surgir hasta el punto que estamos hoy en día. Pero esto también tiene su aspecto negativo. Como el hombre está hecho para el fracaso (Gustavo Cordera), va a impulsar su destrucción.

Qué quiero decir cuando me refiero a que el hombre está hecho para el fracaso, se preguntarán ustedes. Yo les digo esto, ya que el hombre, vez que llega al éxito, no sabe que hacer. Está en la parte de más arriba, a esa parte que siempre aspiró y aún así siempre quiere más, siempre se queda con ese gusto a poco. ¿Y ahora que? Eso es lo que se preguntan, luego de llegar hasta ese punto. Y ahí es donde viene lo que les dije, el fracaso. Porque, al no saber qué hacer, al no saber como enfrentar este éxito, se hunde nuevamente en un hoyo, llegando al principio, ahí donde todo partió o, a veces, llevando a tal extremo como sería el suicido o la locura, creando así, muchos dolores de cabeza a aquellos que lo rodean, a la sociedad entera. Así, después, se cae en el círculo vicioso, ya que nadie nos enseñó a vivir en el éxito, pero siempre y constantemente nos están enseñando a vivir en el fracaso. Todos sabemos que si perseveramos en lo que hacemos y nos esforzamos por mejorar, llegaremos algún día a tener éxito. Luego, se repite la historia.

Tal como cuando Nietzsche hablaba sobre el “Eterno Retorno de lo Mismo”. “El mundo, es un círculo que ya se ha repetido una infinidad de veces y que se seguirá repitiendo in infinitum.” Al decir esto, Nietzsche se refería a que todo lo que vivimos ya se ha vivido antes de exacta e igual manera y se seguirá viviendo como tal. O sea, la vida es un proceso que no tiene fin ni tampoco una vía escapatoria, o por lo menos que Nietzsche no pudo encontrar.

Y es en esta circularidad de las cosas en las que, a mi parecer, cae la especie humana, tal como mencioné con el ejemplo del fracaso. Pero no sólo pasa con eso. Es cosa de ponerse a pensar en la misma vida. El sueño de la mayoría de las personas es formar una familia, conseguir un buen trabajo para poder mantener de la mejor manera posible a ésta, darles educación a sus hijos para que estos sean mejores que uno, y así se va repitiendo la historia con cada generación.

Es entonces cuando mis dudas, de si somos los dominantes, me vuelven a surgir. Porque, si así fuese, ¿por qué somos nosotros los que nos tenemos que adaptar a un mundo en el que las demás razas no – entiéndase adaptación como la necesidad de crear cosas que nos ayudan a la subsistencia, como los remedios, la ropa, entre otras? ¿Es que, acaso, la razón de esto, es que no pertenecemos a este planeta? ¿O es por la simple razón de que, aquél Dios que nos creó – por lo menos para los que creen en algún Dios –, nos hizo a su imagen y semejanza para que pudiéramos “gobernar”, por decirlo de alguna forma, este planeta lo más parecido a lo que él quería? Dejando de lado lo que es Dios, ¿podría ser por nuestra desnaturalización?

Quizás todo parte por eso, aquel cambio que surgió cuando el hombre se desligó de la naturaleza y empezó a subsistir por medio de lo que la sociedad, como conjunto, empezaba a imponer – y aquí debo dejar en claro que esta idea de la desnaturalización o del desfase, mejor dicho, del hombre con la naturaleza, no es propiamente mía, sino que de un compañero (Rommel Johnson), quien me contó su reflexión sobre esto a raíz de una conversación que no tiene mayor importancia, pero que me dejó entrever esta posible respuesta que me interesaría mucho tratar en este trabajo.

La única conexión que tenía el ser humano con la naturaleza, fue arrebatada de sus manos, creando en nosotros un conjunto de ideas que nos llevaron hasta donde estamos hoy. Este desfase ocurrió cuando el hombre empezó a tener miedo de expresar de manera libre y natural sus sentimientos, cuando empezó a guardarse todas sus emociones y cuando, también, empezó a aprender distintos significados de aquellas emociones, de aquellos sentimientos. Cuando empezamos a dejar de lado lo netamente personal y nos empezamos a regir por lo que la sociedad nos decía que había que hacer. Empezamos a sentir vergüenza de expresar, de transmitir, lo que sentíamos de verdad a los demás tal cual como lo sentíamos.

Es aquél desfase el que nos hizo, de alguna manera, perder el contacto con la naturaleza, aquel contacto tan hermoso que era lo que nos mantenía unidos con ésta. Era una comunicación la que se creaba y que ahora es muy difícil llegar a tenerla. Hay que dejar de lado todo lo que la sociedad nos impone, llámese modas, lenguajes, sentimientos, ideologías, entre otras, por lo que para mucha gente llegaría a ser imposible, ya que su vida se basa en torno a esta sociedad y lo que ella nos impone.

Es el ejemplo de una persona que vive en sociedad. Esta persona está “amarrada” a muchas cosas terrenales, superficiales, en las cuales está la familia, los seres queridos, el proyecto de vida que tenemos algunos, entre otras. Ésta persona estará, en muchas ocasiones, regido por lo que los demás quieran para él como futuro, o por lo que el tenga como proyecto de vida, pero ese proyecto está en total conexión con estos seres que se encuentran en su acompañamiento. Es entonces cuando siente la responsabilidad de tener que ser alguien en la vida para no defraudar a los demás, y así también cuidarse para no sufrir algún tipo de accidente que le pueda costar la vida. Pero la muerte en este caso sería dolorosa solamente para los seres que se queden vivos, aquellos que sigan aquí mientras él esté muerto. Sufrimiento por parte de estas personas por la muerte de alguien.

Pero, qué pasaría si esta persona fuera alguien que vive en soledad, un ermitaño, por ejemplo. Un hombre que tan solo se tiene que preocupar de sí mismo y que puede estar en perfecta armonía entre su alma y la naturaleza. ¿Acaso alguien lloraría su muerte? Ese hombre tendría mucha menos dificultad en suicidarse, por “x” motivos, que el otro caso, ya que no dejaría nada en lo terrenal (a excepción del cuerpo), sino que se iría todo su ser, su alma, su espíritu o como quieran llamarlo, con él. Es a eso a lo que me refiero cuando hablo de sociedad y a lo que ésta nos impone.

Y es en esta “imposición” en la que también nos enseñan desde pequeños que somos los que dominamos este lugar llamado Planeta Tierra. Muchos han sido educados para creer que somos los que dominamos a las demás especies y los que gobiernan el mundo, por ende. Es a ese desfase al que me refiero. Desfase que nos quitó, de alguna forma, la conexión con la naturaleza tan preciada que pudo tener alguna vez el hombre y que desaprovechó para así dar paso a lo que es actualmente.

De no ser así no estaría escribiendo esta tesis sobre este tema. Incluso creo que este tema sería de absoluta irrelevancia para los habitantes de este planeta, ya que todos estaríamos en un mismo rango igual para todos, sin una sociedad que nos diga qué hacer, qué reglas seguir, qué pensar respecto a un tema puntual, etc.

Sin embargo, si nos ponemos a pensar, ni siquiera somos capaces de dominar nuestra propia raza. Todos los conflictos que ha habido por ser de distinta cultura, color, ideología, entre otras cosas, nos dejan en clara evidencia que, si no somos capaces de dominar nuestra propia raza, entonces menos seriamos capaces de dominar lo que nos rodea. Pero para el hombre parece que le es más fácil esto último. Quizás porque nos sentimos superiores a cualquiera que sea “distinto” a nosotros. Esto explicaría los conflictos antes mencionado, y, a su vez, las ansias de dominar todas las otras especies que habitan con nosotros. Esto tendría algo de sentido, creo yo.

Ahora, decir que somos superiores es otra cosa. Quizás ser superior al resto de las especies pueda ser un poco más convincente, pero decir que somos superiores a otros seres humanos, es un error, por lo menos a mi entender. ¿Qué hace un hombre ser mejor que otro ser vivo, su cultura, su religión, su ideología, su color? Que alguien me lo explique por favor, porque, para mi, no tiene sentido. Esto me hace volver atrás e intentar encontrar una respuesta a la pregunta ¿cómo seríamos capaces de dominar las demás razas si ni siquiera somos capaces de dominar la nuestra?

Sé que me he desviado un poco del tema agregando aspectos que quizás no influyan ciento por ciento en el tema principal, pero quiero dejar en claro que todas aquellas preguntas que me han surgido a través del desarrollo de esta tesis me han servido, y me van a seguir sirviendo, para lograr tener más fundamentos que argumenten mi respuesta a la pregunta inicial.

Retomando el tema del Eterno Retorno de lo Mismo, si llegásemos a acabar con nuestra existencia – como mencioné que podría llegar a suceder unos párrafos más arriba –, el mundo no se acabaría. Es cierto, arrastraríamos a muchas especies con nosotros, pero el mundo volvería a florecer, brotaría nueva vida, nuevos aires comenzarían con todo nuevamente, provocando, así, la repetición de lo mismo. Se acabaría nuestra existencia y luego volveríamos a nacer, volveríamos a vivir todo lo que vivimos con anterioridad, de tal forma que cometamos los mismos errores y aciertos, provocando nuevamente la destrucción de la raza para comenzar todo el proceso de nuevo. Es por eso que Nietzsche decía que “hay que vivir la vida como si la quisiéramos volver a vivir, ¡ya que en verdad la volveremos a vivir!”

Pensar en esto me provoca más que un dolor de cabeza o de guata, ya que es un pensamiento bastante radical a lo que estamos acostumbrados. Todos creemos – o por lo menos me pasaba a mí – que nuestra vida es única e irrepetible, pero nunca nos ponemos en el supuesto de que no fuese así y que, en verdad, estemos viviendo tan sólo una mera repetición de algo que ya vivimos, pero de la cual no tenemos conciencia alguna.

Conectando esto con el tema base del trabajo, debo decir que, si en realidad fuese así, el hombre solamente estaría repitiendo el pensamiento de esta “dominación” sobre las demás especies durante todas las “repeticiones” de su vida y nunca se daría cuenta ni se detendría a pensar si de verdad es así o no. De no ser así, el hombre tendrá la oportunidad de hacerse esta pregunta y lograr llegar, quizás, a una respuesta que tome en cuenta todos los aspectos que influyan de alguna manera u otra

Mucha gente afirma que somos la especie dominante porque poseemos aquello a lo que llamamos inteligencia. Pero aquí cabe decir que si fuéramos realmente inteligentes no construiríamos nuevas herramientas, armas y/o todo ese tipo de cosas, que van deteriorando todo el medio ambiente de a poco, llegando, al final, a la destrucción misma. Y si somos la única especie pensante porqué entonces no pensamos primero en las consecuencias que traen consigo aquellos inventos. Algunos dicen que nuestra inteligencia está recién empezando a “pulirse”, por lo que aún es imperfecta, lo que respondería de cierta forma a esta interrogante, pero ¿cuánto tiempo será el que tendremos que esperar para que esta inteligencia llegue a su punto de perfección máxima, acaso cuando ya sea demasiado tarde?

Ahora vuelvo a preguntarme, ¿seremos los que dominamos el planeta Tierra? Si nos basáramos en cantidad, está claro que saldríamos perdiendo, porque como es sabido, hay, por ejemplo, muchas más termitas que humanos en el planeta. Incluso podría ser que el mismo planeta nos domine a nosotros. Es cosa de que ocurra un cambio climático que nos deje sin posibilidad de subsistir a todos los humanos, lo que, como consecuencia, acarrearía la destrucción de la raza humana.

La teoría de Gaia – de James Lovelock – tiene mucho que ver con esto último. Esta teoría nos muestra una mirada totalmente nueva a lo que veníamos viendo y escuchando con respecto a este tema. Ésta postula que la Tierra es un ser vivo creador de su propio hábitat. El clima de la Tierra y el ambiente de la superficie están controlados de una manera autorregulada por los animales, plantas y microorganismos que la habitan. Esta teoría pone el énfasis en la interrelación e interdependencia de todo fenómeno, así como en la participación de todas las formas de vida en el proceso cíclico de la Naturaleza.

Esta teoría nos deja mucho que pensar con respecto a si somos o no los dominantes. Porque, como en ésta se postula, la Tierra sería quien domina todas las especies vivientes - incluyendo la nuestra – y es ésta la que controlaría, a su vez, quién sobrevive y quién no. Digo esto porque el planeta podría, en cualquier momento - y suponiendo esta teoría como acertada -, “cambiar de planes” y “crearse” otro tipo de hábitat. De todas formas es un pensamiento bastante poco optimista si lo ponemos así, pero no por eso es algo que tengamos que descartar como posible respuesta.

Esto nos pone un gran pero a los que tenderían a pensar, a priori, que somos la raza dominante, ya que estamos siendo dominados por algo que está fuera de nuestros límites, dominados por un ser viviente inmensamente más grande y perfecto que nosotros y que no es el denominado Dios, si no que nuestro propio Planeta. Y es paradójico, ya que nosotros creemos gobernar éste, pero al parecer es éste el que nos gobierna sin que nosotros podamos percatarnos de eso.

Una de las críticas más importantes que se le han hecho a esta teoría fue la de que se trataba de una teoría teleológica, finalista; para que el conjunto de la vida en la Tierra se comportase como una entidad única y autorregulada, era necesario que los organismos, de algún modo, tuviesen conciencia de lo que hacían y que sus acciones buscasen un fin - para, así, mantener las condiciones apropiadas para su propia existencia.

Pero esto fue respondido sabiamente por Lovelock, quien propuso un modelo matemático sencillo al que llamó “el mundo de las margaritas”: este mundo era una simulación de un planeta similar a la Tierra, en el que habitaban solo 3 especies: margaritas de color negro, de color gris y de color blanco. A esa simulación la sometió a un aumento constante de radiación solar con el tiempo - tal y como sucede en la Tierra. El resultado fue que paralelo a este aumento de radiación, el planeta pasó de estar dominado al principio por margaritas negras - que absorben la luz solar - a margaritas grises, y finalmente cuando la radiación solar era más grande, por margaritas blancas. Pasado un umbral de radiación solar, las condiciones serían imposibles para la vida.

Con este modelo sencillo, mostró que se podía concebir un ecosistema que mantuviese las condiciones ambientales constantes y apropiadas – pese a perturbaciones externas; en este caso, un incremento de la radiación solar – para su existencia, sin necesidad de conciencia o de ninguna finalidad de las especies que habiten en éste.

Al exponer esto, me responde de inmediato a la pregunta que me había surgido mientras leía esta teoría; ¿cómo habría sido posible que no nos hubiésemos dado cuenta de que era el planeta quien nos “manejaba a su antojo”? Simple. Somos parte de un proceso, del cual nosotros no tenemos conciencia alguna, que nos mantiene con vida a nosotros como al resto de las especies. Todo esto suponiendo como acertada y aceptada la teoría de Gaia.

Ahora bien, si lo analizamos desde un punto de vista cristiano, lo lógico sería creer que Dios nos dejó la misión de dominar este planeta y construir el Reino de Dios en la Tierra. Y que todo el resto de su creación es “para nosotros”. O sea, para que podamos “aprovecharla” para bien y para la construcción de este Reino antes mencionado. Viéndolo así, el sentido de la vida para nosotros estaría claro. Construir el Reino de los Cielos aquí en la Tierra.

Pero qué sucede con aquellos que no son cristianos. Es entonces cuando esta respuesta (que para mí es la acertada, la que concuerda con mi filosofía de vida) no me deja satisfecho, ya que mi objetivo es intentar abarcar la mayor cantidad viable de posibilidades y/o puntos de vista, para así tener una respuesta que pueda dejar satisfechos a todos, o por lo menos a la gran mayoría.

Respondiendo a la pregunta de ¿por qué buscamos dominar el mundo?, creo que es por miedo, además de la ambición de querer más poder cada vez, tal como mencione unos párrafos más arriba. Miedo a ser controlados. Ya que, de ser así, perderíamos nuestra condición de seres libres, condición que a veces es muy pasada a llevar por nosotros mismos y que tampoco respetamos hacia las demás especies.

Aunque si lo pensamos bien – y esto con respecto a la crítica de Carlos Candía – a la vez que queremos ser los dominantes, también queremos o estamos siendo dominados. Suena algo raro, pero es totalmente factible. Usando los mismos ejemplos que Candía usó en su crítica, están los cristianos, quienes son “dominados” por Cristo, los budistas quienes son “dominados” por Buda, y así con las distintas “dominaciones” que podamos encontrar.

Algo que se me olvidaba, es que, cuando hablé sobre el por qué queremos ser Dioses, me faltó mencionar otra posible respuesta, la cual es que hacemos esto para superarnos a nosotros mismos como especie. Llega un momento en que no estamos satisfechos con lo que somos y queremos “crear” nuevas cosas – tal como lo haría un Dios – que sean mejores a nosotros. Mejores en el sentido de que puedan resolver problemas con mayor facilidad que nosotros y que también sean más eficaces en los trabajos varios.

Y es aquí donde puede entrar, nuevamente, lo de que el hombre, al estar hecho para el fracaso, impulsaría su destrucción. Y esto lo digo porque, al querer superar todo lo que hemos logrado hasta el momento, buscaremos ser Dioses, pero va a llegar un punto en el que ya no vamos a saber que más inventar y vamos a querer más y más, de tal forma que lleguemos a una desesperación y un caos total por no saber qué hacer, llegando a la autodestrucción del ser humano como especie.

Esto podría traer consigo, a su vez, otro gran problema para la humanidad. Y quizás realmente nos convirtamos en “Dioses”. Pero uno nunca sabe si en un futuro estas creaciones se revelan ante nosotros tal como lo hizo el hombre con su Dios – Adán y Eva al comer la manzana se revelaron, de cierta forma, contra Dios. Esto podría producir grandes cambios en la vida de nosotros los humanos. Porque si se supone que estamos creando, inventando “cosas” mejores que nosotros, estos inventos no tendrían problemas en dominar nuestra y las demás especies o incluso peor, podrían llegar a destruirlas junto a nosotros.

Es un poco desalentador pensarlo así, pero nadie nos asegura nada en esta vida (a excepción de la muerte, que es lo único seguro en esta vida). Algunas personas ya han tratado de responder a esta interrogante, tales como los creadores de la película Matrix o como los creadores de la también película, Yo Robot. Las dos nos muestran un futuro no muy alentador para la especie humana (a pesar de que el final de ambas películas es un típico final feliz, donde los humanos salen vencedores), ya que de no hacerse algo pronto las máquinas se revelarían en nuestra contra ocurriendo lo que mencioné con anterioridad.

Pero no solo hay que verle el lado negativo a estas creaciones. También tienen su lado positivo. Por ejemplo podría ser que estas invenciones humanas sirvan, algún día, para calmar o incluso revertir el deterioro del medio ambiente – aunque como vamos sólo lo estamos destruyendo cada vez más, ya que todo lo que inventamos contamina la atmósfera y la capa de ozono, las cuales van a terminar destruidas, lo que culminaría con la especie humana, como también con muchas otras.

Ahora cabe preguntarse qué sería del planeta sin el hombre (esto a raíz de la crítica de Felipe Jara). A mi parecer, el mundo no sería mejor ni peor, tan sólo “sería”. O sea, a lo que voy con esto es que si no existiese la especie humana el mundo no tendría tantas modificaciones – tanto para bien como para mal – como las que tiene hoy en día con la existencia de nosotros. Lo que no quiere decir que seamos un estorbo, simplemente somos una especie más que habita este Planeta tan grande y de tan variadas especies, las cuales, a mi criterio, tienen el mismo derecho de vivir libres tanto como nosotros. Y es aquí por donde guiaré mi respuesta a la pregunta base de este trabajo.

Pero no todavía, ya que aún me faltan aspectos por tomar en cuenta en esta tesis, los cuales van a poder guiarme hacia una respuesta que satisfaga a la mayoría, ya que no quiero que sea solamente para mí, pero eso quedará a criterio de cada uno, por lo que mucho no puedo hacer, más que mostrar todos los puntos de vista posibles.

Ahora, analizando otra perspectiva, voy a entrar con el tema del existencialismo (tomando en cuenta la crítica y sugerencia de Ignacio Cano). Tema que no va netamente “de la mano” con la pregunta, pero que sí podría ayudar de muy buena manera a contestarla.

Se entiende por existencialismo un movimiento filosófico y humanístico europeo al que se ha atribuido un carácter pesimista; muy preocupado por los problemas más propiamente inherentes a la condición humana, como el absurdo de vivir, el tema del tiempo, la libertad, la relación Dios-hombre, etc. El tema central de su reflexión es precisamente la existencia del ser humano, en términos de estar fuera (a saber, en el mundo), de vivencia, y en especial de pathos o temple de ánimo. En expresión de Heidegger: «el-ser-en-el-mundo». Heidegger, en efecto, se caracteriza, según algunos, por su acendrado pesimismo. Considera al ser humano como yecto (arrojado) en el mundo. (http://es.wikipedia.org/wiki/Existencialismo)

Según este pensamiento de Heidegger, el hombre, como bien dice él, es arrojado al mundo. O sea no está destinado a algo específico más que vivir la vida arreglándoselas a su manera, o sea, creando su propio ser, su propio camino, su propia existencia, lo que reduciría la especie humana a algo menos general que sería el individuo como tal.

Si tomamos al individuo solamente, separado de la sociedad y de la especie humana, podemos decir que éste sería mucho menos fuerte que otro animal de diferente especie (por ejemplo un león). Y si los ponemos a ambos en un campo de batalla a combatir cuerpo a cuerpo, creo que la victoria sería fácil para el león. Esto nos demuestra que, en este caso, el león sería quien dominaría al hombre y no al revés.

Es aquí donde la tecnología toma un peso muy importante, porque si a esta pelea, entre el león y el humano, le agregamos algo de ésta, como un arma, de seguro que será el hombre quien gane, ya que es éste el que tiene mayor probabilidades de derrotar con mayor facilidad a su adversario.

Quizás sea valido también decir que estamos viviendo en tiempos donde el más fuerte es el que gana, el que domina, el que gobierna este planeta. Pero aquí el hombre sin ser el más fuerte “de manera natural” es quien gana, “supuestamente”, gracias a la tecnología que ha construido el mismo hombre.

Pero al ser construida por el mismo hombre – y haciendo referencia nuevamente a la crítica de Ignacio Cano y usando sus mismos ejemplos para tratar de no tergiversar sus palabras – esta tecnología podría perfectamente ser algo natural, tal como lo son los nidos de los pájaros o las herramientas usadas por los monos.

Aunque si lo vemos así, también podríamos hacerlo a la inversa, y no considerar los nidos ni las herramientas de los monos como algo natural. Pero ¿qué es lo natural? Creo que la respuesta a esta pregunta me serviría mucho para poder aclarar la duda de si la tecnología cabe en esta definición o no.

Lo natural viene de naturaleza. Por lo que se deduce que tiene que ser algo relacionado con ésta. He aquí algunas definiciones de lo que es natural, según la RAE.

1. Perteneciente o relativo a la naturaleza o conforme a la cualidad o propiedad de las cosas

2. Hecho con verdad, sin artificio, mezcla ni composición alguna.

3. Dicho de una cosa: Que imita a la naturaleza con propiedad.

4. Que se produce por solas las fuerzas de la naturaleza, como contrapuesto a sobrenatural y milagroso.

Analizando cada una de estas significaciones que la RAE le da a “natural”, y relacionándolo con lo mencionado con anterioridad, creo que es bastante difícil poder hacer encajar la tecnología con lo natural. Por ejemplo, con la segunda definición, no cabría para nada, ya que la tecnología es algo que necesariamente mezcla muchos componentes para lograr una mejor invención.

Ahora bien, con respecto a la tercera enunciación, creo que se podría acercar un poco más. Esto, debido a que mucha de nuestra tecnología se basa en la naturaleza como fuente de inspiración. Un ejemplo de esto es la tela de araña, la cual fue la base para inventar el nylon, una fibra textil sintética. La araña fabrica, día tras día, una cantidad de tela que puede llegar a soportar millones de veces su propio peso. De igual manera el nylon, por su resistencia, se emplea en suturas quirúrgicas, por ejemplo. Según esta definición, entonces, la tecnología si sería algo natural.

Creo que si nos pusiésemos a analizar profundamente cada una de las definiciones que hay de natural, en vez de aclarar dudas, nos surgirían cada vez más, por lo que lo dejaré hasta aquí.

Tengo que dejar en claro que para mí la tecnología no cabe dentro de lo posiblemente natural, ya que, al ser algo creado por el hombre y, a pesar de que sea con artefactos naturales, no es algo propiamente de la naturaleza, por ende no la podemos catalogar como tal. Siguiendo con el mismo ejemplo que mencioné un poco más arriba, la araña posee la cualidad y los elementos necesarios para construir la tela de araña. Nació con esto, por lo que es parte de su naturaleza, es algo netamente “natural”. En cambio la mayoría de los inventos del hombre están hechos con algo que no es suyo, algo que tuvo que crear influenciándose fuertemente en lo “natural”.

Otro aspecto que me falta por revisar y no menos importante, para así poder dar una respuesta a mí pregunta, es el ético.

Creo que definir lo que es ético es de gran importancia para comenzar a analizar la pregunta desde este punto de vista. La ética es una parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. Es necesario diferenciar entre los términos “ética” y “moral”. Aunque frecuentemente son tomados como sinónimos, se prefiere el empleo de la palabra moral para designar el conjunto de valores, normas y costumbres de un individuo o grupo humano determinado. La ética, en cambio, es el proyecto de crear una moral racional, “universalizable” y, en consecuencia, transcultural. Por ende, la moral constituye la ética.

Si pensamos en este tema, siempre estamos llenándonos la boca con palabras bonitas y discursos llenos de trasfondos sociales que tienen que ver con esto. Sin embargo, a la hora de llevarlo a cabo, muchas veces queda en nada. Siempre hablamos de justicia, de igualdad, la libertad, entre otras cosas. Pero no somos capaces, muchas veces, de respetar esto ni siquiera con nosotros mismos.

¿Qué tiene que ver esto con las demás especies? Simple, éstas también, a mi parecer, tienen derecho a vivir, derecho a ser libres – aunque sea a su manera – derecho a una justicia. Entonces quién nos da el derecho a quitarles todas estas cosas me pregunto yo. Las otras especies son iguales que nosotros. Iguales en el sentido de que todos somos parte de un mismo planeta, todos somos habitantes de un mismo lugar y que si queremos hacer de este lugar un “hogar”, debemos saber relacionarnos de la mejor manera. Pero si nos creemos, o cualquier otra especie se crea la especie dominante, creo que no llegaríamos a otro lugar más que la destrucción masiva de todos. Pero esto es algo que muchos de nosotros aún no entendemos. Incluso hay algunos que ni siquiera respetan a los de su misma especie, algo que, para mí, es totalmente reprochable, y si no son capaces de esto, menos lo serán de respetar todos esos derechos para con las demás especies.

Es por esto que creo que, según este punto de vista, nadie es más que otro, o sea nadie sería dominante ni tampoco, por ende, sería dominado (a excepción de Dios y/o cristo para los cristianos, pero eso no influye en la totalidad de la respuesta por lo mencionado unos párrafos más arriba).

Para concluir, quiero decir que mi respuesta a la pregunta, luego de analizar todos estos puntos dados a conocer, ha cambiado con respecto a lo que pensaba en un principio. Yo creo que en este planeta no hay raza y/o especie dominante. Creo que simplemente somos parte de un todo. O sea, que todas las especies formamos, en conjunto y en su totalidad, este planeta Tierra del cual todos somos parte y todos, a mi entender, tenemos el mismo derecho de habitar de manera plena. Somos, a fin de cuentas, una gran especie, la especie que habita este planeta llamando Tierra. Especie que, por lo demás, tiene que aprender a vivir respetándose entre sí, aceptando las diferencias entre una raza y otra. Sin intentar dominarla ni someterla para su propio bien, como ha venido siendo, en muchas ocasiones, hasta hoy en día.

Quiero decir, también, que el trabajo me ha dejado bastante satisfecho, ya que pude conocer distintas posturas acerca de este tema, algunos temas que, por lo demás, eran desconocidos para mí. Esto me sirvió, también, para poder analizar un poco el trabajo que ha desarrollado la humanidad con respecto a su medio ambiente y a los demás habitantes de este planeta y cómo se desenvuelve en esto. A su vez, logré comprender un poco mejor al hombre, ya que pude ver de distintas perspectivas el pensamiento de éste con respecto a este tema.

Además, y como algo “anexo” al tema central, pude ahondar un poco en el sentido de la vida, el sentido de la existencia humana, pero no solamente desde un punto de vista, si no que de varias posturas lo que me ayudó para poder asimilarlo con la pregunta inicial, ya que pude darle un enfoque distinto en el sentido de vivir y convivir todos como un “todo” (que vendría siendo el planeta en el que nos desenvolvemos; la Tierra), tal como mencione con anterioridad.

Esta respuesta creo que es la más acertada, ya que en lo personal no me siento dominante ni superior a nadie, a ningún ser vivo que habita este planeta. Creo que todos somos iguales en términos generales, pero cada ser es único e irrepetible, por lo que nadie puede quitarle esa condición a otro ser vivo. Nadie le da el derecho de cometer tal acto a nadie.

Ahora, viéndolo de un punto de vista cristiano - que sería mi respuesta, como cristiano que soy, con respecto al tema, que creo que no está demás dejarla en claro – creo que todas las especies estamos aquí con un fin, el cual sería construir el Reino de los Cielos aquí en la Tierra, construir un Reino donde todas las especies podamos vivir en comunidad y relacionadas de manera tranquila y pacífica. Es algo que para muchos puede sonar muy utópico, pero si ni siquiera son capaces de imaginárselo entonces menos lo podrán construir. Es algo muy parecido a lo respondido anteriormente, sólo que aquí con un carácter más religioso, tomando en cuenta lo que sería Dios y todo lo que esto conlleva.

Por último decir que el realizar este trabajo me permitió también mirar la vida con un enfoque distinto. Ahora creo tener un poco más de herramientas y argumentos para poder lanzarme al mundo exterior para comenzar a realizar mi proyecto de vida. Para comenzar a construir un mundo mejor, un mundo donde podamos vivir sin importar las diferencias y dejemos de lado todos los prejuicios y juicios que tendemos a tener y también a enseñarle al mundo que no tenemos que tener miedo ni vergüenza a demostrar lo que somos al resto del mundo. El primer paso para este mundo mejor es empezar a mostrarnos a los demás tal cual somos, a ser verdaderos, a ser únicos y no dejarnos llevar por lo que los demás dicen de uno ni de lo que dicen de lo que se debe hacer.

5 comentarios:

Teoría del Conocimiento dijo...

- La idea de raza dominante puede no ser necesaria, tal vez somos simplemente parte de la naturaleza, no podemos llegar a conocer completamente esta, que tal si todo lo que hacemos es parte del ciclo natural (aun su destrucción y la nuestra, como mencionas en cierta parte relacionándolo con lo del eterno retorno), sin necesariamente aceptar la teoría de Gaia, a lo que me refiero es que hagamos lo que hagamos, seguimos siendo naturaleza, y todo lo que creamos, toda la tecnología, podría decirse que también lo es(así como son parte de la naturaleza los nidos y las herramientas de los monos)

-No somos necesariamente superiores a las otras razas, solo hemos evolucionado de forma diferente, desarrollamos nuestros cerebros y nuestras manos, pero si piensas en el humano solo (separado de la sociedad), es inferior en muchos sentidos a otros animales

-Podrias revisar tal vez las ideas existencialistas u otras similares, de cómo el hombre es lanzado al mundo sin sentido alguno y va creando su propio ser, si pensamos de esta forma podemos dejar de tomar como “raza” al genero humano y lo tomamos como individuo, realmente no podemos hablar de cómo la raza humana es superior a otras cuando (y en cierto momento decias algo similar), propiamente no podemos tomar a la raza humana como algo colectivo.

-Una cosita que te podria servir con lo de la teoria de Gaia: El calentamiento global podria ser de cierta manera un ejemplo de la autorregulación del ambiente.

Ignacio Cano, 3ºC

Teoría del Conocimiento dijo...

“Todo esto me crea la siguiente pregunta, ¿cuál es el verdadero fin de estos inventos, facilitar y alargar nuestra estadía aquí, o acabar con nosotros mismos? Son estos “detalles” los que me ponen en duda de si somos realmente la raza dominante, ya que, si vemos al resto de las especies, notamos como se defienden entre ellos cuando son atacados por otra raza, lo que debería ser un ejemplo para nosotros, que supuestamente dominamos a las demás razas.”

No entiendo la comparación que haces de los “detalles” y los animales, también hay como una redundancia de a cual no explicas buenas razones de porque somos una raza dominante.

Podrías explicar que porque el hombre busca controlar el mundo y porque lucha contra la muerte.

En la siguiente pregunta ¿por qué somos nosotros los que nos tenemos que adaptar a un mundo en el que las demás razas no? Encuentro que las demás razas también al igual que nosotros están sometidas a una adaptación que puede ser provocada no principalmente por nosotros los seres humanos si no por la naturaleza la cual puede dominarnos a nosotros.

También quiero decir que los seres humanos dependemos de el planeta, el entorno, la naturaleza de la cual debemos adaptarnos como cualquier raza.

Teoría del Conocimiento dijo...

Crítica de Felipe Jara:

1.- Si Dios dejó a las demás especies para nosotros según el antiguo testamento, ¿no deberíamos seguir esta lógica si fuéramos cristianos?

2.- Podrías hablar de cómo se nos revelarían nuestras propias creaciones. Por ejemplo e matrix, cuando los robots se revelan hacia los humanos, debido a que éstos dejaron a un lado a las máquinas y las segregaron siendo su propia creación. Habla de la falta de responsabilidad de los hombres sobre sus creaciones y de la falta de responsabilidad hacia el sometimiento que ha hecho frente al resto de las especies.

3.- Pero. ¿Por qué queremos ser Dioses?

4.- Me gustaría que ahondaras en que se ha transformado el sentido de la vida en esta sociedad que a tu parecer se ha ido deshumanizando (o desnaturalizando).

5.- Al parecer has perdido toda confianza en la humanidad, pero ¿Qué sería del planeta sin ésta? ¿Sería un mundo mejor donde las demás especies vivirían mayormente tranquilas y dominando el planeta? ¿Somos un estorbo para el resto de la creación de Dios?

6.- ¿Qué es inteligencia?

7. respecto a la teoría de Gaia: Si somos catalogados como seres racionales y nos segregamos del resto de las especies, ¿Qué pasa con nosotros? ¿No somos parte de la tierra ni del hábitat y somos una especie “Extranjera?

Unknown dijo...

A ver, veamos:

primero debo decir ue me gustó tu tesis, claro al principio tomabas muchas ideas y no concluias mucho, y como decias no eran 100% útiles. Ojo con eso, puedes hacer variado uso, y expandir solo con lo que te sirve. Otra critica es mas o menos la redacción, pero eso es otra cosa.

La verdad es primera tesis que leo y verdaderamente trabajas bien, ahora espero saber si la teoria de gaia no es aceptada ni acertada que sucedería con el hombre.

- Algunas cosas que me surgen al leer tu tesis: jajajaja, te va a soanr media repetida ¿Somos la raza dominante?... no en verdad no.
La verdad pensé en el tema de la competencia, donde gana el que es mas fuerte ( en la naturaleza, por un recurso que es escazo, como la reproduccion o el territorio). Los rinocerones, alces, y toras especies también se destruyen entre si, para poder tener el liderazgo, y algunas terminan en muerte. Podemos analogarlo con una elección presidenciál, incluso con los golpes militares, no se si me entiendes, me refiero a que no solo somos los humanos quienes nos destruimos a nosotros mismos, tienes ahí un pensamiento antropocéntrico (cuidado por mi parte).
-Fracaso, muy buen tema, que bueno que lo hayas tocado. Pienso de alguna manera que esto tiene solamente que ver con como nos manejamos a nosotros mismo, con una dominación propiamente de TI. Y lo que te queda es una desason( dezason, desazon??) contigo mismo. estas viendo todos los puntos de la DOMINACION, para poder entender la dominacion de otros, muy bien.
- Lo que mas se me viene a la mente es que incluso cuando pensamos que nosotros dominamos a a las demas "razas" o "especies", siempre terminamos siendo dominados. Supongamos, esta la especie cristianos, dominada por la especie y unico exponente "Dios". Esta la especie "Budistas", dominada por la especie "Buda". Esta la especie "comunistas", Dominada por la especie "Ideas o resquicio de Marx". Entonces ¿Somos dominantes, y la vez buscamos ser dominados?"
- Volviendo al tema con los animalitos, podría decir, que un tiburon es el dominante en el agua, incluso si no tenemos tecnología nos domina a nosotros. Quizas la especie dominante se llame "tecnología".


Gracias Melo por compartir tu tesis, me gusto mucho, y ojala sigas haciendo buen trabajo...


Carlos Chandía 3ºC

Teoría del Conocimiento dijo...

Joaquin Abbott
Estas son las observaciones que te hice, espero que te sirvan:
Un detalle que debes corregir, y es que no existe una raza humana, existe una especie. La raza e una distinción dentro de una especie. Un ejemplo de ello es cuando se consideraba a quienes tenían la tez negra como una especie distinta a los que la tenían blanca.
¿Y cual seria a lo que debería aspirar el hombre, sino no es el fracaso mismo de llegar a la meta con ansias? Mi parecer es que es distinto hacer las cosas con un sentido que sin el, ya que, si hacemos las cosas con un propósito, aun el de llegar a la meta, luego sabremos o se nos será más fácil decidir que hacer. Personalmente, el alcanzar una meta no me deja satisfecho, por lo que busco, luego de alcanzarla, otra aun más difícil de alcanzar. Entonces, creo que si somos fracasados o no, dependerá de si tenemos o no un sentido a nuestra vida, ya se si es creado, colectivo, individual o existente desde un inicio.
Podrías explicitar a que te refieres con desnaturalización, o sea, cual era el estado original del hombre del cual salimos. Eso te daría mucho. Y como respondería a la afirmación de que el hombre es por naturaleza un ser social, como no regirse por ella.
Según lo que entendí de Nietzsche la especie humana seria el factor encargado de provocar la destrucción de las demás especies y del mundo.